por Del memorable hecho, dijo Romero a la Agencia Cubana de Noticias, se atesoran dos fotografías, una de Frank y Fidel, y la otra junto a combatientes de la guerrilla y el Movimiento 26 de Julio.
«Esa fue la última vez que se vieron esos dos grandes hombres de la historia, quienes se habían conocido en México, en una reunión secreta, de la cual no hay conocimiento que quedaran fotografías», precisó.
Explicó que la visita de Frank a la Sierra respondió a un pedido de Fidel, quien le dio la importante misión de preparar en Santiago de Cuba un refuerzo de hombres y armas para aumentar la capacidad combativa del naciente Ejército Rebelde.
Fue en el sitio conocido como El Marabuzal, en Manzanillo, donde se unieron los combatientes de la clandestinidad, para luego internarse en las montañas y ponerse bajo las órdenes de Fidel, cumpliendo Frank con la palabra empeñada.
Cuando meses después el jefe guerrillero supo de la caída del joven santiaguero, el 30 de julio de 1957, escribió: «¡Qué monstruos! No saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado. No sospecha siquiera el pueblo de Cuba quién era Frank País; lo que había en él de grande y prometedor».
Por cumplirse este año seis décadas del vil asesinato, comenzó en la provincia la jornada de homenaje denominada «Una vida que trasciende», que concluirá en diciembre, mes de su natalicio, con eventos, recorridos históricos, exposiciones y conversatorios.
Está auspiciada por el Complejo Histórico de La Lucha Clandestina Frank País, que comprende la casa museo donde vivió con su familia y el centro de estudios que lleva su nombre.