La integración caribeña sí es posible

Fidel sembró la semilla precursora del ideal integracionista soñado por el Libertador Simón Bolívar, cuando el 31 de enero de 1962 Cuba fue expulsada del seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), con la honrosa excepción de México.

Pero los puntos convergentes de ese sueño desembocan en dos figuras imprescindibles: Simón Bolívar y José Martí. El primero expuso las ideas de unión e integración en la célebre Carta de Jamaica, firmada el 6 de septiembre de 1815.

En ese texto, Bolívar escribió: «Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas, que por su libertad y gloria…».

Pero la máxima expresión de la unidad de América lo constituyó el Congreso Anfictiónico de Panamá, donde el Libertador se pronunció por defender en común la soberanía de todos y cada uno de los países del continente contra cualquier intento de dominación por parte de potencia extranjera, y propuso la creación de estructuras comunes.

Nos cabe el privilegio de que nuestro Héroe Nacional José Martí retomó nuevamente los preceptos bolivarianos y enriqueció el viejo ideal de unidad hispanoamericana cuando este estaba a punto de fenecer ante la fuerza del panamericanismo promovido por los Estados Unidos.

Martí lanzó una estrategia de integración latinoamericana fundamentada en la identidad histórica de nuestros pueblos, pero no recibió apoyo. No fue hasta la guerra hispano-cubano-norteamericana en que muchos pensadores se dieron cuenta que hacía falta oponer al desaforado expansionismo norteamericano los conceptos de unión de América Latina.

El líder de la Revolución Cubana, uno de los principales artífices de la integración latinoamericana y caribeña, reflejó los desafíos del Caribe en un brillante discurso pronunciado en la Cumbre de la AEC efectuada ene Trinidad y Tobago, el 17 de agosto de 1995.

He aquí algunas ideas planteadas por Fidel que resultan esenciales para comprender el porqué de la necesidad que tienen los países caribeños de integrarse:

«Tenemos ante nosotros un gran desafío. Se trata de forjar un destino común para naciones notablemente dispares en cuanto a tamaño, población y desarrollo. Lo hacemos, además, en momentos en que el mundo se divide en grandes bloques comerciales, se establecen feroces guerras por los mercados y se agranda cada día el abismo entre los países ricos, con acceso a las tecnologías del futuro, y los países pobres, agobiados por la carga de la deuda y por sus insolubles problemas sociales».

«Creemos, sin embargo, en la idea de un Caribe unido, y tenemos la certeza de que juntos podremos vencer nuestras dificultades actuales. Surgen grupos y pactos económicos diversos en América Latina. La región comprende, por fin, que en la unidad está el camino futuro de nuestros pueblos. Para la Cuba bloqueada y para Haití y la República Dominicana, la Asociación de Estados del Caribe representa la posibilidad de inserción en la economía y en los procesos de integración regionales».

«Para hablar de integración en el Caribe hay que abordar los temas que hoy nos convocan: el comercio, el turismo y el transporte».

«Pero aún estamos lejos de haber convertido a la región en su conjunto en un destino privilegiado del turismo internacional, a lo que nos hacen acreedores nuestras riquezas naturales. Este patrimonio común de nuestros pueblos requiere de un cuidado especial. El mar Caribe debe ser protegido de la contaminación negligente y la sobrexplotación de sus recursos. La vulnerabilidad de nuestros ecosistemas, vitales para nuestra subsistencia económica, debe ser motivo de seria consideración en los programas económicos regionales».

«No es posible esperar, pues mañana podría ser demasiado tarde. Nuestras decisiones de hoy no pueden convertirse en letra muerta; han de tener un seguimiento concreto y resultar en la creación de efectivos instrumentos de trabajo conjunto».

«Nuestro comercio mutuo es escaso, nuestras economías no se complementan, tradicionalmente hemos comerciado con los países desarrollados, nuestros mercados internos son débiles. Debemos hacer un esfuerzo especial para fortalecer nuestro comercio común».

«El transporte en la región es inadecuado. Se convierte en un obstáculo para el desarrollo del turismo y la integración en el Caribe. No habrá integración efectiva entre nuestros pueblos mientras siga siendo más fácil viajar desde nuestros países a Europa o Estados Unidos. Hay que revertir esta situación».

Para el embajador de Venezuela en Cuba, Alí Rodríguez Araque, los principios bolivarianos de cooperación, solidaridad y complementación económica que impulsó Hugo Chávez Frías deben afianzarse a partir de la VII Cumbre de la AEC.

El diplomático sudamericano señaló que «toda Latinoamérica y el Caribe están de acuerdo con la integración, el detalle es con qué objetivos, ¿integrar un mercado de libre comercio como la Unión Europea?, que de libre tiene poco; o una integración basada en principios como la cooperación, la solidaridad y la complementación económica».

«No se trata de competir, sino de complementarnos, afirmó Rodríguez Araque, para quien ese tipo de mecanismo serviría para dar lo que el otro no tiene y viceversa, de manera que se establezca una compensación, buscar ventajas mutuas, «ganar-ganar», no en el sentido capitalista, sino solidario de cooperación.

Bajo esa óptica, surgió Petrocaribe, un proyecto impulsado por Chávez con el fin de concretar una doctrina bolivariana que aliviara la penuria que representaba para un país del Caribe pagar la factura petrolera con las mismas condiciones del mercado financiero internacional.

Petrocaribe no solo suministró petróleo, también desarrolló iniciativas para mejorar la calidad de vida de muchos países insulares. Pero también abrió nuevos senderos a otros esquemas integracionistas que traspasaron el plano económico, para dignificar a una porción de pueblos olvidados.

«Uno de los ejes de la unión de los pueblos del continente radica en las riquezas naturales que posee: el pulmón vegetal más grande del mundo con la Amazonía, tres de las principales corrientes de ríos del planeta, todos los minerales de la tabla periódica alojados aquí; la gran pregunta es qué es lo que no tenemos», aseveró Rodríguez Araque.

¿Qué se necesita para concretar los sueños de Bolívar y Martí, Fidel y Chávez?. Pues, voluntad política manifiesta desde posiciones e intereses comunes para hacer frente a un enemigo histórico: el capitalismo, que no cejará en su empeño de devorar los grandes recursos naturales y humanos que posee el Caribe. Y en la unidad está la fuerza para destruirlo.  

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