En esa asamblea, efectuada junto a la imagen y el recuerdo de José Martí, se aprobó la Declaración de La Habana, documento en el que se detallaron una serie de aspectos trascendentales, y en los que se llegó a condenar, incluso, la explotación del hombre por el hombre.
En ese encuentro multitudinario con el pueblo el máximo líder de la Revolución, Fidel Castro planteó que los cubanos no han querido otra cosa sino que sean suyas las determinaciones que guían su conducta; ¡que sea suya, y suya solo la bandera de la estrella solitaria que ondea en nuestra patria!
Y también precisó:
Que sean suyas sus leyes; que sean suyas sus riquezas naturales; que sean suyas sus instituciones democráticas y revolucionarias; que sea suyo su destino; y que ese destino no tiene derecho a interferirlo ningún interés por poderoso que sea, ninguna oligarquía y ningún gobierno por poderoso que sea” .
Igualmente Fidel manifestó en esa primera gran asamblea general del pueblo de Cuba:
Y debe ser nuestra la libertad, porque la libertad nos ha costado muchos sacrificios conquistarla; y debe ser nuestra y plena la soberanía, porque por la soberanía ha venido luchando nuestro pueblo desde hace un siglo; y debe ser nuestra la riqueza de nuestra tierra y el fruto de nuestro trabajo, porque por eso se ha tenido que sacrificar mucho nuestro pueblo; y todo cuanto hay aquí creado lo ha creado el pueblo; y todo cuanto hay aquí de riqueza, lo ha producido nuestro pueblo con su sudor y su trabajo”.
Fidel además, en la Declaración de La Habana, destacó la trascendencia histórica que tenía ese instante en la historia de la Revolución cubana al afirmar:
…¿por qué es esta una asamblea general del pueblo? ¿Qué quiere decir esto de una asamblea general del pueblo? Quiere decir, en primer lugar, que el pueblo es soberano, es decir que la soberanía radica en el pueblo y que de él dimanan todos los poderes. El pueblo de Cuba es soberano. Nadie podría discutir que aquí está representada la mayoría del pueblo; nadie podría discutir que aquí está representado el pueblo.”
Y además significó:
En los anales de la historia de nuestra patria jamás se reunió semejante multitud; en los anales de la historia de nuestra patria jamás se vio un acto semejante; en los anales de la historia de América jamás se reunió semejante multitud; en los anales de la historia de América jamás se vio un acto semejante.”
Fidel especificó que los cubanos podían en ese instante hablarle a América y al mundo en general. Y al referirse a los centenares de miles de cubanos que participaban en esa gran asamblea detalló: “Aquí no se ha reunido un grupito de “sargentos” políticos; aquí no se ha reunido un puñadito de mercenarios; ¡aquí se ha reunido hoy el pueblo!”
Aseveró que los que quieran saber lo que es un pueblo reunido, ¡que vengan y vean esto! … los que quieran saber qué es un pueblo democrático, ¡que vengan y vean esto!; los que quieran ver lo que es un pueblo rigiendo sus propios destinos, ¡que vengan y vean esto!; los que quieran saber qué es una democracia, ¡que vengan y vean esto!”
En lo que históricamente se conoce como la Primera Declaración de La Habana, donde el pueblo cubano se reunió en la Plaza Cívica, hace hoy seis décadas Fidel advirtió que a pesar de los ataques, de las agresiones, y de las campañas de calumnias en que ha invertido todo su poderío propagandístico el imperio poderoso del norte, a pesar de sus agresiones económicas, a pesar de sus maniobras diplomáticas internacionales, la Revolución se mantiene en el poder. Seguidamente preguntó: “¿Por qué?”… Y como respuesta contundente patentizó: “¡Por el pueblo!, ¡y se mantendrá en el poder mientras tenga al pueblo!; y tendrá al pueblo, ¡mientras luche y trabaje para el pueblo!”
No fue sólo en esa oportunidad, que todo un pueblo se reunió en asamblea democrática, sino que el 4 de febrero de 1962, también en la ya denominada Plaza de la Revolución “José Martí” tuvo lugar otra asamblea en la que se aprobó la Segunda Declaración de La Habana.
En esa oportunidad Fidel volvió a tratar acerca de la trascendencia que tenía que con su presencia activa en asambleas masivas fuese el pueblo el que patentizara su condena a las nuevas maniobras que igualmente en el seno de la Organización de Estados Americanos, se realizaban contra Cuba y su Revolución.
Precisamente en una parte del discurso que pronunció en aquel instante Fidel destacó:
La palabra de Cuba está respaldada por un pueblo entero; la palabra de la representación de Cuba, allí donde habló para los pueblos y para la historia, estaba respaldada por un pueblo entero. ¡Por eso vale nuestra palabra, por eso vale ante los ojos del mundo, por eso vale ante la historia!”