Odio y maldad de la mano

Dígase bloqueo criminal, planes muy diversos de desestabilización política, intentos de asesinato al líder de la Revolución, introducción de virus para dañar la flora y la fauna cubana, explosión del vapor La Coubre, planes para volar en pedazos importantes industrias de la economía nacional, congelamiento de millones de dólares en bancos norteamericanos, bloqueo de propiedades inmuebles del gobierno cubano en New York y Washington, y en fin, hasta la derrotada invasión de Playa Girón.

Por supuesto, la lista es mucho más larga, pero debo respetar el espacio asignado. Y todo ello, por la rebeldía de esta Isla que se empecina en no arrodillarse ante el amo imperial, más la certidumbre que jamás será así.

Pero son muchos, sin embargo, los enemigos que se empeñan, por mezquinos intereses, en enlodar la famosa frase de don Benito Juárez, «el respeto al derecho ajeno es la paz». Un bochornoso ejemplo pueden ser las afirmaciones de un integrante del staff de Radio Martí, el que melosamente ha dicho que muchas familias cubanas han convertido a Estados Unidos en su nueva Patria; e incluso, en un alarde de cinismo, manifestó que jamás el país del norte olvidará a Cuba una vez que se produzca el cambio a la democracia y se respeten los «derechos humanos»; y no satisfecho aún aseguraba que ese país sería imprescindible en la reconstrucción de una Cuba post Castro y que, además, -no se asombre- Estados Unidos no es como lo pinta Cuba, la que miente a su población mediante una propaganda mal intencionada.

He llegado a pensar que es tanta la degradación de principios y decoro de esta emisora dedicada a los más bajos objetivos, que no se han dado cuenta del papel ridículo que desempeñan con afirmaciones que carecen de un mínimo de sustentación creíble.

Es tanto el odio que llega a producir burla y, por supuesto, desprecio. Ni siquiera son concientes que se han convertido en una especie de tren que rueda a máxima velocidad y sin freno, lo que por lógica termina en una colisión de magnitud insospechada. Y todo este desenfreno y desesperación por cambiar a Cuba y llevarla al pasado ignominioso lo paga, lamentablemente, el pueblo estadounidense, el mismo que también ya viene sufriendo los desmanes e injusticias de un sistema que empieza a agonizar, ya envejecido por sus propias contradicciones.

Decir que a Estados Unidos le preocupa el destino de Cuba, que es algo así como nuestro incondicional servidor que solo nos desea el bien de manera «desinteresada», es como asegurar que no hay día ni noche, sol ni estrellas, mar y tierra. Sería algo así como la cúspide más alta de la falacia. Es, en resumen, un verdadero insulto a la inteligencia de los seres humanos.

Cualquier persona medianamente informada tiene el derecho a preguntarse ¿Cómo es posible retorcer tanto la verdad, Cómo es posible pregonar moral y bondad desde la cueva del monstruo? Pero es una realidad, aunque nos parezca increíble. Ante tanto cinismo, vale la pena recordar, a los que se empeñan aun en adular al enemigo común, algunos muy breves ejemplos que demuestran la verdadera naturaleza rapaz y esencialmente egoísta de los gobiernos sucesivos que, desde 1776, se empeñan en combatir, para su beneficio, todo lo que puede enaltecer a la humanidad. Veamos:

Son las guerras las que históricamente han utilizado para dirimir conflictos reales o fabricados con otras naciones; mantiene bombas atómicas en muchos países de Europa; ha cometido verdaderos genocidios, según la definición de tal por la Convención contra el Crimen; se empeña en minar al mundo de bases militares para dominarlo; fue causante del holocausto de Hiroshima y Nagasaki, en el que murieron carbonizados, en pocos minutos, muchos miles de seres humanos; ha creado una atmósfera de terror para legitimar bombardeos contra países que ellos, y solo ellos, consideran terroristas.

Estas acciones «benefactoras» que nadie es capaz de cuestionar, son simples botones de muestra. Pero quizás faltarían unas palabras, pronunciadas a principios de la Revolución que, por sí solas, desnudan el verdadero carácter depredador y exterminador del Imperio: «La mayoría de los cubanos apoyan a Castro, no existe una oposición política efectiva, el único modo efectivo para hacerle perder el apoyo interno es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria. Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica, negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios reales y nominales con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno». Así dijo un oscuro personaje de aquel país defensor de la democracia y los derechos humanos. Por el momento basta; pero hay mucho más. Volveré a la carga necesaria.

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