Tal vez en los últimos tiempos cada vez eran menos los momentos de destellos, pero cuando una tropa de jóvenes artistas y escritores desembarcaba en la casa marcada con el número 41 en la calle Martí, Esther Montes de Oca, la eterna maestra de San Juan y Martínez, acopiaba todo el brillo para sus ojos ya casi grises y toda la lucidez del mundo para recibirlos con evidente alegría, como si por unas horas su cuerpo frágil olvidara que cargaba con más de un siglo de avatares.
Confieso que cuando la veía sentada en su sillón en la salita de estar pegada a la cocina no podía evitar preguntarme cómo había podido soportar por tantos años la ausencia de sus dos hijos amados, Luis y Sergio Saíz Montes de Oca. Cómo una madre, toda corazón, logra sobrevivir la muerte prematura de sus vástagos cuando, casi niños, son vilmente asesinados por la tiranía batistiana.
Aquel 13 de agosto de 1957 no lo olvidaría nunca. Ese dolor terrible se instaló para siempre en cada partícula de un ser de profundas raíces patrióticas, que llena de pena consiguió entender que «morir por la Patria es vivir». Frase inmortal de nuestro Himno nacional que adquirió más sentido para Esther no solo en la medida en que los diferentes espacios de su hogar, habitados por historias de amor a una Cuba libre, se fueron convirtiendo en sitios de veneración para los hijos de esta tierra, sino, sobre todo, después de que surgiera, en 1986, la organización que empezó a portar como bandera la poesía y el testamento político de Luis y Sergio. Esa que, bautizada con sus heroicos nombres, se fundara un 18 de octubre, hace justo hoy 34 años: la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
Orgullosa de la obra de cientos de asociados que quiso como si todos hubieran salido de su vientre, Esther nos dejó a los 105 años de edad, sabiendo que la muerte de sus dos únicos descendientes no había ocurrido en vano. Lo más común del mundo es que les dijera: «Ustedes también son mis hijos, parte de mi ser; sin ustedes no hubiera podido vivir… Sean siempre buenos, dignos herederos…», cuando muy jóvenes poetas y narradores, músicos, pintores, cineastas, actores, bailarines, investigadores, promotores culturales… se aparecían con ramos de flores a la casita ubicada entre las calles Libertad e Isabel Rodríguez de aquel pueblo pinareño eminentemente tabacalero, para darle una vuelta y abrazarla. «Todo está bien —les insistía— cuando se da cariño, cuando se da amor… Cuiden la Patria. Hay que luchar por ella, vivir por ella. Eso honra…».
De voluntad utópica
La AHS se fundó gracias a la unión del Movimiento de la Nueva Trova con las brigadas Hermanos Saíz y Raúl Gómez García. Por tanto, se trata del cumpleaños de una organización que ha abrazado a varias promociones de artistas cubanos que comenzaron a mostrar su obra al mundo incluso mucho antes de 1986. Evolucionó como «un espacio de legitimidad para la experimentación dentro del proyecto cultural revolucionario», como asegurara el ahora titular del Cultura, Alpidio Alonso Grau, cuando esta cumplió dos décadas y el poeta se desempeñaba entonces como su presidente a nivel de país.
Corría el año 2006. Entonces Alonso Grau se refirió a la significación de su ya fructífera existencia, empleando unas palabras que parecen dichas en este instante. «(…) por encima de la efeméride, lo que realmente celebramos es el triunfo de una voluntad utópica que por 20 años nos ha permitido participar de la cultura con un sentido crítico y una energía que van siendo cada vez más raros en este mundo. Un estado de vigilia intelectual que nos ha mantenido activos y fieles dentro de una vocación que hemos sabido salvar sin permitir que se extinguiera aun en los momentos de mayores dificultades. Más bien ha sido todo lo contrario: mientras más arreciaban las carencias y los obstáculos, más profundizaba entre quienes hemos asistido a este aprendizaje, la conciencia de afirmarnos en una actitud de pensamiento que nos mantuviera en alerta y a la ofensiva frente a cualquier fatalismo desmovilizador; en particular, frente a la aparente candidez con la que progresivamente ha buscado acomodarse entre nosotros el pregón desmoralizante del mercado».
Y si de algo se ha encargado la Asociación, que hasta la fecha ha convocado tres congresos, es de mantener bien activos a sus miembros. En su empeño, además, de promocionar la obra de los noveles creadores, su principal misión, se ha valido, a lo largo de estos 34 años, de intensas jornadas de programación y de reconocidos eventos distribuidos en toda la geografía nacional.
Guantánamo aporta la Jornada de la Canción Política y Titereando en la ciudad; Santiago de Cuba, el Taller y Concurso de la Radio Joven Antonio Lloga in Memoriam; Granma, encargada del ascenso al Pico Turquino, el Rock de la Loma; Holguín, las Romerías de Mayo, el Festival Nacional de Teatro Joven y el Premio Celestino; Las Tunas, Entre música y el Concurso Portus Patris; y Camagüey, el Almacén de la Imagen, la Cruzada literaria…
Ciego de Ávila organiza, por su parte, Trovándote; Sancti Spíritus, Lunas de invierno y Voces cruzadas; Cienfuegos, Al sur de mi mochila, el Premio Reina del Mar Editores y la Cruzada artístico- literaria; y Villa Clara, los festivales Longina canta a Corona y A tempo con Caturla, el Encuentro Hispanoamericano de Escritores además del Premio Sed de Belleza.
Orgullosas se sienten Matanzas, Mayabeque, Artemisa y la Isla de la Juventud por acoger, respectivamente, el Atenas Rock, el Puente Sur, el Arte en proceso y El Mangle Rojo, entre tanto Pinar del Río se muestra feliz «enredada» con la Jornada 13 de Agosto, el PinaRock y el Pinar Hip-Hop.
Como sede nacional, el ajetreo del Pabellón Cuba es grande durante los 365 días del año. Allí, en el recinto ferial del Vedado, lo mismo tiene lugar la Feria Internacional del Libro, donde se otorgan los premios Calendario, y el Encuentro de jóvenes escritores de Iberoamérica y el Caribe, que el Taller y Concurso de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena, el festival Patria grande, los espacios Pensamos Cuba y Dialogar, dialogar, la entrega de becas y premios…
Cuenta la organización, asimismo, con cinco editoriales: Sed de Belleza (Villa Clara), Reina del Mar (Cienfuegos), Ancoras (Isla de la Juventud), Aldabón (Matanzas) y La Luz (Holguín), dirigida por el multipremiado poeta y editor Luis Yuseff, quien no se esconde para afirmar que la suya publica preferentemente a autores jóvenes.
«Alguna vez se me sugirió que yo “inventaba autores”. Ahora, pensando un poco más detenidamente en el asunto, creo que las personas que dicen eso de nuestro trabajo realmente lo que hacen es reconocer, veladamente, la eficacia de un trabajo de promoción de esos autores noveles que, de pronto, ven publicado su primer libro y a las pocas semanas su nombre puede aparecer cientos de veces en el buscador de Google… Y, si las cosas salen mejor, esos 500 ejemplares de su libro terminarán agotados en unos pocos meses, e invitados a varios de los eventos que genera la AHS para la socialización del hecho literario».
De ello pueden dar fe escritores que aunque en la actualidad ya no integren las filas de la AHS estarán enlazados a ella de por vida, como son los casos de Idiel García, quien permanece al frente de la editorial Sed de Belleza; Yunier Riquenes García, quien fundó estando en su seno, junto a Naskicet Domínguez, Claustrofobias Promociones Literarias, y de Eldys Baratute Benavides, el mismo de Marité y la hormiga loca, Cucarachas al borde de un ataque de nervios y Retoños de almendro, la selección que le pidió Yuseff para La Luz y recoge la obra de 35 voces de todo el país y de 19 ilustradores, también jóvenes.
A Baratute le encantará siempre la Asociación, porque es el lugar en el que «me retroalimento. Un sitio lleno de jóvenes, mucho más jóvenes que yo, con locuras, deseos de hacer, pero también con distintas realidades que merecen ser reconocidas. En medio de todo eso me siento feliz y trato, desde mi trabajo de promotor, de impulsarlos.
«¿Qué le debo? Mucho de lo que soy hoy como creador y como persona. En las máquinas de la Casa del Joven Creador (CJC) pasé mis primeros libros, después del Premio Calendario y la beca La Noche los lectores comenzaron a interesarse por mis textos.
«En esos años descubrí la importancia de tener un buen líder, con sensibilidad, al frente de las instituciones culturales. Por eso luego traté de hacer lo mismo con los jóvenes con talento que se acercaban a mí.
«¿Qué le falta? Mucho, muchísimo. Y cada día le faltará más, teniendo en cuenta que cada generación de jóvenes es distinta a la otra, y que no podemos seguir perdiendo terreno frente a la banalidad, el facilismo y la acefalia. Tenemos que ser brujos, inventar varitas mágicas, diseñar sombreros con conejos, todo lo que haga falta para subvertir los patrones seudoculturales y para eso tenemos/debemos estar más cerca de los que se hallan lejos de los círculos de artistas y no vienen a nuestras instituciones, estamos obligados a salir a las calles y traerlos».
Otro guantanamero, Daniel Ross, es de los que no esconde su satisfacción por haber sido el primero de los que estudiaban en la Academia Profesional de Artes Plásticas, en unirse a la organización, «que me atraía porque todo el tiempo intentaba mezclar las diferentes manifestaciones en sus actividades. Me encantaba aquella mezcolanza. Veía a la AHS como una gran mesa donde me podía servir libremente lo que quería y necesitaba. Y me nutrió muchísimo. Bueno, todavía lo hace, ofreciéndonos siempre esos espacios diversos para crear, para participar como artistas».
Hermanados en llanos y montañas
Hubo un momento alrededor del año 2011 en la vida de Indira Fajardo, actual presidenta del Instituto Cubano de la Música, en que se convirtió en toda una «experta» alcanzando el Pico Turquino, en representación de sus compañeros de la sección de Crítica e Investigación.
«Recuerdo que la primera vez, que se escogió la ruta de Granma, fue demoledora. Tuvimos que caminar ocho kilómetros por carretera desde el campamento de pioneros hasta Alto del Naranjo; un recorrido que usualmente se hace en camión, lo cual sumó un deterioro prematuro a nuestros cuerpos «vírgenes» todavía. Para colmo, parte del descenso hacia la Aguada de Joaquín, tras admirar el busto del Maestro que señorea en el cielo, hubo que enfrentarlo de noche y bajo la lluvia, así que las caídas eran bastante seguidas y solo podíamos avanzar alumbrándonos con celulares y adivinando las barandas a cada lado. Quien las veía primero gritaba: “¡baranda derecha!” o “¡baranda izquierda!”. Llegamos con un hambre tan rabioso que nos comíamos lo que se nos pusiera delante.
«Con esa experiencia debía haber rechazado la propuesta cuando me convocaron por segunda vez, mas no dudé ni un segundo. Tampoco la tercera… Y es que no he querido perderme por nada del mundo esta iniciativa de la Asociación que persigue, sobre todo, propiciar un encuentro cercano entre jóvenes escritores y artistas de todo el país, que además nos conecte como generación, no solo con la cultura más auténtica, sino también con nuestra rica historia.
«En lo personal, observar con los ojos del corazón al Martí de la cima de Cuba es también saldar una deuda que había asumido conmigo misma en el orden familiar. Mi bisabuela ayudó a Celia Sánchez a esconder ese mismo busto antes de llevarlo a la Sierra. Por ello para mí se trata también de rendirle un tributo diferente al Apóstol iluminado, a quien siempre contemplo en espera de alguna sabia señal».
A una cantante ya reconocida como Annie Garcés le parece genial que exista una organización que agrupe a artistas jóvenes. El primer regalo que recibió de ella fue convidarla a escalar el Pico Turquino, «una experiencia inolvidable que me descubrió unos nuevos amigos supertalentosos, que están diseminados por toda la geografía nacional entregando su arte maravilloso. A mi regreso opté por la beca El reino de este mundo, un proyecto de DVD, que recogería un concierto de canciones interpretadas por mí pero escritas por jóvenes compositores, y otra vez recibí un apoyo inmenso… Como si fuera poco, luego me convocó para que me sumara a otros intérpretes en el video de Con un poco de amor, de Silvio Rodríguez, tema con el que saludamos el aniversario 30. Así comenzó mi camino y desde ese primer año resultó tan intenso que me asustó».
El artista camagüeyano de la plástica Leonardo Pablo Rodríguez Martínez la considera su segunda casa. «Mi otra gran familia. La AHS ha sido un ancla y un peldaño fuerte en mi carrera. Me ha ayudado mucho, al ofrecerme las posibilidades de realización, de crecimiento, de superación, que no he encontrado en ninguna otra parte. En la AHS puedo decir que estoy en el lugar correcto», dice.
Frank Martínez Oliva también le estará eternamente agradecido, asegura, «por su apoyo constante y por contribuir a hacer realidad aquel sueño de recoger parte de mis creaciones en un soporte que me sirviera para promocionar mi obra», confiesa a JR este joven nacido en Contramaestre que llegó a la trova por medio de la poesía y por las necesidades espirituales que en él potenció la entonces muy activa célula de la organización de vanguardia de los noveles artistas y escritores en aquel municipio de Santiago de Cuba.
Intensa forma de vida
Fue su propia madre quien se lo entregó a Freddy Emir Tejeda, líder del proyecto Baúl del Trasgo, de la Casa de Cultura de esa parte de la ciudad de Cienfuegos que todos llaman la CEN (Central Electronuclear) —devenido luego en el grupo Teatro de la Fortaleza comandado por Atilio Caballero—, antes de que el mismo actual presidente de la Asociación se probara, por ejemplo, en My Clown, donde no solo actuó sino que escribió sus primeros versos, para ver si su pequeño conseguía lo que ella no pudo: adentrarse en serio en el universo del arte. Así se encontró con la escena Rafael González Muñoz, el autor de Por el terraplén, Federico y María, Un reino medio(ocre), Medea en el jardín, La cocinerita adorada. Breve historia de Clarita Mazorca…, egresado de Teatrología y Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte.
Instructor de arte de alma, González Muñoz se unió a la AHS en 2009 «en un momento en que se gestaron muchos proyectos que marcaron la labor de la organización en la Perla del Sur. Recuerdo la peña Con jugo de tamarindo, centrada por Pharos Teatro, en el barrio de Reina, donde hallé la complicidad de Frank Armando Pérez Aguado (el payaso Colorete), quien conduce los pasos de la Asociación en el territorio; de Niurbis Santomé Cudeiro (Chispita)… Yo era Pito Pito…», rememora quien ya fuera elegido vicepresidente nacional en el 2do. Congreso.
«Cuando llegué al Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS, traía el conocimiento de cómo funciona la organización en una provincia, lo cual constituyó una ayuda enorme a la hora de llevar adelante esta nueva responsabilidad… Te aseguro que la AHS ocupa un lugar muy especial en mi vida, siempre bien cerca del corazón. En ella no se puede estar, no puedes permanecer impasible cuando te encuentras rodeado de creadores que han nacido con el arte en vena. Para mí ha significado asumir un enorme compromiso con la obra colectiva de muchos. Es una organización que encontró en “Hermanos Saíz” su denominación ideal. Nosotros todos constituimos una gran hermandad de arte, acción y amor, que ha tomado como símbolo, como paradigma, el legado que nos entregaron Sergio y Luis.
«Una hermandad que intentamos que esté integrada por artistas de corazón que a su vez sean buenos seres humanos, quienes hacen de los eventos y jornadas de programación de la AHS una intensa forma de vida».