Las empinadas calles de Santiago conservan sus pasos como estudiante, combatiente y líder, sembrando escuelas, hospitales, fábricas, planes agrícolas, carreteras, centros deportivos, científicos, hogares de ancianos, parques, teatros, dignidad, soberanía y resistencia.
Santiago de Cuba con Frank País dio a Fidel toda su lealtad, haciendo de calles, parques y plazas públicas verdaderos campos de batalla, convirtiéndose la ciudad en una extensión de la lucha armada que se libraba en la Sierra Maestra contra la tiranía batistiana.
“Cuando vengo a Santiago me oxigeno, porque aquí recuerdo los días gloriosos de la Sierra Maestra”, me comentó el Comandante en Jefe en ocasión de una de sus numerosos visitas acompañando a Jefes de Estado a la heroica ciudad.
Fue aquí donde cinco años, cinco meses y cinco días después del asalto al Moncada, Fidel proclamó para Cuba y para el Mundo, el triunfo de la Revolución, para borrar la calamidad, opresión y bochorno en las que se hundía la Patria.
Corresponderá a Santiago de Cuba protegerlo y honrarlo por siempre, con fidelidad a su concepto de Revolución, para que perdure en la eternidad lo que conoció el Primero de Enero de 1959: la Victoria…