A Nápoles, agradecida por siempre

Sin dudas, es esta una de las noticias que escribo con menos placer en todo mi desempeño profesional, porque no son pocos los motivos para creer injusta, una vez más, la estela de la muerte. Es por ello que prefiero compartir entonces lo especial de mi relación con ese gran realizador y ser humano que fue Nápoles. 

No sé cómo ni cuándo comenzamos a tratarnos con una ternura peculiar, propia de su personalidad. Como compañeros de trabajo no precisamente teníamos una relación directa: yo, periodista de la página web; él, realizador de sonido de la cabina central de la emisora. 

Fue un día X en que me le acerqué por primera vez, o fue él quien me abordó en una de mis caminatas por el pasillo con dirección a mi departamento. No lo recuerdo. A lo mejor lo asalté cierta tarde con alguna pregunta, entrando despacito en la cabina para no interrumpir su trabajo. Si bien no sé cuál fue el día 0, puedo asegurar que desde ese instante en que nos presentamos, no pasaba un día en que no intercambiáramos gestos de Hola o Adiós a través del cristal de la cabina, su escenario natural desde que comenzó a trabajar en Radio Progreso en el año 1987. 

Tenía siempre una frase bella para mí, además de las preguntas reglamentarias: ¿Qué tal linda? ¿Cómo está la familia? ¿Y el trabajo cómo va? Debo aclarar que no conocía a ninguno de mis familiares, por eso me resultaba tan especial que se interesara por ellos con tanta vehemencia. 

Luego de saber sobre mi interés por la Locución, agregaba algún que otro comentario o cuestionamiento para completar nuestro diálogo: – Dime qué, cuándo comienzas a ejercer la locución, qué te falta, cómo puedo ayudarte, no olvides que cuentas conmigo siempre que lo necesites.

En varias oportunidades realicé trabajos para los distintos espacios informativos de la parrilla de programación y era siempre el primero en felicitarme porque le había gustado. Incluso cuando no me sentía del todo conforme con alguno de los materiales o informaciones que lancé al éter con mi nombre; Nápoles encontraba la forma de hacerme ver las bondades de lo que había hecho, cosa que le agradeceré siempre.

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