La gran familia que somos

La familia, motivada por el lazo de amor y propósitos afines que la unen, inspira a sus miembros a trabajar por la felicidad común, lo que incluye tanto la prosperidad material fruto del trabajo honrado, como la bonanza duradera y virtuosa exclusiva de la solidaridad, el respeto y el amor.

La familia la conforman individuos que viven su presente y se proyectan hacia el futuro a través de un proyecto común.

Como tales gozan de igualdad en derechos y deberes; son a la vez diferentes, lo cual no representa ni atribuye superioridad a ninguno de sus miembros sobre otros.

Así como el cuerpo de un ser humano se compone de órganos distintos, cada uno con su función, de esa manera se comporta la familia. Las piernas son necesarias para caminar; los ojos, para ver. ¿Pueden las piernas caminar si carecen de ojos que las guíen?

Por supuesto: la solidaridad familiar provee con la mirada del hermano o hermana, el acompañamiento visual para quien no lo tiene.

El aparato digestivo es uno; el respiratorio, otro. ¿Sería posible la digestión sin los pulmones? Estos proveen el oxígeno que llega a través de la sangre al sistema digestivo, para que pueda cumplir su función.  Semejante a todo un organismo humano, así es la familia.

La mano, igual que el pie, cuenta con cinco dedos y ninguno es igual al otro; en cambio, qué necesario resulta tenerlos todos para caminar con seguridad y desarrollar a plenitud las destrezas manuales.

En la familia básica y en la social, existen diferencias como las hay en manos y pies, que no antagonizan, sino se complementan; razón que nos hace cuidarnos unos a otros, a pensar diferente desde nuestra honrada conciencia, teniendo como finalidad el bien común, ese al que aspiramos y merecemos.

Cubanas y cubanos formamos un todo único, pero a la vez heterogéneo, diverso, multicolor. Nuestra idiosincrasia se fortaleció en las décadas recientes de la historia patria.

El quehacer en la cuadra, nuestro compartir en actividades comunitarias, las campañas sanitarias,la permanente discusión para enriquecer nuestro proyecto nacional; apoyarnos en momentos difíciles de desastres naturales y festejar juntos cuando la ocasión llega; eso es ser y actuar como una gran familia.

Nuestra legislación apoya y protege la unión de personas cuyo propósito es amarse, edificar y crece recíprocamente a través del respeto mutuo, y multiplicarse para que así también crezca el número de miembros de cada familia.

La igualdad legal plena de los cónyuges -y un programa educativo para erradicar machismos, prejuicios y maltratos- integran la firme voluntad política de conseguir que ese núcleo esencial sea fuente continua de armonía y crecimiento espiritual.

El 15 de mayo último celebramos el Día Internacional de la Familia; un día antes, el domingo, lo dedicamos a honrar a nuestras madres: las que están y las que viven en una dimensión eterna desde cada uno de nuestros pensamientos y corazones.

Desde el 14 de mayo Cuba celebra la Jornada por el Día Internacional de la Familia (*), que se extenderá hasta el tercer domingo de junio, Día de los Padres.

Su objetivo central es el fortalecimiento del rol de la familia en la sociedad cubana, principalmente como formadora de valores; en este sentido, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), lleva a cabo múltiples acciones en las que se mantiene presente a la inolvidable Vilma Espín Guillois, inspiradora de la consolidación de los derechos femeninos y el bienestar de la infancia. 

Somos una gran familia, sí. Somos iguales y diferentes, y desde esas diferencias lógicas, necesarias y enriquecedoras nos amamos, aceptamos y respetamos. Desde esas diferencias que la igualdad de derechos reconoce y el deber responsable consolida.

Así juntos crecemos y avanzamos, libando de cada flor su néctar y haciendo nuestra propia miel.

Somos una familia que comparte cuanto tiene -no lo que nos sobra, pues no somos materialmente ricos- con las pequeñas y grandes familias del orbe.

Ello nos inunda de plenitud. En Cuba todos los días son de la familia: por ella somos y para ella existimos.

(*) 15 de mayo, Día Internacional de la Familia. Celebración instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en su resolución 47/237, del 20 de septiembre de 1993.

 

 

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