Algo más sobre las “listas del horror”

Para esta ocasión, como en otras, el tema seleccionado es el terrorismo, para “asegurar” que los incluidos no contribuyen a la lucha contra ese despreciable flagelo; y así lo determina el país terrorista por excelencia que ocupa un lugar verdaderamente siniestro. Hacen uso de un método conocido cuando de nombrar se trata a este fenómeno; utilizan las palabras “no contribuyen”,  manera de establecer doble lectura para calificarlo de terrorista como realmente se pretende demostrar.

Y no podemos dejar de preguntarles ¿Quién o quiénes le han otorgado el derecho de hacer tales listas?, y además, ¿Cómo es posible que las haga, precisamente, el país más desprestigiado en  materia de terrorismo?

Cientos de ejemplos pueden corroborar la respuesta a esta última pregunta. Veamos solo algunos pocos  entre miles: es muy conocido que EE.UU., desde siempre, es un verdadero paraíso para fabricantes y comerciantes de armas, llegando incluso a integrar grupos de presión en altas esferas del gobierno yanqui, además de vender armas a los propios terroristas; según informe del año 2010 dejaron en Irak un estimado de 5 millones de huérfanos, un millón de viudas; 4 millones de refugiados y más de un millón de víctimas civiles, es decir, en su conjunto casi el total de la población cubana; aún hoy más del 30% de la población de Puerto Rico tiene uranio en sus cuerpos, como consecuencia de las acciones de EE.UU. por más de 60 años en la isla de Vieques.

Continuemos esta macabra lista real: según un informe que data del 2013 el imperio yanqui posee un arsenal declarado de más de 5 mil ojivas nucleares; dispone de 865 bases militares en 40 países, es el principal exportador de armas del mundo;  en Afganistán ejecutaron 447 ataques con aviones no tripulados con un saldo de miles de muertos; otra cantidad de miles de muertes dejaron en El Chorrillo, Panamá, mediante bombardeos que arrasaron el lugar; cientos de planes fraguados y ejecutados contra intereses cubanos en el mundo; planes para asesinar a embajadores de la Mayor de  las Antillas.

Y otro ejemplo no puede faltar, porque descubre a fondo la hipocresía y el cinismo sin par que históricamente ha demostrado Estados Unidos, la autodenominada tierra de la libertad y los derechos humanos, la misma que desde siempre ha servido de refugio seguro a terroristas, muchos de los cuales han influido, e influyen, en las decisiones de la alta dirección del país, tales como los tristemente célebres Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, ambos durmieron muy tranquilos el sueño eterno en aquel país de las llamadas “oportunidades”.

Figúrese usted, con el pequeño aval que he mencionado Estados Unidos continúa con su perversa costumbre de hacer listicas tan ridículas como insultantes a la dignidad de las naciones. Nosotros, los acusados, somos precisamente los que no enviamos armas ni causamos muertes en ningún país. Contrariamente enviamos vida y esperanza a una gran cantidad de países con nuestras misiones de salud, tan reconocidas que ya se contempla la posibilidad de otorgarles el Premio Nobel de la Paz . Así son aquellos, pero así somos nosotros.

“Unos están en el mundo para minar; y para edificar están otros”. José Martí

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