Cuba sin miedo

Debieran llegar a una conclusión obvia: la Isla rebelde no tuvo, ni tiene, ni tendrá miedo jamás. Naturalmente, ello se debe en primer lugar a nuestro líder eterno Fidel Castro, que con brillante sabiduría enseñó a su pueblo a respetarse y obligar a que se nos respete.

Si al menos ojearan un poco el libro de nuestra historia comprobarían lo demostrado con creces: sin miedo para quitarnos de encima la costra del colonialismo español; sin miedo para enfrentarnos en la Sierra Maestra a un ejército moderno, apoyado por los gringos y derrotar a una sangrienta dictadura; sin miedo cuando la crisis de los misiles, la invasión de Girón, la lucha contra bandidos; y, por supuesto, sin miedo también a la Helms-Burton que pretende ahogarnos.

Tan criminal como estúpida es el engendro de ley que sólo puede justificarse en mentes enfermas, obsesionados con retrotraernos al pasado, como si a estas alturas  fuese fácil  intentar siquiera que fuéramos como mansas ovejas al lodazal de una época que nunca volverá. Si en una hipótesis de cretinos y apátridas se pensara en esa posibilidad, no solo sería una traición a la patria, sino un verdadero crimen de lesa humanidad. Sencillamente, porque nadie que disfrute del sol quiere volver a las tinieblas del pasado.

Claro que la Helms-Burton nos daña, como nos han dañado cientos de acciones contra el pueblo cubano. Sin embargo, acá estamos transitando ya por 60 años de resistencia; así que volverán una y otra vez con la misma droga de aplastarnos, y nosotros una y otra vez resistiendo y luchando.

Solo los locos de un manicomio pueden pensar que Cuba volverá a aquellos tiempos de la colonia yanqui, donde reinaba el abuso y la injusticia;  calles abarrotadas de pasquines electoreros con aspirantes y promesas que nunca se cumplían; el vicio, la policía asesinando a mansalva a jóvenes en plena calle; la tortura; el hambre y la marginación total de nuestras gentes del campo; la mujer como instrumento de placer; la mafia en contubernio con el gobierno de turno; los prostíbulos baratos y los lujosos; los marines orinando en la estatua de nuestro José Martí; los barrios de ricos donde los negros no podían entrar; los gringos desembarcando en tierra cubana para abusar de nuestras mujeres, emborracharse y otras tropelías; el desempleo, el analfabetismo, la insalubridad, y toda una lista  enorme de injusticias y maltratos.


¿Querrán destituir a nuestro presidente Díaz-Canel y sustituirlo por un payaso traidor como Guaidó o White Dog como le dicen en los propios Estados Unidos?; ¿Aspiran a una república en la que gobierne el imperio?; ¿Desean eliminar cada uno de los incuestionables logros de la revolución cubana, muchos de los cuales son reconocidos internacionalmente?. En fin… todos los ejemplares que impriman de la Helms-Burton utilícenlos en otros menesteres, porque acá en Cuba NO HAY MIEDO. ¿O.K.?

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