Un 2 de abril para la historia

El primer mandatario ecuatoriano recordó en esa misiva que «pese a que en la Quinta Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago del 17 al 19 de abril de 2009, se rechazó la incomprensible exclusión de la República de Cuba de las cumbres americanas, este pais hermano no ha sido invitado» a la Cumbre de Cartagena de Indias en el 2012.

Por definición, puntualizó Correa, no puede denominarse «Cumbre de las Américas» a una reunión de la cual un país americano es intencional e injustificadamente relegado, por el veto de países hegemónicos, situación intolerable en Nuestra América del siglo XXI.

Y en esa histórica carta al presidente de Colombia, recalcó Rafael Correa que era igualmente intolerable que en esas Cumbres se soslayaran temas tan fundamentales como el inhumano bloqueo a Cuba, así como la aberrante colonización de las Islas Malvinas, los cuales han merecido el rechazo casi unánime de las naciones del mundo.

Y el digno continuador de Eloy Alfaro fue categórico al expresar en su carta a Santos que, despues de haber reflexionado detenidamente, había decidido que mientras fuera Presidente de la República del Ecuador no volvería a asistir a ninguna Cumbre de las Américas hasta que se tomen las decisiones que la Patria Grande nos exige.

Y como el 2 de abril del que se habla ahora es el de 2017, cuando en Ecuador se efectuará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, yo quiero que nadie se olvide de este gesto de un Presidente ecuatoriano que devolvió la dignidad a todos los pueblos de Nuestra América.

Si Eloy Alfaro fue el único presidente de Nuestra América que el 19 de diciembre de 1895 escribió a la Reina Regenta de España pidiendo la independencia de Cuba, Rafael Correa pasará también a la historia por la dignidad de su carta del 2 de abril de 2012 diciéndole a su homólogo colombiano que no iría a una Cumbre de la cual se había excluído a Cuba.

Que no se pierda nunca la memoria histórica y la dignidad, es lo que deseamos a los ecuatorianos los hijos de la patria de José Martí, el amigo de Alfaro.

Autor