Universidad de Oriente: mambisa, rebelde y fidelista

El empeño precursor de un grupo de jóvenes intelectuales deviene hoy savia nutricia y remanso del conocimiento, la ciencia y la conciencia.

A lo largo de su existencia, la Casa de Altos Estudios ubicada en la provincia de Santiago de Cuba, formó más de 63 mil profesionales cuya impronta disemina el prestigio del centro en cualquier rincón de la isla y más allá de sus fronteras.

La historia recoge la fecha del 10 de octubre de 1947 como el nacimiento de la Universidad de Oriente, en acto solemne realizado en el Gobierno Provincial de Santiago de Cuba y donde se colocó la campana del ingenio Demajagua, y cuya génesis se encuentra en el antiguo Seminario San Basilio el Magno, creado en 1722.

La materialización de ese proyecto tuvo como razón de ser la acción de un grupo de hombres y mujeres santiagueros que reclamaban el nacimiento de un centro docente superior para las exigencias de progreso de la región oriental de Cuba durante el período de la postguerra mundial.

La primera matrícula fue de 170 alumnos en las carreras de Educación, Filosofía y Letras, Derecho, Ciencias Comerciales e Ingeniería Química Industrial, y su sede inicial fue la entonces Escuela de Comercio.

Más allá de su función primordial, como formadora de profesionales con una elevada preparación revolucionaria, ética y científica, la UO muestra una impresionante hoja de servicios a la nación.

En aquel contexto convulso, la Universidad de Oriente se colocó a la vanguardia de la vida nueva, y del cambio del status quo imperante que requería la mayor de las Antillas.

En el fragor de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, la comunidad universitaria santiaguera tuvo un papel protagónico. En 1956 fueron cerrados sus espacios debido al apoyo inestimable de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de Oriente y sus profesores, al Movimiento 26 de Julio y a la lucha armada en la Sierra Maestra.

De las aulas de la UO salieron figuras imprescindibles de la historia nacional que se suman a los cientos de intelectuales y profesionales reconocidos dentro y fuera de la isla.  Aquí sus mártires escalaron al peldaño de la inmortalidad: Frank País y Josué País, Pepito Tey, Enma Rosa Chuy, Eduardo Mesa y Juan Bosch Soto; también brillaron los revolucionarios Vilma Espín, Belarmino Castilla, Jorge Serguera, Willy Hodge, Jorge Ibarra Cuesta, Albero Muguercia y Oscar Lucero, entre otros.    

Con un reconocido quehacer científico y docente, la Universidad de Oriente forma parte de 27 redes internacionales de investigación y ha firmado convenios con 39 países, sin dejar a un lado que también se encarga de formar los recursos humanos y profesionales de otras naciones, y cuenta con varios centros adcriptos que contribuyen al desarrollo nacional.

Actualmente, cuenta con 13 facultades y se distribuye en tres sedes principales: «Antonio Maceo», «Julio Antonio Mella» y «Frank País», y ocho centros universitarios municipales. 

Destaca en la celebración del 70 aniversario de la UO el slogan «Haciendo historia con talento y corazón», inspirado en una frase del Héroe Nacional José Martí, y que remite a un sentido colectivo de acción, que involucra la realización personal de estudiantes, profesores, docentes y trabajadores, así como también a la propia obra de la institución.

Y sobre el papel histórico del plantel santiaguero, es ineludible el peso que tiene para Cuba, enfrascada en la construcción de un proyecto social socialista próspero y sostenible, a lo que se incorpora una gran tradición pedagógica y la forja del carácter y la conciencia de hombres y mujeres con vocación humanista y revolucionaria.

Principio que sembró el eterno Comandante en Jefe Fidel Castro, quien mantuvo una relación especial con la Universidad de Oriente, un bastión de ciencia y conciencia como pilares sólidos de la Revolución Cubana.   

 

 

 

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