Cuando se analiza fríamente la situación creada en el mundo por las desenfrenadas ansias del imperio para poseer a la América nuestra, se hace más evidente la certeza de lo afirmado por el insigne intelectual. Es tanto el egoísmo y la maldad que el mundo puede quedar al borde de un abismo sin retorno.
Lo que pretende el vecino del norte está más claro que nunca: adueñarse de nuestros pueblos y sus recursos -el gran bocado de la fiera- y, al constatar que muchos se les han subordinado, entonces apelan al único lenguaje que dominan bien, el de las armas.
Si deben morir muchos miles no importa, porque hay que combatir sin tregua a «los malvados comunistas agitadores y enemigos de la democracia».
Ahora nuestra hermana Venezuela está en el colimador y a punto de que aprieten el gatillo al mismo pueblo que, desde siempre, explotaron junto a sus siervos de la oposición nacional; y puede convertirse en el detonante del espanto.
Quieren hasta invadirla, precisamente porque Venezuela y el chavismo ha logrado eliminar desigualdades sociales, es libre de analfabetismo, los pobres hoy cuentan con oportunidades que jamás tuvieron, sus jóvenes pueden acceder gratuitamente a las universidades; muchos disfrutan de los dos millones 300 mil viviendas que el gobierno ha entregado a familias de bajos ingresos; y no solo eso, sino que también ha sido solidaria con países hermanos de Latinoamérica y el Caribe, y hasta de África.
Como una bestia actúan «amos y lacayos», como una bestia hambrienta quiere lograr a toda costa adueñarse de los enormes recursos naturales del pueblo bolivariano. Es así de sencillo y en un leguaje muy común: yo sé que son tuyos, pero yo los quiero y basta.
Ya lo ha dicho sin sonrojo alguno nada menos que el despreciable señor Bolton, consejero de la sacrosanta Seguridad Nacional de EE.UU. cuando afirma: desear que entren las empresas estadounidenses en Venezuela para trabajar en el sector petrolífero. Este hombrecito de tan baja moral sigue vomitando amenazas, insultos y todo lo que le parece con una desfachatez inaudita.
Por ejemplo, respecto al compañero Maduro, dijo: «Le deseo un retiro largo y tranquilo en una bonita playa lejos de Venezuela; y cuanto antes aproveche esa oportunidad, más probable será que pueda tener un retiro agradable y tranquilo en una playa bonita en lugar de estar en otra zona como la de Guantánamo».
Interpretando la verdadera intención que subyace: le desea tranquilidad lejos de su patria y, sin embargo, recientemente le hicieron un atentado para asesinarlo. Lo de Guantánamo, ilegal base que tienen en Cuba, está claro, enviarlo a la cárcel que tienen en esa provincia, donde como es muy conocido se practica la tortura y no a una playa como afirma tan cínicamente.
Danny Glover, prestigioso actor estadounidense y gran amigo de Cuba, ha dicho algo que, por su verdad incuestionable, merece ser mencionado: «Tú tomas los miles de millones de dólares que legítimamente son de los venezolanos, impones sanciones para que no puedan usar su propio dinero y recursos, y luego vienes a salvarlos».
Y uno se pregunta: ¿con la voracidad del enemigo llegará la salvación a los hijos de Bolívar? La respuesta parece tan obvia que no me atrevo a mencionar por respeto a su inteligencia.
Definitivamente, se puede asegurar que estamos viviendo uno de los momentos más crueles y peligrosos de la humanidad, posiblemente semejantes a los vividos por Cuba con la llamada crisis de los misiles.
Ayer fue la isla rebelde, hoy Venezuela, otros están en la lista, porque el enemigo de los pueblos se ha trazado un plan de conquista al que jamás renunciarán, a menos que las grandes masas, incluyendo las de EE.UU. se levanten en un solo haz para combatirlo sin tregua, con cientos de formas distintas, porque todo vale si de eliminar a la bestia se trata.
«La oscuridad eterna, como ave siniestra, volará sobre nuestras cabezas si no somos capaces de derribarla con astucia perseverancia, serenidad e inteligencia».