Montaje de un noticiero

Antes de entrar directamente en la explicación de cada uno de los eslabones que imprescindiblemente deben intervenir en la cadena para el montaje y transmisión de un noticiero, conviene formular algunas observaciones.

Un noticiero es un compendio informativo de lo más importante acontecido durante las últimas horas, y cuenta con la posibilidad de ampliar informaciones procedentes de otros espacios, tales como boletines que no lo posibilita por sus características.

La observancia de la dramaturgia de la información y la alta realización técnico-artística, es consustancial a este tipo de programa. Como cualquier otro, un noticiero requiere de una buena dosis de sensibilidad, de modo que se haga atrayente, sugerente y dinámico, cumpliendo con los principios que rigen la comunicación social.

Es rigurosamente necesario que el director de un noticiero cuente con el máximo de información posible de todos los ámbitos. Ello contribuye de manera notable a obtener buenos resultados. Lo contrario sería, por elemental lógica, dar la espalda a sus funciones vitales.

Si hemos afirmado que un noticiero implica una alta realización, es obvio que su director sea el primero en contar con suficiente sensibilidad para lograrla.

Un director de noticiero y un jefe de redacción en la práctica, y por necesidad insoslayable, deben constituir un binomio insustituible. Sin tal unión, intercambio de criterios, coordinaciones, mecanismos, determinación de materiales, etc., no se logra la eficiencia. Incluso es perfectamente posible la acertada sugerencia de cualquier periodista, preocupado también por la calidad del noticiero.

Un buen jefe de redacción tiene que garantizar la máxima rigurosidad y exigencia, principalmente en cuanto a la revisión de los trabajos periodísticos. Sería altamente nocivo y contradictorio que desconociera el grado de calidad con que cuenta cada material en aspectos tan vitales como redacción, interés, actualidad, lenguaje radial y reiteración de elementos principales, entre otros aspectos.

Un noticiero debe responder a los máximos intereses de su propio entorno, es decir, nacional, provincial o municipal. Por su parte, la información extranjera puede y debe estar presente independientemente del nivel de la emisora, pero en magnitud apropiada y bajo el criterio de una rigurosa selección. En todos los casos será breve y nunca sobrepasará en número a su propio ámbito.

La improvisación, la superficialidad y la espontaneidad son enemigos declarados del noticiero, con independencia de transmitirse en vivo. Por tanto, esta verdad exige por sí misma habilitar un guión técnico del mayor nivel profesional que posibilite una proyección eficiente y a su vez una transmisión al aire de gran eficacia comunicacional.

Expresadas estas observaciones introductorias, pasemos a detallar los pasos o eslabones que imprescindiblemente deben tenerse en cuenta. Estos son: preparación, transmisión y postransmisión.

Preparación

Llegar oportunamente. El director debe garantizar asumir sus funciones con tiempo de antelación suficiente. No es concebible que, por hábito, llegue diez o quince minutos antes del inicio de la transmisión. Esto puede lesionar los intereses de la emisora, el programa y, por supuesto, a la población, sumándose a lo anterior la pérdida de autoridad, y la desorganización natural que se produce cuando hay premura excesiva para hacer en 10 ó 15 minutos lo que se necesitaría lograr en mucho más tiempo.

Conocer la política editorial de la emisora. Este es el principio primero y básico. Surge como una consecuencia lógica de aplicar lo instruido en la política de programación de la radio y la televisión, los lineamientos del Partido y, naturalmente, el perfil específico de cada emisora, sumándose los intereses particulares que operativamente debemos informar por razones imprevistas. Todo ello consignado y adecuado en el plan temático de la emisora. Por tanto, el conocimiento del plan es una obligación general y particular en la que están involucrados todos los cuadros de la información, directores de programa y periodistas, pues esta política y su plan constituyen, de hecho, los cimientos de nuestro trabajo.

Revisar todos los materiales escritos. Someter a una rigurosa revisión toda información que aporten redactores, reporteros, agencias de prensa, emisoras, por vía telex o telefónica, colaboradores, etc. Todo material revisado debe contar con actualidad, interés, redacción apropiada al medio y correspondencia con los intereses temáticos de la emisora. Cuando no se cumplan estos requisitos se procederá a rechazar u orientar su reelaboración según el caso.

Solicitar necesidades al redactor. No siempre es prudente o recomendable transmitir en toda su extensión determinadas informaciones. Esto hace aconsejable, por ajustar tiempo u otra razón, orientar al redactor necesidades específicas en cuanto a reelaboración, número de párrafos, tiempo, etc. En este eslabón deben incluirse informaciones emitidas por corresponsales voluntarios que, contando con los elementos imprescindibles, no posean una redacción profesionalmente adecuada. En este caso se procede a elaborar nuevamente brindando el crédito correspondiente, siempre que la información cuente con suficiente interés.

Escuchar grabaciones. Ninguna de las grabaciones debe ser transmitida si antes no fue objeto de una escucha detenida. En ésta será necesario evaluar todos los aspectos posibles de índole profesional (actualidad, interés, lenguaje…), así como del orden técnico (audible, sin ruidos parásitos ni baches, voces adecuadas, etc.)

Seleccionar titulares. Este es un paso que no debe estar regido por el esquema ni el mecanicismo, dado que el caudal de lo más importante puede variar de una a otra emisión. Por tanto, no se trata de contar siempre con dos, tres o cuatro titulares, sino sencillamente, de seleccionar del conjunto lo más relevante sin extremos por defecto o exceso.

Otro elemento que debe tenerse en cuenta es el nivel de la emisora. En este caso la mayor representación de titulares debe corresponderse con el nivel en cuestión, bien sea nacional, provincial o municipal. Lo contrario sería, por razones excepcionalmente justificadas, como pueden ser intereses de la nación de máxima connotación.

Garantizar informaciones permanentes. Como es conocido, existen informaciones que cuentan con garantía de audiencia, y realmente constituyen necesidades de la población, y por lo tanto deben ser consideradas en cada una de las emisiones. Nos referimos a deportes, estado del tiempo, efemérides y culturales.

En el caso del estado del tiempo y las efemérides, es recomendable su transmisión durante los primeros minutos de la emisión, y en cuanto a espacios culturales no necesariamente tienen que ocupar los últimos como habitualmente sucede. Al efecto no olvidemos que la información cultural puede y debe jugar un papel importante en el balance de la intensidad o la yuxtaposición, y por tanto concebirse en cualquier momento de la transmisión.

Seleccionar materiales objeto de promoción. Como sabemos hay trabajos periodísticos que por su alto interés para la población y la emisora merecen una atención especial. Esta razón nos obliga a una adecuada promoción que, sin espectacularidad indebida, logre motivar a la audiencia para su posterior escucha. En este sentido debemos ser sumamente cuidadosos para no promocionar materiales que no cuenten con alta relevancia ya que, obviamente, podemos defraudar a la población.

Encargar trabajos periodísticos. En muchas ocasiones se comprueba pobre representación de municipios y provincias por la falta de previsión al respecto. Por ello es recomendable encargar trabajos específicos del plan temático a emisoras, estudios municipales y corresponsales, de modo que se evite el vacío indeseado. Lógicamente, la aspiración no puede ser la representación de todos en cada emisión; sin embargo, lo inadmisible sería la ausencia total durante varios días consecutivos.

Contar con cobertura de trabajos de géneros. La carencia parcial de suficiente caudal informativo para una emisión no debe sorprender a directores y jefes de información. En prevención de estos posibles casos debemos contar con suficiente cobertura de géneros que garanticen actualidad, aunque no obligatoriamente la máxima inmediatez. Esta cobertura, por supuesto, es totalmente independiente de la necesidad de incluir trabajos de género de manera habitual y permanente en cada emisión.

Lograr adecuado balance de los grados de intensidad de la información. Para mantener la curva de interés es recomendable la utilización más adecuada de la baja, mediana y alta intensidad de la información. Sería lamentable, por ejemplo, un bloque de materiales de baja intensidad, pues por lógica causaría tedio.

Utilizar la yuxtaposición dialéctica de la información. Este método permite obtener buenos resultados, ya que la emisión se muestra más coherente y ordenada.

Preparar autopromociones, promociones, mensajes cortos. En este caso es importante contar con diferentes autopromociones grabadas en función de lograr variedad y por tanto amenidad. Estas no excluyen la posibilidad de contar con otras para transmitir en vivo, pero en ambos casos es imprescindible evitar la saturación indebida. Igualmente disponer de promociones y menciones afines al perfil del noticiero.

Determinar avances y resúmenes. En el primer caso seleccionar los materiales que, mediante anuncio simple, podrán ser escuchados en los primeros minutos sin incluir los que fueron seleccionados para promoverlos de forma preferente. En cuanto al resumen de informaciones, podrá transmitirse en una sola ocasión, al final, cuando la duración del noticiero no exceda de quince minutos. En aquellos de mayor duración es posible más de una vez.

Elaborar el guión técnico. Este paso debe ser considerado como inviolable, pues se trata de la proyección técnico-artística del binomio contenido/forma. De ninguna manera deben admitirse formas disímiles utilizadas con frecuencia que contradigan este principio profesional. Igualmente hay que prever espacio en el guión para introducir alguna información de última hora que surja posterior a la hora del cierre.

Celebrar el trabajo de mesa. Esta es una tarea indeclinable y obligatoria cuyo comportamiento llega a reflejar el grado de profesionalidad del colectivo y, en especial, del director. Una primera parte puede ser la simple lectura «en seco» y una segunda y definitiva en voz alta, que le permita al director efectuar las orientaciones y correcciones que estime procedente. Esta reunión se caracteriza por la rigurosidad profesional y no debe ser excesiva en duración de tiempo.

Transmisión

Valorar posibles entradas imprevistas. Durante la transmisión de un noticiero es posible, aún cuando no sea común, la pretensión de que algún corresponsal, colaborador o reportero desee su intervención. En tal caso, el director está en la obligación de evaluar esta posibilidad y adoptar la decisión que considere. En caso de aceptación, la información que se lleve al aire deberá contar, por supuesto, con el máximo de interés y actualidad. De no ser así, el efecto sería nocivo, ya que se rompería el esquema proyectado sin ningún aporte desde el punto de vista informativo.

Mantener autoridad. Las opiniones, sugerencias, discrepancias, etc., tienen previsto el marco de tiempo inmediato anterior a la transmisión, pero nunca durante el tiempo en que sale al aire el noticiero. Por tanto, corresponde al director ejercer el máximo de autoridad para hacer cumplir lo proyectado en el guión. En otras palabras, ningún miembro del equipo realizador cuenta con facultades para promover o ejercer cambios durante los minutos de transmisión. De existir inconvenientes significativos por discrepancias u otras razones, se utilizará otro marco y otros mecanismos conocidos.

Ofrecer hora y fecha. Estos ofrecimientos, aparentemente tan sencillos, son en la práctica detalles muy útiles que la audiencia agradece. Es por tal razón que se impone la necesidad de dar la hora y la fecha frecuentemente, y en cada oportunidad que sea posible. Además, también se justifica en la realización, pues en sí constituye la información de máxima inmediatez y contribuye a la dinámica propia de un noticiero.

Contar con la adecuada apoyatura musical y efectos. La música, en función de apoyo, juega un papel muy importante a los efectos de respaldar y afianzar la información con un sentido verdaderamente creador y artístico. Ello implica que el director del noticiero debe seleccionar con el mayor rigor los cortes apropiados que garanticen tal objetivo, teniendo en cuenta que cada emisión es distinta, y distinta o variables también deben ser los cortes referidos. En el propio sentido hay que cuidar celosamente los acordes musicales que preceden y suceden a cada información, de modo que no contradigan, desvirtúen o ridiculicen el texto.

Lo expresado anteriormente no excluye la posibilidad de contar con un soporte en el que se graben diversos cortes musicales, pero, repetimos, lo más importante es que la música constituya un elemento integrante y valioso en la elaboración del mensaje radiofónico; dicho en otras palabras, es el vínculo o relación entre la información y la música.

Lo planteado es aplicable también a los efectos de sonido que se entiendan necesarios. En todos los casos hay dos variantes conocidas: buscar el corte apropiado valiéndonos de la habilidad y agilidad del operador de sonido, y contar con una edición previa que paso a paso siga el guión técnico.

Post transmisión

Señalar errores y aciertos. Es muy importante que inmediatamente concluido el noticiero se celebre un breve encuentro informal del director con todo su equipo. En esta oportunidad hay que señalar los posibles errores cometidos por parte de cualquier integrante, incluyéndose el propio director como figura de máxima jerarquía.

Igualmente si el comportamiento de la emisión en general o género periodístico en particular resultó impecable y contó con un alto nivel de eficiencia, es lógico que, además de la merecida felicitación y reconocimiento al colectivo, se proceda a sugerir a los efectos de su selección para el festival de la radio.

Elaborar reporte de incidencias. Otra acción inmediata posterior a la transmisión es la elaboración del reporte de incidencias. Los aspectos que se registren en él deben ser concretos y breves, aludiendo únicamente a los principales, sean positivos o negativos. Este registro es muy importante, pues mediante su examen periódico permite que el jefe informativo adopte medidas oportunas a los efectos de corregir posibles dificultades que se mantengan con frecuencias inapropiadas.

Antes de concluir quiero mencionar dos observaciones: Como puede apreciarse, los pasos o eslabones consignados no necesariamente cuentan con un orden riguroso, pues la pretensión, como hemos dicho, es formular los que consideramos imprescindibles. Ello permite reconocer la autonomía propia de cada emisora para no incurrir en un excesivo esquema que a la postre puede resultar perjudicial. También pueden ser muy provechosas las sugerencias y opiniones que nuestros compañeros tengan respecto a lo que aquí he planteado.

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