Desde la realización, la investigación en las obras audiovisuales infantiles y juveniles (I)

Con frecuencia he escuchado a colegas opinar sobre los secretos que develan el éxito de una realización audiovisual infantil, aseguran que se hallan en una costosa producción, en los colores de la escenografía, efectos visuales, en la casualidad y hasta en la “buena estrella” del realizador.

La realidad para ellos es decepcionante, el secreto está en el conocimiento de los elementos básicos de la realización y la comunicación audiovisual, en conocer al público destinatario, investigar el tema, la estructura dramatúrgica del guion, los códigos del audiovisual que van a realizar, y todo lo que sea susceptible a investigar, que también significa explorar y observar.

En el caso de los audiovisuales para niños, púberes, adolescentes y jóvenes, las fronteras que delimitan las edades deben estar bien definidas. Es conocido que el lenguaje debe ser acorde al grupo de edades que nos dirigimos, y si no investigamos no podremos conocerlo.

La información que necesitamos está en constante proceso de exploración y al alcance de todos, solo nos queda ir en su búsqueda y estudiar nuevas experiencias sin desconocer lo básico, lo que ya está probado.

Entre las estrategias del aprendizaje en un audiovisual para niños de 3 a 5 años, están presentar la información de una forma clara, usar elementos que el niño identifique con su vida, usar modelos análogos para explicar fenómenos complejos, dar instrucciones precisas que el niño pueda replicar, usar la inducción y la deducción, un lenguaje claro y preciso para cada grupo de edad, mantener el contenido educativo dentro de la narrativa, entre otras. Solo así podremos explorar el contenido y sus formas de expresión audiovisual, y pisaremos terreno firme.

Conocer al niño protagonista del proceso de creación audiovisual es una constante

En un taller de realización de programas para niños y jóvenes que impartí hace unos años les pedí a los alumnos, como trabajo de cierre, que investigaran sobre las características psicosociales y físicas de diferentes grupos de edades de niños, de púberes y adolescentes. Los estudiantes se desencantaron, pensaban que les iba a enseñar los secretos ocultos de la dirección de actores para niños, desconocían que para dirigir a actores es elemental conocer las edades del público destinatario y la de los niños-actores.

Cómo podemos estructurar un audiovisual para púberes, si no conocemos que a partir de los 7 años y hasta los 11 el niño desarrolla nuevas habilidades del pensamiento lógico, desarrolla el humor y la ironía, construye un grupo de amigos y le gusta tener uno preferido, su relación con el género opuesto es a veces antagónica, guarda secreta que le gusta compartir con personas especiales, entre otros elementos distintivos.

Pero si nuestro audiovisual está dirigido a niños de 2 a 3 años, debemos que conocer que su período de concentración es breve, que se identifican con los colores, las formas, sonidos, sensaciones táctiles, inventan amigos imaginarios, su pensamiento es concreto, todavía no está listo para aprender el significado de frases abstractas y conceptuales.

Lamentablemente algunas veces estos preceptos básicos quedan en las diapositivas de los talleres y no son aplicados en la realización audiovisual.  Y todavía hay colegas que apuntan que determinada obra es para toda la familia, y bajo este concepto no se esfuerzan en determinar el rango de edades del público destinatario de su audiovisual, entonces sucede que el Proyecto de presentación se convierte en un documento formal, inconexo con el resultado del audiovisual, el reto está en que lo hagamos coincidir. Se conoce y se expone en las diapositivas de los talleres, pero poco se aplica en el proceso de realización del audiovisual.

¿Toda la familia? Confunden el público destinatario con el alcance del contenido del audiovisual. Y aunque el contenido pueda ser visto por toda la familia, el audiovisual está dirigido a un público específico. Y solo podrá ser disfrutado por toda la familia si primero es disfrutado por el público para el que el audiovisual fue creado. Saberlo y ejercitarlo nos ahorra infortunios, ya que al no estar destinado a un público específico tiene bajos índices de audiencia, de gusto, y al no existir un receptor definido ese audiovisual no comunica.

El protagonista de la obra audiovisual no define la clasificación del público destinatario. Un audiovisual puede estar protagonizado por niños, pero el público destinatario no necesariamente tiene que ser infantil. Para los guionistas y creadores de los proyectos la pregunta seria, ¿con que publico me quiero conectar?, ¿a quién le voy a contar? o simplemente ¿a quienes quiero divertir? Esta es la clave para comenzar todo proceso creativo.

Los estudios sobre comunicación social son conocidos y están al alcance de todos, solo hay acudir a las investigaciones. El presente trabajo pretende retornar a la génesis, la comunicación audiovisual es inseparable de la investigación. Esta afirmación es tan básica que nos parece insuficiente. Muchas veces no vemos lo que está al alcance de nuestra vista buscando “algo supremo”, en lo in-visible.

No basta conocer las características de las edades, su desarrollo psíquico, sus preocupaciones, carencias, anhelos, sino que necesitas conocer cuáles son las características psicosociales del grupo para el que trabajas en el país, provincia, municipio o barrio que estas recreando el audiovisual.

Cuando estaba en pre filmación del telefime  “Teorema”[1] , no pensé que la dinámica de los adolescentes del barrio del Balcón Arimao en el Municipio de la Lisa, fuera diferente a los del Municipio Marianao y los de Habana Vieja. Pero el sentido común me indico que tenía que investigar, hubiera sido más fácil ajustarme el guion que invertir de mis ahorros personales para conocer la dinámica de la comunidad, pero investigar en el audiovisual es respetar al público y a nosotros mismos.

El resultado de la investigación desde el Taller de trasformación comunitaria Paulo Freire[2] devolvió otra lectura del guion, los adolescentes aportaron elementos decisivos de su dinámica social sin la que hubiera sido posible la comunicación con ellos en el audiovisual, éste a su vez les sirvió para hacer trabajo comunitario social-educativo, estábamos hablando de ellos, en las zonas  y con los actores sociales que conviven. La investigación nos salvó del cliché del adolescente marginal en los audiovisuales cubanos.

[1] “Teorema” telefilme juvenil, 2012. Argumento y guión de Agnieska Hernández, dirigido por Mariela López Galano. Narra la vida de dos jóvenes en la zona marginal del Balcón Arimao, en el Municipio de la Lisa, Provincia de La Habana en la actualidad.  Los estudiantes del aula fueron seleccionado de la secundaria “Manuel Piñeiro” en la que grabamos el audiovisual. Obtuvo el Gran Premio Caracol de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba en el 2013 y el  Caribbean Broadcasting al mejor Drama, 2013.

[2] Casa Comunitaria: “Paulo Freire”. Está situada en la calle 218 e/ 77 y 81 # 7709, del Balcón Arimao, municipio habanero de La Lisa. Fundada el 18 de Julio del 2003. Es un espacio donde radica el Taller de Transformación. Dedicado a la capacitación, asesorías y acompañamientos para el desarrollo de tesis, licenciaturas, y otras carreras, encuentros. Y la reflexión, partiendo de problemas vivénciales de las  personas que forman la comunidad con una intencionalidad en la gestión fortalecimiento y evaluación  de proyectos y la integración de actores en un proceso de transformación social.

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