De música y telenovelas

Hace ya varios años, quizá el último gran intento sobre este tema, nos llegó de la mano de Mayte Vera, con Al compás del Son, un acercamiento extraordinario a nuestra música con memorables actuaciones.

La telenovela, como género audiovisual, combina desde hace bastantes años temáticas que han ido conformando una estética más abarcadora desde la propia historia a contar hasta lo formal, es decir, el cómo decirlo. Derivada directamente de la radionovela y atada a preceptos dramatúrgicos bien previsibles en sus inicios, fue siguiendo el lógico orden cronológico desde lo tecnológico hasta llegar a nuestros días sin el anunciado fin como muchos le vaticinaron.

No fueron pocos los grandes cineastas que se forjaron en sets de televisión o los que, desde el mismo cénit teatral, se sumaron a la realización televisiva, lo cual habla sin dudas del dinamismo y la gestión que se desprenden de la industria de las telenovelas.

Así, una importante zona de escritores para el género ha debido reacomodar o, en muchos casos, revitalizar al musical como escenario ideal de conflictos como propuesta para telenovelas con ese trasfondo.

Dramatúrgicamente existen dos líneas fundamentales de concepción, a mi juicio. Una es el desarrollo de un ambiente musical como trasfondo de la trama y sus situaciones, las cuales pueden tener como eje principal o secundario un determinado matiz o justificación inherente a la música (alguien es dueño de un teatro, o músico, o participa en un show, etc.) y, la otra, es la conocida y certera opción de narrar la vida de un músico o banda que obviamente han triunfado en la vida real.

La industria del género, insertada en mecanismos muchas veces colonizadores, ha sido capaz de absorber dichas temáticas -y otras de corte similares- para aderezar la abultada zona del easy entertainment o zona de confort, no sin edulcorar realidades en muchas ocasiones.

Sin embargo, el problema no está solamente en identificar esos intentos de inyección hegemónica sino en diseñar y marcar pautas que puedan narrar, desde posiciones de soberanía cultural, otra realidad y, por supuesto, hacerla con arte.

Hemos visto en nuestra TV acercamientos de diversos tipos -logrados o no- a algunas aristas de este tema, tales como la creación y desarrollo del grupo Niche, o el acercamiento a Patricia Teherán y a la importante cultura vallenata de Colombia y, actualmente a Cosa más linda, de Brasil, con un importante referente musical. Pero, y nuestra música, ¿dónde se encuentra?

¿Es culturalmente lógico que no abunden telenovelas que tengan como protagonistas a algunos de nuestros grandes músicos o grupos?

Hace ya varios años, quizá el último gran intento sobre este tema, nos llegó de la mano de Mayte Vera, con Al compás del Son, un acercamiento extraordinario a nuestra música con memorables actuaciones y con los resortes propios del género como el triángulo amoroso, la intriga, el villano, el tonto, etc.

No abogo por la caricaturización ni por convertir nuestra cultura en postales de ocasión, pero vendría bien el reto de sumergirse en vidas o situaciones de época, y también actuales. Aún le debemos mucho a Sindo, Corona, Ñico, Siro, Matamoros, Arsenio, Beny, María Teresa o Compay. ¿No cree Ud.?

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