Joven y artista: Tanta radio por vivir

Hubo un tiempo en que todo el mundo escuchaba radionovelas. Las más exitosas paralizaban el país. Dicen que cuando se transmitía El derecho de nacer, de Félix B. Caignet, las calles de los pueblos estaban casi desiertas, pues la mayoría de la gente estaba pegada al radio escuchando las peripecias de Isabel Cristina y Albertico Limonta.

En los tiempos que corren ya es impensable tal fenómeno de audiencia, pero en Cuba el dramatizado radial se aferra a un público fiel, aunque bastante envejecido. Por eso llama la atención que gente joven, a lo largo y ancho del país, se aventure a crear para la radio. Es el caso de Alberto Jaime Salmón, joven periodista, santiaguero como Caignet, autor de la radionovela Tanto sueño por vivir, recientemente radiada por la emisora CMKC.

¿Tú escuchas radionovelas ahora? ¿Las escuchaste de niño o de adolescente?

-La primera vez que oí una radionovela fue en mi infancia. Mi mamá las oía con frecuencia y empecé a descubrir esos espacios, aunque de una manera muy inocente. Todo era como un juego, me divertía saber que mi mamá se entretenía con esos espacios y los seguía día por día.

«Luego cuando empecé la secundaria, ya siendo un adolescente, un día llegué a la casa, encendí la radio, busqué la emisora Radio Progreso y oí que estaban dando una novela de Joaquín Cuartas: Cuando baje la marea».

«Me gustó y me enganché con la trama. Me acuerdo que la gran villana era interpretada una actriz muy reconocida: Aurora Pita. Disfruté la historia hasta el final. Después descubrí las historias de Marcia Castellanos que me convirtieron en un oyente bastante fiel, aunque cuando empecé la universidad no pude seguir oyéndolas con tanta frecuencia».

«Pero de vez en vez acudía a esas historias para aprender de ellas y disfrutarlas. En aquellos momentos pensé que un día, tal vez, yo podría darle vida a mis propios personajes».

-¿Escribías ya entonces tus propias historias?

-Sí, el interés por escribir empezó en la infancia. Yo recuerdo que le dedicaba bastante tiempo a escribir historias que se me ocurrían. Con el paso de los años, he vuelto a esos escritos que conservo y realmente eran narraciones muy sencillas propias de la visión del mundo que tenía en aquel momento.

«Después cuando empecé a oír las radionovelas, pensé que algún día podría escribir alguna, aunque sabía que tenía que recorrer un  largo camino para lograrlo. Y bueno, empecé a ir a talleres literarios para aprender y perfeccionar esa aptitud que tenía».

«Tuve algunos tropiezos, como todos, pero me mantuve constante y con el empeño de seguir… Y fui mejorando. Escribí algunos cuentos y poemas que me premiaron en concursos de Casas de Cultura y otros eventos de la ciudad. Hasta que un día quise acercarme a la radio a ver qué pasaba».

-¿Y qué pasó? ¿Y por qué precisamente la radio?

-La cuestión es que yo quería escribir algo que fuera lo más parecido a una radionovela. Y como mismo descubrí las novelas de Radio Progreso, descubrí las de CMKC Radio Revolución, la emisora provincial de Santiago de Cuba.

«Yo pensaba que iba a tener que ir un día a La Habana para hacer lo que me proponía. Pero cuando descubrí las radionovelas de aquí, pensé que podía acercarme a la emisora de mi provincia para ver qué me decían».

«Tenía 17 años cuando un buen día me aparecí en CMKC con unos libretos y un sueño a cuesta. En aquel momento me dijeron que era muy joven, que me faltaba oficio, que tenía mucho por aprender… y eso hice. Me dieron la oportunidad de escribir otro tipo de programas y durante varios años tuve muchas experiencias que me ayudaron a crecer como escritor».

«Yo recuerdo que no llegué enamorado a la radio, acudí a ella como buscando una oportunidad a ver qué pasaba. Pero me dieron la posibilidad de escribir un espacio infantil que se llama Canta Conmigo (todavía se trasmite por CMKC), y cuando oí el primer programa que escribí, con la realización que le hicieron, te confieso que me gustó mucho y supe que iba a seguir haciendo radio».

«Me picó ese bichito que toca a tantos cuando entran a trabajar en este medio. Me fui apasionando y aquí sigo».

-O sea, no asumes la radio como un escalón para llegar a otros medios…

-Al principio quizás fue esa mi idea, pero luego ya fue pura satisfacción. Aunque eso no quiere decir que no tenga la ilusión de seguir creciendo y desarrollándome en otros medios.

-Algunos creen que la radionovela es un género en decadencia…

-¡Yo prefiero ser optimista! Hay muchas personas que siguen estos espacios todavía. Y hay muchos jóvenes realizando este tipo de programas, ya sea como actores, operadores, escritores…

«La radionovela ha servido para dar a conocer obras de la literatura universal, e historias cotidianas en las que no pocos se sienten reflejados. Creo que un espacio con tales características debe permanecer, aunque quizás no goce de una promoción que le ayude a resaltar más y por eso parece relegada ante el encanto de la telenovela, por ejemplo».

«Pero yo no creo que esté en decadencia. Insisto: hay mucha gente joven en el país con deseos de hacer cosas y pueden contribuir a darles aires de frescura y renovación a estos dramatizados, sin perder su esencial, claro».

-¿Hasta qué punto crees que la radionovela se ha ocupado de temas que la telenovela ha ignorado o abordado superficialmente?

-La radio es más osada  por sus recursos expresivos, que les brindan a los realizadores infinitas posibilidades de crear. Y en ese crear que es tan rico se puede decir mucho sin ser tan explícito, o sea, sugerir, insinuar, hacer reflexionar de una forma más sutil e inteligente.

«El universo de los sonidos es una pantalla infinita que no tiene límites y muchos realizadores, escritores se han servido de esas características para abordar temas y situaciones que serían muy difíciles de abordar en otros medios como la televisión».

-Esta radionovela reciente tuya, Tanto sueño por vivir, cuenta una historia de absoluta actualidad, con personajes de aquí y ahora… ¿se puede fusionar el melodrama con una visión «realista» de un contexto, nuestro contexto?

-El melodrama es un género muy agradecido porque no solo tienes la intención de exaltar las emociones y los sentimientos humanos, también puedes tener muchos personajes con sus historias de vidas, historias que tienes que contextualizar.

«Teniendo estos dos puntos a tu favor, puedes desarrollar la clásica historia de amor y con ella otras historias o subtramas en las que puedas desarrollar los dilemas, conflictos de otros personajes moviéndose en su día a día».

«En el caso de la radionovela que escribí sucede así. Mis personajes son jóvenes santiagueros con sus virtudes, defectos y sus problemas cotidianos».

-Algunos de esos personajes son periodistas, como tú, ¿hasta qué punto te identificas con sus conflictos?

-Cuando uno escribe una novela todos los personajes tienen un poco de ti, aunque sea una obra de ficción.  Desde el protagonista hasta un personaje eventual, todos llevan un pequeño pedacito de lo que eres y lo que has vivido.

«Y creo que para un escritor la vida es una inspiración constante, así que claro que en la novela hay conflictos por los que pasamos todos los jóvenes periodistas cuando empezamos a andar por una profesión tan sacrificada como la nuestra».

-¿A qué hora prefieres escribir?

-Durante el día, preferentemente en las mañanas. Nunca en la noche.

-¿Qué personajes te cuestan más trabajo: los héroes o los villanos?

-¡Los villanos!

-¿Escuchas todos los capítulos de tu radionovela?

-Por supuesto. Soy muy autocrítico.

-Lo que sale al aire, ¿se parece a lo que soñaste?

-Sí, estoy satisfecho.

-¿Cuántas radionovelas tienes en mente (o en la gaveta)?

-Por el momento ya estoy escribiendo la segunda. La tercera supongo que también vendrá. Solo es cuestión de tiempo.

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