Maceo y Che: dual osadía y ejemplo

Imaginarios históricos de la memoria, secuencia vital convertida en leyenda, heroicidad; pero también la plena sencillez del hombre que cala hondo.

Válidas son también sus proles, pues en los Maceo, vaya la gloria en la manigua, las guerras, la madre; en la del Che, la convicción de una época asumida y potente que se universaliza en los médicos cubanos, en la amistad de Cuba y Argentina, en la irreverencia de un asma que revierte un respirar multiplicado, unísono, aun en el vaivén de un único plan Latinoamericano y caribeño versus la más taimada propuesta imperial.

Antonio Maceo y Grajales y Ernesto Guevara de la Serna, Che; aúnan fechas más allá del recordatorio, la gloria misma, su ejemplar conducta; las irreverencias de su propio crecimiento personal, o sus conductas más exigentes aún consigo mismos.

Son multiplicidad en cada uno de los cubanos, en la lucha diaria de la vida cotidiana o en el palpitar de la historia raigal en Puerto Rico, otra cuna maceísta, y la Argentina natal del Che…

Son más hombres y más pueblos; parafraseando a Eduardo Galeano, baste decir con son tan vivos hoy como las “venas abiertas de América Latina”, por qué no, también del Caribe insular, de un continente herido de muerte cada vez, pedazos de historia y de tierra que se reinventan.

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