Día de los Niños: crónica al futuro
Niños adorados, sublimes, de encanto, de promesas, de sonrisas divinas; niños de allá, o de más acá, o de otro lugar; niños que con su inocencia subyugan, alivian y median entre lo oscuro y lo brillante para que continúe triunfando el bien, y la vida, y el futuro.


Cuando el país transita por diferentes fases de la etapa de recuperación y la mayoría de sus provincias mantiene en cero la circulación del virus, se mira con luz larga para comenzar a implementar una estrategia económica y social para nuestro desarrollo, de enfrentamiento a una situación de crisis internacional prolongada.
Que viene de muy lejos, de allá cuando un “elegido” le arrancaba la vida a un indio cumpliendo un designio divino porque lo veía tal si fuera un animal que le entorpecía sus anhelos de dominación y grandeza; también tiempo de tabernas con mucho whisky y pistolas donde estaba autorizado matar porque el sheriff del pueblo era el principal bandido.
El imperio no conoce límites en sus desmanes por imponer a toda costa el injusto mundo en el cual los únicos beneficiarios serían ellos, obviamente. Hoy, sin duda alguna, mantienen a esta humanidad al borde de una catástrofe sin posibilidades de recuperación.
Como estadista curtido, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, sobresalió por su sentido de la urgencia y del diálogo. Esas virtudes las demostró con creces en las tres reuniones sostenidas en junio de 1961 con importantes artistas y escritores en la Biblioteca Nacional José Martí.