Respeto y solidaridad desde el Código de las Familias (+Video)

Cada familia es un mundo, dice la sabiduría popular, y a la hora de considerarlas, protegerlas y garantizarles las condiciones para su pleno y saludable desarrollo, resulta muy importante el consenso social al que lleguemos sobre los alcances de esa futura Ley, cuyo proyecto sobresale por su carácter abarcador y progresista. 

Lo digo, además, porque ya existe información, e incluso la comentamos aquí, sobre la forma en que tendrá lugar esa consulta, desde el punto de vista organizativo, comenta para Haciendo Radio, el periodista Francisco Rodríguez Cruz. 

Entonces también resulta crucial el clima de diálogo, de comprensión de las diferencias y de predominio de los más nobles sentimientos que consigamos en ese proceso que para nada es simplemente técnico o jurídico. 

E insisto porque en ocasiones hay personas que dicen respetar a las otras, pero en su proyección y aspiraciones desconocen los deseos y necesidades de las demás, en una demostración dolorosa de falta de empatía y solidaridad con la realidad ajena. 

Son valores humanos esos que de alguna forma se presuponen y complementan. El respeto verdadero estriba no solo en reconocer las diferencias que tenemos con alguien, sino también en intentar solidarizarnos con quienes pueden querer o sentir algo distinto a nuestra manera de ver el mundo. 

Y el primer paso para conseguir eso sería escucharnos mejor como individuos y como representantes de diversas posturas, concepciones y maneras de ver y asumir la vida. No oír para enseguida rebatir, sino para tratar de entender, y de ese entendimiento tratar de construir un consenso donde nadie pierda y todo el mundo gane. 

Respetar es también ponernos en los zapatos de la otra persona, aunque tal vez su número no sea el nuestro, ni nos acomode del todo o no nos guste la forma o el color de su modelo. Porque eso no debe implicar que queramos que ese otro sujeto ande descalzo. Y todavía más, nunca debe impedirnos que hagamos todo lo posible, como expresión altruista de nuestra solidaridad, para que disfrute tanto como uno de la comodidad y seguridad al caminar. 

Para que prime el respeto y la solidaridad también constituye una premisa informarnos bien, no dejarnos llevar por bolas ni por miradas sesgadas que, en nombre de falsas generalizaciones o fórmulas que pretenden ser inamovibles, se olvidan de la gente concreta, de quienes no caben en esquemas rígidos distanciados de nuestra realidad social, y pueden estar a nuestro lado en el barrio, el trabajo, la escuela, la casa. 

Démosles a nuestros semejantes entonces todo el respeto que se merecen, junto con toda la solidaridad que seamos capaces. Tenemos la oportunidad de hacerlo, para ser una sociedad mejor, más inclusiva y más feliz.

En video de la ACN: 10 Cambios que propone el Proyecto del Código de las Familias

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