Noticiero o noticiario

Se muestra como un programa encaminado a satisfacer, esencialmente, la necesidad de información de la audiencia. Todo su contenido está integrado por materiales periodísticos que, obviamente, deben contar con la máxima actualidad e interés noticioso. Mayoritariamente está representado el género información, aunque en ningún caso debe excluirse la posibilidad de incorporar otros como la entrevista, la crónica, el comentario, el reportaje, e incluso el editorial, cuando éste sea oportuno como vehículo apropiado para expresar la opinión del órgano ante hechos, sucesos o situaciones diversas.

Habitualmente los materiales se ordenan por áreas geográficas o secciones, sin que ello limite, necesariamente, la imprescindible agilidad y dinamismo que debe caracterizar al noticiero. Tal ordenamiento tampoco debe atentar contra una alta realización técnico-artística, porque en la práctica ambas necesidades no son incompatibles.

Los principales titulares son la apertura de un noticiero, y su número no debe estar sujeto a una cantidad fija para cada emisión, pudiendo variar en dependencia del caudal y las características específicas del espectro noticioso con que se cuente. Igualmente es necesario ofrecer, durante su desarrollo, avances de informaciones u otros materiales importantes, con la finalidad de excitar o atraer la atención del oyente hacia aquellos que revistan gran interés, utilizándose para lograrlo una redacción sugerente y atractiva. A su término debe contar con un resumen de lo más importante transmitido.

Este programa debe responder preponderantemente a su propio entorno, es decir, municipal, provincial o nacional, aunque ello no sea excluyente de reflejar otros ámbitos según el caso de que se trate, pero siempre en menor medida, no solo en número de informaciones, sino también en la forma, pues en todos los casos serán breves. Se trata, sencillamente, de ofrecer una panorámica ágil y concreta. De existir alguna excepción siempre sería por sucesos de máxima connotación.

Su transmisión en vivo es consustancial al carácter ágil que debe poseer, independientemente de la lógica inmediatez que supone un noticiero. Por ello es natural la confección de un guión técnico que garantice un ordenamiento lógico y capaz de asegurar, entre otras cosas, un buen manejo de las informaciones de baja, mediana y alta intensidad, así como el logro de la yuxtaposición dialéctica de la información. Tal proceder permite balancear los contenidos para obtener mejores resultados en la curva de interés.

Un noticiero de radio no es un depósito en el que se vierten una tras otra las informaciones, mucho menos vehículo desprovisto de atracción, vuelo imaginativo, creación artística e ingrediente humano. Muy por el contrario, sus realizadores tienen el deber de convertirlo en un programa pleno, sugerente, atractivo y dotado de alto nivel de realización artística y técnica. Las informaciones deben impregnarse de calor, autenticidad y credibilidad, en permanente lucha contra el esquema y el convencionalismo. Cada periodista que interviene en el programa debe distinguirse por su sello y estilo personal, en lucha permanente contra las palabras y frases acuñadas por el excesivo uso que causa tedio en el oyente (todo parece en conserva y progresivamente se pierde credibilidad por lo inauténtico).

En cuanto al ritmo de locución a emplear, hay que tener presente que la lentitud y el atropellamiento en la expresión, constituyen dos polos opuestos dañinos; por ello debe aplicarse el ritmo intermedio capaz de hacer perfectamente comprensible el mensaje. Se trata de agilidad y dinamismo, pero solo hasta el punto exacto en que se inicia el atropellamiento. Por su parte es preciso utilizar un tono sobrio, personal, distintivo, respetuoso y cercano, sin extremos de oficialismo, retórica o vulgaridad. Claro que en ello interviene, de manera muy importante, la redacción apropiada a tono con las peculiaridades expresadas. Se añade que la improvisación de los locutores debe quedar reducida al mínimo posible o, simplemente, excluirla.

Especial atención debe prestarse a las intervenciones en vivo de reporteros y colaboradores desde exteriores. Hay que establecer una correcta selección de los diversos materiales, cuidando que cuenten con un mínimo indispensable de interés y se produzcan en momentos oportunos de la emisión. Aclaramos que en este sentido el director del programa tiene la máxima responsabilidad, porque él no está obligado a llevar al aire todo tipo de información en los precisos momentos en que llaman estos reporteros o colaboradores. Debe evaluar si es de interés, si no rompe con el objetivo y perfil del espacio y, además decidir en que momento será transmitida la información.

El noticiero de la radio debe ser máximo acreedor de todo el talento creativo de sus realizadores y merece la más alta prioridad de atención. En él se ponen en juego todas las reglas y leyes de la comunicación social.

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