La luz al final del túnel

Y lo espiritual es todo, es la manera positiva en que enfocamos nuestros pensamientos y apreciamos la vida, y la búsqueda de soluciones a los problemas, que no son pocos, cómo los jerarquizamos y logramos desprendernos de la negatividad para poder reflexionar mejor y avanzar con mayor efectividad, cómo nos apreciamos nosotros mismos, qué significado le damos a la vida.

Son tiempos complicados, en el que la pandemia ha venido a desordenar las rutinas diarias y nos impone una dinámica de vida diferente -a veces nunca antes conocida-, pero que igualmente pone a prueba el ingenio del ser humano, su capacidad de resistencia, y de sobreponerse a sí mismo.

Hay que buscar alternativas, y cuando hablamos de fortalecer el espíritu, no podemos olvidar la lectura de un buen libro, el compartir con la familia más cercana los buenos recuerdos, en cuidarnos los unos a los otros, en interrelacionarnos más y ganar el tiempo perdido que en momentos de normalidad nos distancia a unos de otros, en escuchar buena música esa que edulcora el alma y hace magia en nuestros corazones.

He conocido magníficas experiencias de hermanos que han venido a reconocerse en tiempos de pandemia, porque han convivido juntos durante más tiempo y aprehendido como esencia que la familia es lo más grande a lo que podemos asirnos para apoyarnos en circunstancias complejas.

La vida en ocasiones pasa tan rápido que cuando nos damos cuenta, ya no tenemos tiempo para recuperar lo perdido, de hecho, nunca se recupera. Y parte de esos buenos momentos están en todo lo que nos fortalezca como seres humanos en el orden de los sentimientos, los valores, en el actuar cotidiano y cómo conservamos lo mejor como antídotos de resistencia y con una mirada positiva para asumir los desafíos y también vencerlos.

Dicen que las personas se prueban en tiempos difíciles. Y no es solo por el valor con que lo enfrentan, solamente, sino además en cómo lo vencen.

Entonces hablar de fortalecernos a sí mismos, de vencer miedos y enfrentar riesgos con responsabilidad, implica también en tiempos de COVID19, saber hacer lo que a este tiempo corresponde, como buenos escuderos sin lanzas pero cabalgando hacia un futuro que nos lleve a preservar la vida sin perder nuestra alegría, el encanto de sabernos vivos, y de luchar para conservar esa vida y la de los demás con la disciplina y el rigor que el momento exige.

Hay que ver siempre la luz en el final del túnel. Porque es esa luz la que nos estimulará siempre a alcanzar una meta, un propósito, que no se materializará solo, sino dependerá mucho del grado de conciencia que aportemos cada uno para que esos sueños se hagan realidad.

 

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