El imperio vs. Nicaragua

Después el mundo se encontraba inmerso en los nuevos conflictos que surgían como consecuencia de la política de exterminio de los gringos, dígase en Siria, Venezuela, Yemen y tantos otros países.

Así las cosas me llegó a extrañar que nuestra hermana Nicaragua no era atacada a fondo; pero sucedió; ahora le tocó el turno porque aplican la misma receta tan conocida como odiosa, es decir, criminalizar a Daniel Ortega y su gobierno; producir actos vandálicos que den la idea de caos nacional; y por supuesto, los grandes medios de comunicación apoyando profusamente a los bandidos.

Todo este entramado a partir de una filosofía surgida, apoyada y dirigida por el país del norte, donde todo vale si de destruir el progreso social se trate y, por supuesto, en la que se incluye aplastar lo que huela a revolución social.

Siempre buscan pretextos como es el caso de la medida que adoptó el gobierno sandinista para elevar los aportes a la Seguridad Social. Y entonces apareció la receta ejecutada por grandes actos de violencia contra la propiedad social.

El gobierno en respuesta decidió derogar la medida e invitar a conversaciones; es decir, se eliminaba la causa que produjo los desmanes; sin embargo, no cesaron los disturbios violentos. ¿Por qué? Ya usted sabe, el objetivo es eliminar del camino al sandinismo; más claro ni el agua.

El gran delito del gobierno nicaragüense es que se alza ya como un país referente para los pueblos de la región. El gobierno sandinista ha logrado elevar las condiciones de vida de la gente; la educación y la salud son gratuitas para gran parte de la población; el empleo no se ha afectado; existe un real equilibrio económico; no se constata inflación; y, en definitiva Nicaragua es un país estable, tranquilo, el pueblo acepta a su gobierno.

La situación que hoy se disfruta es diametralmente distinta a su pasado reciente y lejano. Ya no asume el poder el pirata yanqui William Walker, no se destruye la cultura popular ni se extermina a grandes masas de la población; no hay marines en su suelo porque fueron expulsados por el pequeño pero inmenso Augusto César Sandino, que luego fue asesinado en 1934 por orden del sanguinario dictador Anastasio Somoza.

Si bien es cierto que el imperio es aún muy fuerte y tiene grandes y poderosos acólitos en este mundo, no lo es menos  también que su estrategia de dominación viene debilitándose desde hace años como consecuencia del despertar de esta América nuestra que soñó Bolívar y Martí.

Claro, con los riesgos previstos como son los casos de Cuba y el reforzamiento del bloqueo; la ofensiva contra Venezuela; el apoyo al presidente de facto Temer en Brasil y la captura de Lula; los ataques a Evo en Bolivia y tantos otros casos.

Es obvio, nos encontramos en una nueva arremetida de la bestia. Ve con enorme preocupación que sus súbditos de antaño ya no lo son; teme que los ejemplos «contaminen» a otros pueblos y, al final, que de nada les valga las bombas, porque si tuvieran algún valor entonces pagarían sus grandes élites de poder y sus propias semillas de despojo.

Cierta vez, refiriéndose al sistema imperial, José L Centella, Secretario General del Partido Comunista de España, dijo: “Un sistema, en definitiva, que ha demostrado que no solo no es capaz de resolver los problemas de la humanidad, sino que el mismo se convierte en el problema de la humanidad”.

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