Nocturno: la más feliz televisación de un programa radial

Un paradigma lo es, musical y universal, sin la menor duda y con más de medio siglo (más de la mitad de la historia de la Radio Cubana) aquel que dirigido por el Maestro Emérito Martínez, cada noche entre 8.30 y 9.30 p.m. y luego a la medianoche, suele comenzar con la voz grave y distintiva, hoy de Marlon Alarcón Santana… “Bienvenidos a NOCTURNO…” y tras finalizar, aun nos parece escuchar sus palabras ya clásicas, tradicionales de tantos años, estilos diversos cuajados en uno sin perder la riqueza de la diversidad y de cada personalidad…

melodías y minutos que noche a noche nos harán soñar… y recordar”…

Locución que continuaba la cadencia melodiosa de casi una hora, diversa sí… pero que sabía impregnarse en nuestras almas, más allá de sueños y recuerdos.

Es promesa cumplida. En ese horario estelar tan bien escogido, el programa marcaba la hora, y no el reloj al programa.

Siempre ha enfrentado la competencia de otras emisoras y, sobre todo, de la televisión, donde a veces coincidió con muy buenas propuestas visuales. Sin embargo, Nocturno era y sigue siendo un predilecto de los radioyentes: tras el apogeo de “Alegrías de sobremesa”, o del Noticiero de Televisión (NTV) o simplemente, tras la cena familiar, con la que, según cada horario familiar, se disfrutaba o al menos, era el mejor digestivo.

Se sorprende uno al amanecer siguiente, y días después, y a toda hora, entonando alguna de las canciones que, con tanto acierto, supieron escoger, repertorios sin desentono según la selección para cada emisión, aunque se prefiera unas u otras canciones. Es raro el cubano que no acune en su memoria histórica personal y en su más íntimo patrimonio, aquellas obras musicales que llegaron a identificar el inicio y el final del programa.

Tuve el honor e inmenso placer, la tarde del martes 9 de febrero de 2016 en la sala Villena de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), al frente de la sección de Crítica e Investigación de nuestra Asociación de Cine, Radio y Televisión de la Uneac, de organizar, promover y moderar, en panel con la profesora Orieta Cordeiro, Presidenta de la sección de Radio, y la locutora y periodista Rosalía Arnáez, Presidenta de la Asociación, nuestro debate mensual “Moviendo los Caracoles” se tituló “Nocturno: 50 años amaneciendo las buenas noches”, que valoró su vigencia medio siglo después, y devino el gran homenaje que merecía.

Desde ese estandarte patrimonial decana entre las emisoras cubanas, la nacional Radio Progreso “la Onda de la Alegría”, Emisora de la Familia Cubana (aunque es emblemático y líder de toda la radio cubana) que nombra al edificio donde radica en la célebre Avenida Infanta No 105, desde el 6 de agosto de 1965, Nocturno ganó de inmediato el amor de cientos de miles de cubanos, en época difícil en que supo aplicar como pocas entidades la más consecuente política cultural del nuevo Gobierno Revolucionario, al satisfacer nuestras verdaderas necesidades culturales según contextos contra las dañinas interpretaciones tergiversadoras.

Fue esa una de las grandes claves del éxito en tan polémico contexto: saber ofrecer a nuestro pueblo aquel ambiente musical que bien le ha valido el sobrenombre de “década prodigiosa” en que nació y se consolidó.



De forma osada y genuinamente revolucionario Nocturno se ha consolidado, y continúa comunicando épocas con protagonismo distintivo, aun cuando en su decurso, se ha mantenido enriqueciendo (no sustituyendo, como lamentablemente hacen otros programas) con lo que de prodigio han aportado momentos posteriores, sobre la base de la “música de la buena” según la calificara el Maestro Adolfo Guzmán, a la dramaturgia y declamación de poemas irradiando amor y las mejores energías.

Este programa de radio educa la estética orgánicamente como función básica, considerando las solicitudes del público de cualquier edad y gusto; lo cual demuestra en su vigente preferencia la fidelidad de los oyentes de Cuba y otros países donde nos identifica. Mientras la “otra” música acelera modelos no siempre felices, contra los que luego es más difícil re-educar.

Marcaron hitos de la locución radial de cada momento, Pastor Felipe, Juan Ramón “Tatica” González Ramos, Julio Alberto Casanova y Frank Espinosa. Y es que la radio es un valor en sí, que, contra muchas opiniones, no necesita (según otros, no debe) ser televisada, pues resta su natural y saludable inducción a visualizar; aunque Nocturno ha sido a mi juicio, la más feliz televisación de un programa radial, al presentarnos aquellos artistas que oíamos sin el arte de su escenificación.



El centenario de nuestro medio requiere la venta de aparatos para la escucha de la radio, y enriquecer aquellas constelaciones con las estrellas que solo se conocen por Youtube. Prodigios del más preciado patrimonio musical cubano, para como antaño, buscar aquellos ojos que nos hacen soñar… y recordar.

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