Personalidades del mundo envían carta a la comunidad internacional en contra del bloqueo e intentos de desestabilización

La carta la firman los expresidentes latinoamericanos Dilma Roussef, de Brasil; Rafael Correa, de Ecuador; José Manuel Zelaya, de Honduras; y Ernesto Samper Pizano, de Colombia, y fue realizada bajo la iniciativa de Ignacio Ramonet, periodista de España; Hernando Calvo Ospina, escritor residente en Francia; Atilio Borón, sociólogo de Argentina, y de Fernando Buen Abad, filósofo mexicano.

El texto de la misiva, publicada íntegramente en Cubadebate, señala que tan solo el gobierno de Donald Trump emitió 243 medidas que afectan mucho más a la economía de Cuba, buena parte de ellas durante la pandemia del COVID-19, las cuales se mantienen vigentes con el gobierno de Joe Biden y su propósito es asfixiar a la economía cubana y provocar sufrimientos a su población.

«Washington ha desoído con arrogancia la condena anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que exige poner fin a este inhumano procedimiento», señala el documento e informa que desde hace décadas el gobierno estadounidense viene invirtiendo millones de dólares en la creación de disidentes y de opositores, de todo tipo.

Esto resulta irrelevante al interior de Cuba, pero son exaltados por la prensa internacional con el propósito de dañar la imagen de la revolución y así fundamentar la aplicación del criminal bloqueo. «Con ello también busca el aislamiento de Cuba, siendo uno de los objetivos primordiales el que la Unión Europea rompa sus relaciones».

Denuncia que la Casa Blanca no oculta sus propósitos en contra de Cuba y asigna millones de dólares para promocionar la subversión interna, llamando a la desobediencia civil, la anarquía y el caos, con el único fin de acabar con el actual sistema político e instaurar uno que responda a sus únicos intereses.

«Nada le importan a Washington los inmensos logros de la revolución en materia científica que, entre otros, logrará que dentro de pocas semanas Cuba sea el primer país del mundo con toda su población vacunada contra el COVID-19, y con vacunas propias. Aunque Washington hizo hasta lo imposible para que Cuba no pudiera adquirir ni jeringuillas con las cuales aplicarlas», subraya el documento.

Añade que la Casa Blanca, además de contar con la complicidad de la gran prensa corporativa, también se apoya en individuos que desde la Florida, principalmente, arman campañas que llaman a salir a la calle a protestar violentamente con el fin de derrocar al gobierno.

Reconoce también que hacia el interior de Cuba, los sujetos que se sienten respaldados y protegidos por Washington, usando como bandera la difícil situación económica debido al bloqueo (situación aumentada por el COVID, como en todas las otras naciones), llaman a manifestaciones subversivas. «Lo hacen sin importarles las leyes vigentes que prohíben todo atentado al sistema político vigente, como es lógico en todos los estados del mundo. Y mucho más cuando es incitado por una potencia extranjera».

Concluye resaltando que los firmantes de la misiva exigen, una vez más  el cese el inhumano bloqueo contra Cuba, y a que «detenga sus tentativas de desestabilizar a una nación que en ningún momento ha realizado acciones contra su seguridad; que mucho menos se ha inmiscuido en sus asuntos internos, ni llamando a la ciudadanía estadounidense a que subvierta el orden establecido, a pesar de los múltiples y graves problemas sociales internos que tiene esta potencia mundial».

 

 

 

 

 

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