Del Caribe, de Cuba. Una aproximación (II)

La conquista española sería acompañada de la destrucción, en gran parte, de la civilización original del Caribe, léanse los arauacos, que poblaban las Antillas Mayores y también las Bahamas, así como los caribes, y por ende, los fundamentos culturales y la misma base geográfica antillana.11

De la comunicación que existió entre los aborí-genes de distintas Antillas con los de Cuba, antes y en las primeras etapas de la colonización, se puede constatar en lo escrito por el gobernador Diego Velásquez: «de otras islas mar debajo de éstas […] cinco o seis días de navegación vienen aquí indios en canoas y dan noticias de algunas distantes».12

Un proceso interesante que se produce en el Caribe por la presencia indígena y el cruzamiento con africanos subsaharianos tiene lugar a finales del siglo XVII en las islas de San Vicente y Dominica, donde hacia 1660 existían seis mil caribes.13 En la década de los años sesenta del siglo XX se reportaba la presencia de caribes negros en las islas de Martinica, Dominica y San Vicente, los que habían perdi-do su lengua original.14

Julio Le Riverend concluye así: «El choque de la economía y los instrumentos bélicos europeos con la economía y el ajuar indígenas produjo la destrucción, la pulverización de estos».15

En fin, a partir de la presencia europea los pueblos caribeños debían empezar a hacer o escribir su historia. Bajo una concepción basada en la fuerza y la discriminación, predominarían por encima de todo los valores de la Vieja Europa.

Por otra parte, los europeos que colonizaron las Antillas no fueron laboriosos labriegos o perseguidos religiosos, sino en su mayoría ambiciosos aventureros a quienes movía el afán de lucro.

Hombres violentos que en el Caribe devinieron rapaces encomenderos, audaces contrabandistas, inescrupulosos hateros y plantadores, o fieros corsarios y piratas; hombres que siempre evadieron el trabajo y esclavizaron a otros para que lo hicieran en su lugar.16

Distintos autores han dividido la historia del Caribe en diferentes etapas. A nuestro entender, una de las que quizás se acerca más a la realidad es la que formulan los investigadores Simmons y Guengant y que se recoge en la obra Migrantes latinoamericanos y caribeños, de la autora Adela Pellegrino.

Según ellos, a cada una de las cuatro etapas de la historia del Caribe corresponde un patrón mi gratorio específico.17

Para ellos, la etapa de la esclavitud se caracteriza por la importación forzada de población africana; la etapa de la emancipación, que implicó la huída de las plantaciones hacia otros territorios fuera o dentro de la región; la etapa del desarrollo de nuevas fronteras y de emigración hacia zonas de expansión de las plantaciones de caña de azúcar y de construcción de obras de infraestructura; finalmente, la que sigue a la Segunda Guerra Mundial, que ha sido denominada la etapa del éxodo y se caracteriza por el incremento importante de la emigración hacia los países desarrollados, en primer lugar hacia los Estados Unidos, como respuesta a la demanda de trabajadores en dichos países y al estancamiento de la oferta de trabajo en la región.

En el caso concreto de Cuba, cuya población original fue desapareciendo violentamente, como parte de la colonización, será una isla que se repoblará con gente de otras tierras españolas y africanas. 18 En esa dinámica migratoria hay que precisar que tanto en las Antillas Mayores -Cuba, Jamaica, La Española (República Dominicana y Haití) y Puerto Rico- como en las Menores, lo que nos unifica es la herencia africana, más que una lengua u otra en atención a la metrópoli europea de que se trate.

Continuará.

 

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