Le llaman David y son suyas las campanadas de hoy

ANTES DE IR A LA RADIO

“Corría la década de los años sesenta del pasado siglo cuando estudiaba en el tecnológico habanero Rubén Martínez Villena, de Rancho Boyeros, por azares de la vida lo abandoné y busqué empleo en una vaquería cercana al mercado de Cuatro Caminos y, sin proponérmelo, me nombraron administrador.

“Era una hacienda moderna, cuyo ganado canadiense gozaba de excelente calidad con dos entregas de leche diaria, tremenda responsabilidad y como todo marchaba de maravillas, tomé vacaciones a su tiempo, para disfrutarlas en Bayamo.

SIN ESCAPE VISUAL

“Uno de esos días de asueto, me encontré en el parque con Juan González, un amigo optometrista, que me invitó a visitar la emisora, entonces situada en los altos del cine Céspedes.

“Quedé ensimismado por aquel encanto, preguntaba cómo era posible escuchar en las casas lo que decían desde la cabina, lo cierto es que no regresé para la capital cubana.

“Heberto Carvajal Olazábal, reportero que no puedo olvidar, al percatarse de mi interés se me acercó y dijo:

-¿Quieres ser periodista?- ante mi afirmación me sentó frente a una máquina de escribir Remington y tecleando dedo a dedo redacté lo sucedido ese día por la mañana, de acuerdo a lo pactado anteriormente con el avispado reportero.

“Aquella nota no publicable y otros consejos de redacción, me facilitaron la entrada, como colaborador, a finales de1968.

“Tenía buenos amigos en la CMKC, de Santiago de Cuba: Rolando González, Julián Navarro… y otros personajes importantes de la radio oriental, los visité,me nombraron colaborador de esa planta matriz y me enviaron a cubrir la zafra de los Diez millones en Mayarí.

“Por ese tiempo Amancio Rodríguez se integraba a la provincia de Oriente y junto al equipo de trabajo santiaguero partimos hacia Radio Maboa, con el propósito de acercar audiencia a nuestra región.

“Cumplida la misión retorné a la planta bayamesa, pero por decisiones administrativas no encontré empleo y pasé a trabajar como Jefe de Medios Básicos, en la Empresa de Desarrollo de Edificaciones Sociales y Agropecuarias, de Bayamo, ubicada en Calle Martí y Augusto Márquez.

“Apenas tenía conocimientos para el desempeño de mis funciones, pero necesitaba el sustento económico aunque, en honor a la verdad y a pesar de los reiterados intentos, jamás cuadré el inventario.

“Pasaron los años y Ángel Ramos Cutiño, entonces nuevo director de la radio, me reclamó y retorné gustoso a mi segunda temporada, como dicen ahora, este fabuloso medio es como la sangre que llevo dentro, el refugio de mis nostalgias, de mis sentimientos, de mi vida.

¿Y LA CRÓNICA?

“Es un género hermoso del periodismo literario que narra de forma detallada, secuencial un determinado hecho y lleva implícito el sentimiento humano, por eso escribí alrededor de trescientas, algunas lamentablemente perdidas en el éter, otras conservadas en mi página de Facebook.

HOY EN LA NOTICIA

“Aunque no me alisté como fundador de esa revista informativa de los amaneceres, concebida por el periodista Daniel García Zayas, la considero como la hija que ayudé a engendrar, me apoderé de su ritmo, de la conducción junto a la locutora Elisa Espinosa y me mantuve durante 29 años transmitiendo aliento positivo al pueblo de Granma, convencido de que nuestra batalla se gana entre todos.

¿NOSTALGIA?

“Ya no estoy en activo, pero feliz porque los continuadores llevan consigo el abanico de conocimientos que nunca tuve”.

ACOTACIÓN

Este sencillo personaje, que conoció de cerca los golpes de la vida, alzó levemente la mano derecha y en conocido ritual tocó tres veces a la mesa, tal vez convocando a los orishas:

-David me llaman – dijo sonriente – por ahí nos veremos.

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