Yovanis Acuña: Amar la radio significa serle fiel a las audiencias

Es la Virgen de la Caridad el mito nacional cubano o sencilla y simplemente, una verdad nacional “en el alma prendida”, sin otra explicación o solo “porque sí”.Capitales en la bibliografía de la Isla que se empeña en explicar qué y cómo somos, son textos dedicados a la Caridad del Cobre escritos por don Fernando Ortíz, José Juan Arrom y Olga Portuondo. Leyéndolos uno entiende el proceso a través del que la imagen, aparecida flotando en las aguas turbulentas de la bahía de Nipe, quizás después del paso de un huracán, se convirtió en símbolo de la Isla, y tanto que no sería Cuba igual a como es, sin aquel hallazgo.

Lo que no puede un pensador, aunque tenga la talla de los citados, es reconstruir el latido profundísimo que palpita en la patria íntima de cada quien. Por eso se necesita a los artistas. Y como Cuba se expresa, sobre todo, a través de la música, los músicos de varias épocas han cantado a la Patrona de Cuba. El resumen de esos cantos, algunos antológicos, intensos en su sencillez, como mismo es la Virgen para cada natural de la Isla, bellos todos porque muestran la ternura de la madre por sus hijos… El resumen, les decía, lo hizo Yovanis Acuña, que vive tan cerca de Baire, (municipio Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba), un pueblo que también es mito en nuestro hermoso caimán.


Caridad, la música te venera fue premio en la Convención Internacional de Radio y TV, La Habana, Cuba, 2018.

Cuando fui a Baire por primera vez y también las otras veces que he ido, me sorprendió la altura sobre el nivel del suelo que tiene su parque local, rodeado de casas de modesta arquitectura ecléctico-mudéjar.

Es aquel un pueblo silencioso o por lo menos es todo lo silencioso que puede ser una comunidad de vecinos que viven en una tranquilidad parroquiana, municipal, sin ningún exceso, que es la condición imprescindible para que dialogue lo inaudito y patriótico de una nación a la que han querido carnavalizar, como si fuera la única identidad posible o como si fuéramos una conga perenne, por herencia.

Solo después de entender lo que antes intenté explicarle, supe que al caminar por las modestas calles de Baire hay que sentirse inmenso, para considerarse digno de andar por donde se dio en Cuba el grito martiano de la independencia.

Pero, para ser exactos a cómo ocurrieron los hechos, no fue solamente en Baire. Hacer del heroico lugar el centro aislado o principal del levantamiento sería desconocer que el 24 de febrero de 1895, como resultado de una sabia orientación táctica de (José) Martí…”, dijo la historiadora Hortensia Pichardo, “lo que tuvo lugar fue el levantamiento simultáneo de Oriente”, y así han tratado de renombrarlo los historiadores, “Grito de Oriente”. Más Baire sigue en la memoria nacional, convertida en mito, en símbolo, del lugar del grito del 95, con Jesús Rabí al frente, el mismo General independentista que encabeza la lista de cubanos que piden al Papa que nombre Patrona de Cuba a la Caridad del Cobre.

La causa de que Baire sirviera para simbolizar el grito independentista de 1895 fue una celebración llevada a cabo por el Jefe del Ejército Libertador en Oriente, Mayor General Calixto García Iñiguez.

El General actuó en toda la región que estaba bajo su mando, pero desde la guerra anterior prefirió, siempre, los alrededores de Jiguaní. Allí estaba el enorme campamento de Bijagüal, que por sus dimensiones casi era una ciudad insurrecta, y por eso allí sucedieron hechos relevantes en la historia.

En Bijagüal, por ejemplo, llamó Calixto García a sus subordinados a conmemorar dignamente el tercer aniversario del inicio de la guerra, el 24 de febrero de 1898. En la celebración fue Calixto quien primero llamó “Grito de Baire” al inicio de la guerra y así quedó en la memoria, hasta hoy.

Grito de Baire es el nombre de la emisora de radio del municipio Contramaestre, al que pertenece Baire desde la última división político-administrativa. En esa radio trabajan (entre otros varios y valiosos colegas, obviamente), Paco Miranda, que es el único gran enciclopedista de la música cubana que yo conozco, y Yosvanis Acuña, que tiene la piel cobriza como mismo es el cobre y, tiene, una levedad en el gesto, común en los hijos de esa tierra.

Por WhattsApp fue nuestra conversación: 

Yosvanis, ¿cuál es tu más antiguo recuerdo de la radio?

“Recuerdo a la radio con beneplácito desde mi más remota edad.  Entonces vivía en una zona rural llamada “Ruta Martiana”. Mi padre campesino sintonizaba cada amanecer a “Haciendo Radio”, en los tiempos en que la revista informativa de Radio Rebelde la dirigía “el Uruguayo” Jorge Ibarra, que revolucionó al medio durante los años finales de la década de 1980. También viene a mi memoria aquellas horas de regreso de la escuela primaria para encontrar a mi madre pegada al radiorreceptor oyendo “Alegrías de sobremesa”, (como tantos  cubanos, mi familia tuvo el privilegio de almorzar oyendo las historias de Alberto Luberta). Las noches las dedicábamos a las peripecias “del Agente Especial”, de Radio Progreso y al ritmo trepidante de “Parada Nocturna”, en Radio Angulo (Holguín). De esa última emisora que te menciono, tan querida por la gente de Contramaestre, también debo mencionar, por justicia, a los especiales sábados en las mañanas, con la locutora Enma García, a la que le debemos una estatua, creo yo.

“Y por supuesto, Radio Grito de Baire, que se fundó cuando ya yo alcanzaba los primeros diez años de mi edad. Desde su primera vez fue una fiesta a los oídos, sobre todo porque estaba muy cerca, y tanto, que los locutores respiraban mi mismo aire, y hablaban con el mismo cantaito de los vecinos de nuestra municipalidad.

En fin y sencillamente, que desde que tengo memoria la radio me acompaña”.


Emisora Radio Grito de Baire, municipio Contramaestre, Santiago de Cuba

¿Qué te trajo a la radio? ¿Fue casualidad, como pasa la mayor de las veces o tú lo habías planificado?

“Un poco de las dos cosas. Quería ser periodista, pero por los azares del destino fui a las aulas del Instituto Superior Pedagógico Frank País, en Santiago de Cuba, a estudiar Licenciatura en Mecánica. Pero por la insistencia que me salía del alma, yo iba al Taller Literario de la Casa Municipal de Cultura “Isidro Iglesias del Rey” de Contramaestre y leía las cuatro o cinco letras que había escrito, no sin la lógica cuota de timidez.

“Un día, que fue bueno y definitorio para mí, la mentora del Taller Literario, Flora Preval, me presentó al primer ser de la radio que estuvo ante mi vista, Dayamí de las Mercedes Almaguer Ríos, asesora y directora de programas en Radio Grito de Baire.  Ella tuvo la gentileza de invitarme a su revista cultural. Eran los días iniciales del año 2000, y desde entonces no me he vuelto a separar de la radio. Esa historia refuerza la verdad de aquel refrán popular que habla del destino mejor que cualquier filósofo: la yagua que está pa ti, no hay vaca que se la coma, ni aunque tenga el más grande apetito del mundo”.

¿Tuviste maestros o aprendiste solo?

“La radio es arte y oficio, por tanto necesitas de guías que te muestren el camino posible. Mi primera maestra fue Dayamí de las Mercedes, con su tacto y sabiduría. Después Caridad Alemán, en Santiago y alguien muy especial en mi carrera, el desaparecido y siempre venerado Salvador Virgilí Suñol.

“Desde luego en mi casa que es Radio Grito de Baire el resto de los compañeros me ofrecieron todas las herramientas para amar y soñar en silencio y sonidos.

¿Cuáles fueron los mejores momentos de tu carrera, aquellos que te llenaron de alegría y, (al revés), cuáles los más tristes?

“En mi carrera he tenido muchos momentos alegres, premios que siempre estimulan la creación, entre ellos los dos que conseguí en los años 2017 y 2018, en la Convención de Radio y Televisión. Primero con el seriado “Baire, alma mambisa” y luego con “Caridad, la música te venera”.

“Y claro, he podido vivir esos momentos de dicha suprema, con los que uno crece verdaderamente, que es cuando la llamada de un oyente te cambia el día, la vida.

“Momentos tristes en la radio creo que no los he tenido, aunque parezca algo absurdo o irracional. Instantes difíciles sí, que ensombrecen por un ratico pequeño, pero que se cura el enfermo con solo entrar a la cabina, a darse ese baño de luz del que José Martí hablaba algunas veces.

Si tuvieras la fuerza necesaria para que la radio fuera como tú la imaginas, ¿cómo sería?

“Pregunta difícil porque cada emisora tiene su dinámica, su esencia, su manera de proyectar la programación y sobre todo gente con cultura propia, que es a quien le construimos el sonido.

“Nunca me ha convencido la frase de que Cuba es una única cosa, parecido, casi idéntico todo (todos), me complace más entender que somos ramas de una misma raíz, diversos. Una fruta terrestre diferenciada en cada una de las latitudes de la Isla larga y más grande del Caribe. No resto nada a ninguna región, cada una contribuye.  La solidez de cultura nacional está en que cada parte de la Isla aportó y aporta sus capas, sus alturas, sus profundidades, haciendo más suculento “el ajiaco” generoso, de inagotable historia y de germinaciones inacabables.

“Asimismo, y mirándolo desde mi realidad, creo que la radio necesita que la amemos como ella merece.

“Amarla significa, en primer lugar, ser coherente con las expectativas, exigencias y sueños de la gente amable que nos acompaña y consume nuestro producto. Amar la radio es, insisto, serle fiel a las audiencias.

“Por tanto las investigaciones sociales deben y tienen que ser primero que la propia producción, para saber las demandas de los oyentes.

“Finalmente, por ahora, tengamos en cuenta que lo que distingue a la radio es su pluralidad, esa polifonía de estilos que concurren y viajan en el éter siendo su mejor identidad, su carácter”.

¿Qué impide que se pueda conseguir la radio a la que aspiras?

Sin pretender generalizar, creo que la radio necesita que quienes la realizamos y quienes se interesan por ella, demostremos, perennemente, vocación, creatividad, espantar las rutinas productivas que tanto laceran el producto radiofónico y crear otras nuevas, que sirvan para hacer la radio de hoy en día, deudora de la que nos antecedió, pero nueva. Y se necesita disciplina,  responsabilidad y amor, mucho amor para mantenerla viva.

Yosvany Acuña tiene en el rostro mucho de los muchos indios que crearon a Baire, o mejor, a los muchos Baires que hubo en la zona, hasta que aquellos distintos pueblos aborígenes se sintetizaron en el que conocemos. Y tiene de negro, quizás venido de Haití, después de la Revolución en aquel pedazo de isla vecina, y tiene de blanco español, que no es europeo auténtico, sino europeo mulato. Y fuma cigarros de tabaco rubio, que envuelven en papel verde, y que se ha encarecido como no lo imaginábamos. Ojalá que logremos disminuirle el precio, para que el olimpo profundísimo y olvidado de los arahuacos, le iluminen en su camino permanente de hacer ver a los habitantes de su vecindad.

Autor

  • César Hidalgo Torres

    César Hidalgo Torres (Holguin, 1965) Graduado de la Facultad de Comunicación Audiovisual de la Universidad de las Artes, profesor de Guión e Historia de los Medios de Comunicación en esa misma casa de estudios. Por más de 30 años ha trabajado en la radio. Multipremiado en Festivales y otros concursos. Miembro de la UNEAC

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