Radio Rebelde, la voz de la verdad

El 24 de Febrero de 1958, la naciente planta radial abrió su trasmisión con el Himno Invasor. Veinte minutos bastaron para que los locutores presentaran el primer parte de guerra del Combate Pino del Agua y otras acciones de la Columna de su fundador, el Comandante Ernesto Che Guevara.

Entonces, su Director, Capitán Luis Orlando Rodríguez, leyó un editorial relacionado con el grito de independencia del 24 de febrero de 1895, y la fundación de la emisora guerrillera.

En uno de sus primeros comentarios, la estación definiría así su línea editorial: «Radio Rebelde surge para contribuir a la orientación necesaria y útil del pueblo en esta hora decisiva de la Patria, para dar a conocer la intención verdadera de esta lucha y fomentar y practicar la virtud donde quiera que se le encuentre. Y para juntar y amar y vivir en la pasión de la verdad como dijera Martí.»

Y el pueblo cubano pegó su oído a aquella propuesta de prédica martiana y de absoluta veracidad informativa. En la planta transmisora, riesgosamente trasladada hacia la Sierra Maestra, estaba el corazón de la Patria.

Radio Rebelde constituyó un reto para los medios masivos de comunicación que, en su mayoría, actuaban como mensajeros de la burguesía dominante. Rompiendo todos los cánones, surgió esta Radio Rebelde, para convertirse en pocos meses, en la emisora de mayor audiencia del país.

Como expresó el líder de la Revolución cubana Fidel Castro, años después: “En la Radio Rebelde no se puso nunca ni una bala de más, ni se dijo una mentira”.

Cincuenta y seis años han transcurrido y hoy la emisora de la Revolución tiene el desafío de informar a un pueblo más culto; de intercambiar con una audiencia crítica y exigente que espera el ejercicio de un periodismo parecido a nuestro tiempo y una programación que refleje el palpitar de la actual sociedad cubana.

Y el reto está en cumplir su misión estratégica en el contexto de una compleja situación internacional, donde los intentos de recolonización y los apetitos voraces del Imperio se mantienen contra esta pequeña Isla.

Si en 1958, la emisora nacía como símbolo de una llamarada indetenible, en medio de la lucha definitiva por la independencia; corresponde a la Radio Rebelde de hoy preservar, a través de sus sonidos y palabras, la obra monumental que se inició en Cuba el primero de enero de 1959.

Hemos estado y seguiremos estando en los más grandes momentos de la nación. Pero también continuaremos contando las historias cotidianas, esas que en cualquier rincón del país, en la ciudad o en el campo, alimentan el espíritu desde la grandeza inconfundible del hombre común.

Cincuenta y seis años después, Radio Rebelde sigue enarbolando la bandera izada en los Altos de Conrado.

Para lograr nuestras metas, tendremos que ser cada día más informados y cultos, consagrarnos a las mejores razones de nuestro pueblo, apegarnos a la veracidad por sobre todas las cosas, tener el oficio como trinchera, y luchar desde allí, con el afán del soldado valiente: son esas las fórmulas extraídas del ejemplo martiano, las bases éticas que necesita la radio de estos tiempos, y que de manera magistral defendieron nuestros fundadores, desde la Sierra Maestra.

Cumpliremos nuestro reto, si logramos lo que escribía un “cubano anónimo” en una carta dirigida a la emisora en fecha tan temprana como el 11 de noviembre de 1958:

“Adelante Radio Rebelde, mantente en tu atalaya allá en las alturas de la Sierra Maestra, lanzando al espacio tus palabras de aliento de lucha, que cada noche al escucharte, todo el pueblo de Cuba al igual que el General Antonio, al pisar la tierra, tiene que resurgir su estirpe de soldado. ¡Aquí, Radio Rebelde!, te seguiremos escuchando”.

 

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