La capacidad de soñar y fundar de Alfredo Guevara

El cine cubano no puede explicarse sin este singular artista quien era calificado por muchos amigos como una persona llana pero difícil. Presidía el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y fue el fundador del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas (ICAIC).

Las ideas revolucionadas por una mente siempreviva junto a una férrea fe en la Revolución y la más consecuente militancia anticapitalista marcaron la trayectoria de este imprescindible pensador, quien en uno de sus últimos discursos nos llamó a fundar desde todos los contextos y entramados socioculturales.

Sobre este axioma expresó: «Siempre pienso que la verdad no existe, el hombre llega a la verdad por aproximación. No hay valores absolutos. Creo que siempre que uno se acerca a algo no es nada más que para llegar a un punto que se convierte a su vez en un punto de partida. Es decir, que arrancamos un fragmento de la realidad, al saber y a la naturaleza, simplemente para ir un poco más lejos si somos realmente auténticos; para mí la militancia es la militancia en la poesía, creo que ese es el modo en que el artista de cualquier carácter es un verdadero revolucionario. Revolucionario no es estar inscrito en el Partido o en la Juventud, revolucionario es revolucionar la realidad con los medios que se tengan y en el papel en que estemos».

Alfredo veía el cine como forma artística de vanguardia y de masas al mismo tiempo; un arte a la vez excelso y para la gente común; libre y a la vez reflejo y servidor de la sociedad.

Fomentó un cine de crítica social y de polémica. Un cine de comunicación con la sociedad cubana, formador a su vez de cultura cinematográfica en el público.

El músico cubano Leo Brouwer definió a Alfredo Guevara como el hombre de la ideología de la cultura en Cuba después de 1959. Y es que Alfredo Guevara fue, sobre todo, un pensador de la Revolución y del socialismo. Revolución y socialismo concebidos como una lucha continúa por la libertad, la justicia y la belleza.

Según expresó el Historiador de La Habana, doctor Eusebio Leal: «Él consideraba siempre la necesidad de hacer vanguardias y hacía falta un refinamiento a la sociedad, le espantaba la vulgaridad, le espantaban las cosas que para hacer populares tenían que ser feas, aborrecía eso, lo aborrezco yo también, creo que el pueblo merece y todos merecemos la belleza».

Sus últimos años prefirió vivirlo junto a los jóvenes, a ellos dedicó importantes discursos y encuentros, pues él expresaba ser un joven atrapado en un cuerpo viejo, su legado así lo demuestra: «El ideal es que cada ser humano -afirmaba Guevara-, pudiera desplegar de modo tal que en ese despliegue encontrara… porque todo ser humano tiene algo de artista, tiene pasión por la belleza, si la descubre la ama, y si la descubre y la ama la enriquece». 

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