Diciembre se estrenó bien para la radio cubana. El documental sonoro reunió en Sancti Spíritus, en La Casa de la Guayabera, al lado del Yayabo, a maestros de esta especialidad radiofónica. El documental sonoro retrata, pero sobre todo penetra. La historia es el sostén. No se conforma con mostrar, es un género raíz que viaja hacia el fondo. El punto de vista desde el cual se asume la historia es capital a la hora de construirla. El documental sonoro no tiene fórmulas: su marca es la creación.
Para Juan Carlos Roque, radialista güireño cuya estatura internacional es bien conocida, el documental sonoro es “una historia contada con sonidos, con atmósferas, con las vivencias de uno o varios personajes que se desnudan ante el micrófono. El micrófono es nuestra cámara: capta, enfoca, hace el acercamiento. El documental sonoro es un trabajo de autor que permite mirar con otra óptica, la del sonido”.
Ninguna mejor ocasión que esta para presentar el volumen Así suena la vida: historias contadas con sonidos (Roque Libros, 2020), cuya edición tuve el privilegio de compartir con el propio Roque. El volumen agrupa a doce realizadores cubanos y tiene como invitada a la mexicana Karla Lechuga, quienes exploran, cada uno desde diversas ópticas, los conceptos, experiencias y construcción de este género.
El volumen ha sido el resultado de un intenso proceso transmedial: partió de un taller, generó un programa de radio desde una emisora municipal (Radio Mambí, Santiago de Cuba) bajo el pensamiento de que “somos municipios del mundo”. Ganó audiencia territorial, nacional e internacional desde las plataformas digitales, organizó un primer foro y parió un libro.
“Una oportunidad única”
Carlos Figueroa, anfitrión de este Encuentro de Documentalistas Sonoros, realizador audiovisual de larga data y director de la Casa de la Guayabera, destacó que “Así suena la vida, sigue siendo una experiencia inusual en la radio cubana. El documental sonoro ha sido poco reconocido en las programaciones radiales del país, que no está diseñada en la mayoría de las emisoras para aceptar historias de vida que se cuenten más allá de ciertas crónicas o pequeños reportajes.
“Lograr reunir en un mismo texto, experiencias y obras utilizando las ventajas ilimitadas de las tecnologías, es ya en sí mismo un gol en estos tiempos. Encontrarnos en Sancti Spíritus, una buena parte de los autores realizadores, es una oportunidad única».
“Aquí también se escucharon documentos sonoros incluidos en el libro. El consenso logrado entre los participantes para potenciar, desde nuestras dinámicas, nuevas propuestas y comenzar a reconstruir la historia de la Radio Cubana ―sin desdeñar lo ya dicho en buenos textos, pero con muchos matices no descubiertos por la mayoría―, es uno de los mejores acuerdos”.
Entre los participantes de este Encuentro de Documentalistas Sonoros estuvieron, además de la personalidades mencionadas, los radialistas Jairo Alberto Pacheco, Odalys Cid Labrada, Hernán Yglesias Villar, Adrián Quintero Marrero, Michael García Pérez, Lisandra Gómez y la maestra del lente, Belice Blanco Garcés.
Un documental sonoro no se hace todos los días. Es absurdo que un esfuerzo de tal magnitud, pase inadvertido. Se requieren estrategias que impulsen su producción que los visibilicen y justiprecien. Un documental sonoro constituye, en verdad, un registro de la memoria, una obra de arte. Resulta ideal para revelar historias locales de profundo arraigo humano e identitario. Este encuentro en Santi Spíritus, es una apuesta, es una vuelta.
Autor: Reinaldo Cedeño Pineda / Fotos: Belice Blanco Garcés