por El primer momento de la alocución de Múnera, quien llega al final de su cargo este año, estuvo dedicado a agradecer a Cuba y a su equipo de trabajo por el apoyo durante su ejercicio como Secretario General.
Asimismo, reconoció que actualmente la AEC se encuentra en buen estado de salud e incluso rejuvenecida. En este momento, según comentó, el grupo cuenta con finanzas en orden, una secretaría que funciona, espacios de diálogo consolidados y proyectos de colaboración en áreas importantes.
Recordó además cómo el legado de nuestros antepasados, sus sufrimiento y esclavitud, ha contribuido a conformar las raíces comunes entre los pueblos del Caribe.
Quizá por tanto sufrimiento, nos han legado el preciado bien de la alegría, la capacidad, la manera peculiar de inventar la felicidad, de reír para aplastar la tristeza, subrayó.
Explicó además algunas de los retos que enfrenta el Caribe para su desarrollo. Habló de las desventajas estructurales de sus economías, el tamaño de las poblaciones, el embate de los desastres naturales, el aumento del nivel del mar… Semejantes desafíos solo podrán efectuarse con éxito si los enfrentamos unidos. Estamos avanzando pero no lo suficiente todavía. Esta lentitud en lograr una unidad de propósito ha sido explicada pero no se ha asimilado. Es que no lo vamos a lograr si no concebimos una unidad en la diversidad, señaló.
Explicó también que el sentimiento de unidad del Caribe no solo depende de sus gobernantes, sino de que los pueblos quieran confiar y compartir sus destinos.
“Los pueblos son los que deben comprenden que sus raíces son las mismas. Los cambios solo son posibles cuando los pueblos están dispuestos a llevarlos adelante”, dijo.
Además mencionó la necesidad de que los caribeños olviden la historia mal contada y se acerquen a los escritos de hombres como Martí, Bolívar y Gabriel García Márquez.
Intervención de Alfonso Múnera en la sesión de la VII Cumbre de la AEC.