por Aunque este galeno ya cuenta con varias misiones internacionalistas, incluyendo el enfrentamiento al ébola en el África Occidental, la experiencia de estos dos últimos meses ha sido única, “por lo novedoso que resulta el manejo de la enfermedad en el mundo”.
Según cuenta a través de Facebook, “el colegio médico nos acogió de inmediato a nuestra llegada, nos preparamos enseguida en lo referente a los protocolos, y aunque no estamos acostumbrados al clima frío, el calor humano de aquí nos hizo insertarnos rápido en el trabajo y nos volcamos a la atención a los pacientes”.
Como parte de la brigada Henry Reeve, Leosvel fue uno de los profesionales que exitosamente contribuyó a contrarrestar el virus ocasionado por el SARS-Cov-2 en una de las regiones de Europa más afectadas, y el resultado, dice, fue extraordinario, porque lograron manejar la pandemia junto con los colegas italianos.
Con esta cooperación, gracias a la cual, según Cubadebate, se realizaron más de cinco mil atenciones médicas, tres 668 de enfermería y 210 altas médicas, se afianza la amistad entre ambos pueblos, con muestras palpables de cariño a los cubanos, y “esta medalla- agrega el vertientino refiriéndose al sello con las banderas de Italia y Cuba que recibieron durante el acto de despedida en la Plaza del Duomo- es un símbolo de esa hermandad”.
Una vez más, la Mayor de las Antillas demuestra la valía de sus profesionales de la salud pese a numerosas campañas de descrédito, y tal y como afirma este especialista camagüeyano en Medicina General Integral con más de dos décadas de labor, “regresan orgullosos y con la satisfacción de poder compartir los logros que hoy exhibe la medicina cubana y poner en alto su prestigio”.
Como el resto de la brigada Henry Reeve que enfrentó la Covid-19 en Lombardía, Italia, Leosvel Pérez Gutiérrez aguarda por el regreso a casa según los protocolos establecidos, pero con la satisfacción del deber cumplido, sano y a salvo. (Fotos: Cortesía del entrevistado)