Elsa Ramos: “Defiendo un discurso donde una palabra, una pregunta, tiene un peso semántico”

“No conocía la carrera hasta que la vi en las opciones de doce grado en el preuniversitario 28 de Diciembre, de Trinidad. Me gustó por el nombre y porque sabía que se relacionaba con la lectura y la escritura, algo que sí me fascinaba. También porque vi que otros se inclinaron por ella e imaginé que sería bonita.  La firmé en primera opción, pero sin grandes sueños de que me llegara porque solo eran dos carreras para toda la provincia”.

Elsa estudió en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba. Su llegada al centro escolar representó un choque brutal; según cuenta quedó sorprendida apenas arribó con su “despiste de guajira en una ciudad enorme” y una maleta más grande que ella.

“Entonces se hacían las pruebas de aptitud ya después de otorgada la carrera, pero yo no me enteré cuando la hicieron. Al llegar me la aplicaron después de no pocos contratiempos y con la incertidumbre de que si desaprobaba me debía cambiar para Filología o Historia del Arte. Bueno, la verdad es que esa prueba de aptitud la desaprobé pues entre el nerviosismo, mi desconocimiento, mis ariques de una guajira que no se interesaba mucho por las noticias y el miedo que me inspiraba el profesor Rafael Lechuga, creo que no respondí ni tres de las diez preguntas que me hizo. El profe me puso a escribir un texto. Lo hice sobre Reportaje al pie de la horca, de Julius Fusick y me esmeré. ´Te voy a aprobar a ver si al menos serás una periodista mediocre´, me dijo”.

Esta anécdota marcó para siempre a Elsa Ramos: “Me propuse estudiar mucho y esmerarme para que aquel profesor, que además me dio clases los cinco años, cambiara aquella opinión. Me gustó la carrera, conocí a grandes amigos que aún hoy mantengo. Al final terminé con cinco de promedio académico, fui la mejor graduada docente de mi Facultad y obtuve cinco puntos en la Tesis de Grado, tutorada por Lechuga, con quien después me llevé muy bien”.

Desde que se graduó en el año 1989 ha trabajado en Radio Sancti Spiritus, y colaborado con el periódico provincial Escambray, con materiales de diversas temáticas. También ha participado como guionista y periodista en programas de opinión y debate del telecentro Centrovisión, entre ellos Con Voz Propia, Debate Público y Apartado Popular (dedicado a atender cartas de los televidentes).

¿Para Usted cuáles son las cualidades que debe tener un buen periodista?

“Lo esencial es el compromiso con la verdad en su responsabilidad como servidor público y en su misión de ser creíble y responder todos los porqués que suelen esconderse tras el suceso evidente. Debe poseer una vasta cultura general y amplios conocimientos que se gestan en la preparación constante, la autopreparación y la actualización. Debe asumir que cada trabajo es un mundo por descubrir; debe apegarse a la ética en el sentido más amplio de la palabra, ser humilde, honrado y autocritico, saber escuchar y saber que no hay termómetro mejor que el público que lo juzga; debe tener capacidad para asumir los riesgos de esta profesión, dominar el lenguaje y las herramientas de la comunicación, ser creativo y proactivo. Y algo importante: pegar el oído a la gente y vivir dentro de ella como parte de ese entramado”.

“La noticia es el sostén del periodismo, su brújula”, sentencia Ramos. Para ella este género gravita en la cotidianidad y confiesa que una gran parte de esas noticias son proporcionadas por la gente del pueblo, de la ciudad, que le escribe, la llama e interrumpe, para bien, mientras camina. Además, se suma la inquietante necesidad de esta periodista de actualizar los hechos y de olfatear en todas partes.

Justamente, la visión crítica ante los problemas y ante lo mal hecho ha sido uno de los pilares en la obra de Elsa Ramos, pero ¿cómo logra detectar esas fallas y cómo consigue llegar a ellas, teniendo en cuenta la frecuente negativa que sufren los periodistas para acceder a la información?

“Para eso nos preparan: para demostrar que 2+2 puede no dar cuatro o para mantener activas las ´antenas´, aunque estés en un jolgorio. Trato de ver todas las aristas de un asunto; aplico las herramientas que me da el periodismo que van desde la observación acuciosa, ir a los lugares por mi cuenta, sin previo aviso, investigar primero, contrastar fuentes por separado, no pedir permiso para abordar un tema si yo sé que no compromete la defensa nacional y que lo puedo abordar, tener muchas, muchas fuentes confidenciales que me proporcionan el pie forzado, me muestran las evidencias”

“Te confieso que puedo contar con los dedos de la mano las veces que me han negado una información, tengo muy buenas relaciones con todas las fuentes, hasta con las que critico. Parte de mis rutinas son la insistencia al por mayor, el convencimiento a través del diálogo, el emplazamiento, la publicación de evidencias y otras que no puedo revelar hasta después de jubilada, que ya me falta poco”, asegura Ramos

Este trabajo le ha valido de críticas, ha sido acusada de incisiva, polémica, equivocada y extremista…

 “Y otras acusaciones más. Con los años he aprendido que el trabajo nuestro, al ser público, está sujeto a esos cuestionamientos. Ahora, eso no me puede apartar de mi función social, ni de la manera en que asumo el periodismo. Trato de no equivocarme, aunque lo he hecho porque no soy un robot. Incisiva y polémica, al menos eso me enseñaron, es mi profesión, no yo. Extremista, te garantizo que no soy.  ¡Ah! y aprovecho para decirlo públicamente: nunca me han sancionado por ningún trabajo publicado, porque hasta de eso me han acusado.

Una de las pasiones de Elsa es el deporte, también este le ha valido de reconocimiento en el país. Desde 1999 atiende la página deportiva del rotativo de su provincia. Su pasatiempo favorito es el beisbol “porque es el deporte nacional, disfruto los juegos, me apasiona todo lo que tiene que ver con él”.

Si bien es cierto que el periodismo deportivo en los últimos años ha contado con la presencia de mujeres apasionadas, aún existen reticencias respecto al papel de las féminas en este sector. ¿Qué ha significado para usted como periodista y como mujer acercarse a estos temas deportivos? ¿Qué retos entraña esta rama de nuestra profesión?

“Inicié en el periodismo deportivo, primero por problemas emocionales. Acababa de perder, en un accidente de tránsito, al padre de mi hija de solo 35 días de nacida, pasaba el peor momento de mi vida pues, además, ella era asmática grado tres y vivíamos en los hospitales. La página deportiva de Escambray queda ´vacante´ y el director, que conocía de mi pasión por el deporte, me la propuso y sin pensarlo dos veces, acepté”.

“Me impuse ese reto para superar aquel momento. Me preparé casi sin poder, estudié poco a poco por dentro todos los deportes, comencé a ser una espectadora crítica, a intercambiar con los expertos y protagonistas, a sabiendas de que es un tema que genera mucha polémica y es seguido por millones, casi todos conocedores”.

“Sabía que pocas mujeres se dedicaban al periodismo deportivo y mi referente principal en aquel entonces era Julita Osendi. Supe que sería un camino escabroso porque debía lidiar mucho, mucho con hombres, y ya sabes las posturas patriarcales en este sentido. Pero eso me llevó a prepararme cada día más, sobre todo a la hora de emitir un criterio, porque sé que me lo miden con lupas y con lanzas”.

De Elsa Ramos se intuye que es una mujer de carácter fuerte, incluso para los que no la conocen. Ante la interrogante de si ha recibido algún rechazo por ejercer esta rama de la profesión responde:

“¿Trabas? las normales que le suceden a un periodista deportivo o no y esas, cuando se trata de trabajar, sí las he enfrentado al costo que sea, mucho más si está en juego la información al público. Ahora, si me preguntas ´encontronazos´… esos sí han sido unos cuantos, como miradas duras y me han hecho hasta ´juicios´ individuales y colectivos, sobre todo cada vez que han salido trabajos cuestionadores. Mas te soy absolutamente sincera: nunca la sangre ha llegado al río ni en la más aguda de mis críticas y durante todos estos años he sentido mucho, mucho respeto por parte de hombres y mujeres, con los que he trabajado y mantengo excelentes relaciones de trabajo y personales hasta con quienes han sido objeto de mis críticas”.

¿Qué representa el béisbol para Elsa Ramos?

“El béisbol me apasiona, lo vivo y lo sufro, más allá de lo profesional. Ahora cuando tengo que escribir sobre él, me desvisto de toda esa pasión, tomo distancia y trato de ser objetiva. En todos estos años he tenido mil anécdotas, pero si me pides una… bueno. Mi esposo, Roberto Ramos, fue entrenador de pitcheo de los Gallos. En una de esas series su área fue de lo peor del país y tuve que hacer un reportaje para Escambray en el que él salía criticado. Él quería que le hiciera su entrevista en la casa y le dije que no: que sería en el estadio como a todos. A esa hora con las gradas casi llenas, yo con la grabadora casi en su boca, no quería hablar y bajito le comenté: “si no dices nada, diré en el periódico que te negaste”. Finalmente me dio sus declaraciones…pero en la casa estuvimos dos o tres días sin cruzar una sola palabra y peor cuando salió la publicación. Aún estamos juntos hace ya trece años”.

Elsa Ramos en una periodista que no se regodea en florituras, asume sus trabajos con un estilo directo y claro, pero cuida también de la belleza del lenguaje y de las características del género informativo al que se enfrente en cada momento: “defiendo un discurso donde una palabra, una pregunta, tiene un peso semántico”.

¿Considera que la prensa cubana hoy desarrolla lo suficiente el periodismo de investigación como una forma real de acercarse a las problemáticas de la sociedad y de hallarle una respuesta sólida en argumentos?

“No y hay muchas razones. Unas tienen que ver con las rutinas y el diarismo porque ese periodismo consume mucho tiempo. Otra tiene que ver con los problemas de acceso a las fuentes pues muchas se cierran y no hay cómo abrirlas, están también las llamadas mediaciones externas que gravitan sobre las agendas de los medios, e impiden que muchos asuntos no salgan a la luz porque casi nunca ´es el mejor momento´. Existen limitaciones logísticas para acceder a determinados lugares y de parte nuestra, creo, desde mi modesta opinión, que existe aún autocensura y facilismo para no ´buscarnos problemas´”. 

¿Como definiría su relación con la radio? ¿Qué es lo que más disfruta de ella?

“Los tres medios me gustan, pero mi relación con la radio es pasional, aquí trabajo desde que me gradué y me ha permitido hacer el periodismo que he querido. En la radio me desempeño como directora de programas informativos, una labor que disfruto mucho”.

“La radio tiene que ver con mi temperamento hiperactivo que me obliga a correr en vez de caminar. Lo que más disfruto es la interacción directa con los oyentes, el poder realizar coberturas en vivo al mismo momento de ocurrir los sucesos, el poder construir historias con las posibilidades del discurso del medio: la música, los efectos y un ilimitado universo de realización, la radio me obliga a incursionar en todos los temas y es la base para que pueda trabajar en el resto de los medios. Es una relación pasional que oxigena mis días”

Muchos son los premios que ha alcanzado en tres décadas de continua labor esta espirituana, entre ellos Festivales y Convenciones de la radio, 26 de Julio de la UPEC, Primero de Mayo, Periodismo Económico, Deportivo, Azucarero, Caracol y el Juan Gualberto Gómez, el cual ha obtenido recientemente y por cuarta vez. Acerca de lo que simbolizan asegura:

Representan un compromiso y un problema porque cada vez que obtienes uno, sube el rigor de las personas a la hora de evaluarte el trabajo porque suponen que quien obtiene premio todo lo debe hacer perfecto y no es así. Pero también significan un aliciente para seguir escudriñando en esos temas que a la gente le interesan, para buscar y encontrar la noticia o la historia de vida donde esté y hasta para levantarte cuando a veces las fuerzas y los años no parecen dar más. Una alegría también, sin creer que te estás comiendo el mundo, porque en el periodismo cubano hay excelentes profesionales, que incluso, no tienen premios o no concursan”.

¿Cuál considera que sea el premio más grande que ha recibido?

El reconocimiento de mucha gente. No es petulancia, pero sí lo he sentido y eso en esta profesión ingrata que casi todos cuestionan, es como un Óscar. 

Elsa también agradece el apoyo de su familia en esta aventura que es la vida. “Mi familia es mi razón de ser: mi hija en primer lugar que es mi bujía y mi realización personal, mi mamá que es mi ídolo y mi paradigma, mis hermanas y hermano, que son mi complemento con toda su descendencia, mi esposo que es mi compañía, mi compensación, mis amigos, que los cuento en esa familia grande. Sin todos ellos juntos, una negra guajira como yo aún estuviese parada frente a Lechuga, llorando y con la maleta de vuelta”.La entrevista podría haber tenido par de hojas más porque Elsa Ramos tiene muchas historias por contar. Su fuerza, su ímpetu, sus ganas de dar lo mejor de sí son muestra fehaciente de que el periodismo cubano cuenta con mujeres prestas a dar el paso al frente, a realizar su trabajo tan bien como saben, pero también sin renunciar a sus principios.

Elsa Ramos es un ejemplo para las nuevas generaciones que, como yo, aprendemos todos los días a sortear las encrucijadas de la profesión periodística, la misma que es infravalorada en muchos momentos, pero que devela la mayor pasión y entrega de este oficio, que es el de ser servidor público.

 

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