Tuvo su inicio hace 45 años y se le llamó Operación Carlota en honor a la negra esclava que el 5 de noviembre de 1843 se sublevó en el ingenio Triunvirato, de Matanzas.
Aquella gesta en defensa del pueblo angolano comenzó de manera oficial un día antes, el 4 de noviembre, y se prolongó durante dieciséis años cuando regresaron a Cuba los últimos compatriotas nuestros destacados allá.
Soldados internacionalistas cubanos -nuestro pueblo uniformado- dieron su apoyo incondicional al entonces recién instalado gobierno legítimo angolano, tras alcanzar su independencia. Urgía la ayuda desinteresada para evitar que una Angola independiente fuese hecha pedazos por el intervencionismo, apoyado en el divisionismo interno inducido desde afuera.
La extinta Sudáfrica del odioso «apartheid» era el testaferro, el lado visible de intereses neocoloniales que intentaron sojuzgar a Angola y con ello mantener el dominio sobre sus cuantiosos recursos naturales.
La disputa imperial por Angola era una expresión más de la Guerra Fría; el imperialismo y las fuerzas afines de occidente no se resignaban a una Angola independiente y no alineada.
Su meta era engullirse a la nueva nación dentro de su bolsón geopolítico. Aquella intentona fue también la última expresión del debilitamiento y extinción del colonialismo imperial europeo en el continente africano.
Para entender el significado histórico de la presencia militar cubana en Angola, es preciso remitirnos a la historia reciente. El hermano país africano era la última colonia portuguesa en obtener su independencia. La lucha con tal fin había durado catorce años, hasta proclamar su soberanía el 11 de noviembre de 1975.
El camino hacia la independencia angolana tuvo como antecedente el 25 de abril de 1974, fecha en que un movimiento militar progresista puso fin a la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar en Portugal.
Este acontecimiento, conocido históricamente como «La Revolución de los Claveles» abrió a la nación lusitana hacia un proceso democrático, poniendo fin al llamado “Estado Novo” que hasta entonces mantenía su dominio colonial sobre el pueblo angolano.
Enfrascada en un proceso de transformaciones internas, la exmetrópoli dejó de interesarse en la dominación de la que hasta entonces había sido su colonia, lo que allanó el camino hacia la independencia de Angola.
Años antes habían tenido lugar las luchas independentistas de Mozambique, Sao Tomé y Príncipe, Cabo Verde y Guinea Bissau, que ocasionaron cuantiosas muertes y desplazamientos forzosos en las poblaciones de esas excolonias y la correspondiente cuota de bajas portuguesas, sumadas a daños en una maltrecha economía colonialista imposible de mantener.
El 16 de enero de 1975 se firmó en Lisboa el acuerdo final para la independencia de Angola, pero no fue hasta el 11 de noviembre de aquel mismo año, que se proclamó oficialmente, luego de vencer en una lucha política de resistencia a la opresión, en la cual desempeñaron un rol decisivo las tropas internacionalistas cubanas.
Agostinho Neto, Presidente del Movimiento Popular de Liberación de Angola, se convirtió a partir de aquel momento en el primer Presidente de la naciente República Popular de Angola.
La lucha final por la independencia angolana contó con la participación internacionalista y desinteresada de Cuba. Ante el acoso fronterizo sudafricano y el divisionismo interno generado por intereses imperialistas, las autoridades legítimas del hermano país solicitaron al nuestro su apoyo.
Bajo la certera guía de Fidel nuestros soldados internacionalistas acudieron al llamado, y gracias a ello fue frenada la intentona neocolonial. El 5 de noviembre de 1975, con la presencia internacionalista cubana, se hizo posible que seis días después Angola se proclamara y consolidara como país soberano.
La lucha tuvo que continuar durante muchos años más. Las fuerzas imperialistas y sus quintacolumnistas internos no cejaron en su empeño de quebrantar una emancipación legítima ganada a sangre y fuego durante años.
Continuaban las agresiones directas; las escaramuzas de la contrarrevolución interna. Hubo que enfrentar una agresión sin precedentes desde muchos frentes contra la injerencia Sudáfrica, Rhodesia el Sur, Zaire, Estados Unidos, Israel y mercenarios de las dictaduras de Chile y Stroessner Paraguay.
Además de mantener nuestra presencia militar a solicitud soberana del gobierno legítimo angolana, nuestro país envió médicos, maestros y obreros quienes colaboraron en la reconstrucción del hermano país devastado por la agresión imperialista.
Los soldados internacionalistas cubanos pelearon codo a codo junto a los combatientes del Movimiento Popular de Liberación de Angola, devenido en Fuerzas Armas Populares para la Liberación de Angola.
En aquellas jornadas se escribieron páginas de un heroísmo sin precedentes donde sangre cubana generosa fue derramada junto a la de los combatientes angolanos. Dos mil seiscientos compatriotas nuestros derramaron su sangre allí en un gesto de hermandad sin precedentes.
Fueron años de lucha cruenta y heroica donde es importante destacar el protagonismo de Agostinho Neto y nuestro invicto Comandante en Jefe Fidel Castro. Brilló una vez más la excepcional condición de Fidel como estratega revolucionario, quien siguió y supervisó cada acción de combate conducente a la victoria.
A 45 años del inicio de la Operación Carlota el pueblo cubano siente el orgullo de haber cumplido tan digno cometido. Es ocasión para recordar con devoción y gratitud a cubanas y cubanos que en aquel momento nos representaron y pusieron en alto el nombre de la Patria.
Fue, en palabras de Fidel, «…la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de nuestro país (…) El imperio no pudo alcanzar sus propósitos de desmembrar Angola y escamotear su independencia. Lo impidió la heroica y larga lucha de los pueblos de Angola y de Cuba». (*)
La Operación Carlota es una página brillante de la vocación solidaria de la Revolución Cubana y de su pueblo. Es también la más clara advertencia para quienes intenten mancillas nuestra dignidad. «Un pueblo capaz de esta proeza, ¡qué no haría si llegara el momento de defender su propia tierra!» (*)
(*) Fragmentos. Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en el acto conmemorativo por el aniversario 30 de la Misión Militar cubana en Angola y el aniversario 49 del desembarco del Granma, Día de las F AR, el 2 de diciembre de 2005.
Fuente: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f021205e.html