Washington siempre se queda con las ganas…

Uno de los ejes de esa parafernalia tecnológica es la ciberdisidencia, una forma descabellada de enviar al campo de batalla ideológica a soldados fáciles de desarmar, aunque sus proyectiles no hacen mella en la sólida coraza de la Patria de José Martí y de Fidel Castro.

Los entuertos de la Casa Blanca para utilizar la Internet como vía expedita en el enfrentamiento abierto a la Revolución Cubana, constituyen otra de las facetas de la política norteamericana, esta vez apoyándose en las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs).

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) diseñó varios proyectos subversivos en la Internet y las redes sociales que conllevan al desglose de sumas millonarias de dólares estadounidenses en la creación de organismos, la instauración de premios a nombre de la democracia y la libertad de prensa, y el reclutamiento de blogueros para que descarguen su odio visceral y dieran una falsa imagen ante el mundo de que en nuestro país no hay cabida a la polémica y la libertad de expresión.

Siempre se repite la historia, cada vez que Cuba propina un duro revés. La CIA, la Casa Blanca, el Departamento de Defensa y toda la superestructura imperial, fracasan en su vano deseo de borrar el prestigio y la fortaleza moral de la mayor de las Antillas. Las verdades son irrefutables y dolorosas para Washington, que siempre se queda con las ganas de hacer daño…

 

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