Ahora, tras el paso de la tormenta tropical Laura, la impronta de ese estilo de trabajo retoma el paso. En cada provincia existen las condiciones y la mayoría de los recursos materiales también para asumir una etapa de recuperación que debe acortar sus plazos, para permitir centrarnos en otros planes que desde hace meses potencia el país, como es el caso del programa nacional de la Vivienda.
Con la mirada puesta en identificar los daños o afectaciones en cada territorio, los gobernadores e Intendentes afrontan el reto de sumar voluntades, ideas y soluciones a este nuevo desafío, que también se multiplica en el escenario actual del país en que la mayor parte de las provincias transitan por diferentes fases post-COVID y que reclama trabajar y trabajar, pero teniendo como punto común el no descuidar la protección y cumplir estrictamente las medidas sanitarias.
Al menos ya se sabe que los daños se concentran en las viviendas, en dimensiones diferentes, y en el servicio de generación eléctrica, en este último hay que tener en cuenta que, a diferencia de momentos anteriores, la situación de la COVID-19 aconseja limitar la movilidad de brigadas de apoyo hacia otros territorios, con el elemento adicional de que ahora todas las provincias han sido impactadas por el fenómeno meteorológico.
Por lo tanto, el nivel de organización, identificación de prioridades, y plazos en que se realice el trabajo de esta etapa de recuperación tras el paso de Laura dependerá esencialmente del pensamiento colectivo y la eficiencia de las fuerzas que en cada territorio actúan.
Y es importante porque restaurar el sistema electroenergético resulta vital para propiciar otros servicios básicos. Y en eso se labora incansablemente para dejar listo, en lo esencial, las redes eléctricas afectadas.
Entretanto, el Ministerio de la Agricultura con todas sus dependencias identifica los mayores daños a sus cultivos que, preliminarmente, parecen concentrarse en el occidente -Pinar del Rio con el tabaco, y Artemisa y Mayabeque en renglones como el plátano, el maíz, entre otros-, sin descartar lo que pueda haber sucedido en la región central.
Como decía nuestro presidente, aunque Laura no fue lo esperado, y para mejor, los daños no son para subestimar en el caso de la vivienda, y desde las experiencias de las oficinas de trámites a la población se podrá agilizar, una vez verificados daños y su magnitud, la ayuda del gobierno a las personas para asumir la recuperación constructiva.
Es un esfuerzo multiplicado, que por un lado fortalece la estrategia de acelerar todo lo que se pueda durante la recuperación y solucionar los problemas ocasionados por el fenómeno meteorológico, la restauración de la vitalidad de los servicios básicos más afectados donde sea más notorio, el retomar la senda de la producción que es tan vital ahora para la nación en las provincias que se encuentran en las fases post COVID y, todo ello acompañado de un estricto control y prevención de la enfermedad para evitar contagios y proteger la salud de las personas.
También multiplicados, ¡Venceremos!