La música, elemento vital

Ahora bien, me parece muy importante detenernos en la música como apoyatura o, digamos también, para afianzar el parlamento y brindarle realce, atmósfera, sensibilidad, sosiego, apoyo, impedir el tedio etc. Teniendo en cuenta lo anterior, creo necesario consignarles un ejemplo mediante la siguiente imagen:

Una pareja de enamorados: Ambos se encuentran en lugar y ambiente ideal como puede ser una playa, contemplando un bello paisaje, etc.

SON: ENTRAN ACORDES ROMÁNTICOS (BREVES) QUE DILUYEN SUAVEMENTE Y CESAN. LIGA A AMBIENTE DE PLAYA QUE VA A FONDO DE…

ELLA: (habla despacito y como a intervalos) Dice…

EL: (con decisión, pero respetuoso) Dice…

SON: CESA FONDO DE AMBIENTE DE PLAYA QUE HACE CROSS FADE CON ACORDES ROMÁNTICOS A PRIMER PLANO, BAJA A TERCERO Y SE MANTIENEN DE FONDO HASTA…

ELLA: (más segura aprobando, pero ruborizada) Dice…

SON: EN ÚLTIMA FRASE DE APROBACIÓN SUBEN LOS ACORDES MUSICALES A PRIMER PLANO. RECREA Y NUEVAMENTE BAJAN A FONDO DE…

…y continúa el diálogo hasta el final de la escena.

Como apreciaron la música en todo momento estuvo «apoyando», «afianzando», y «contribuyendo a crear una atmósfera romántica apropiada».

La otra función de la música se explica muy fácilmente cuando afirmamos que actúa también al transmitirse las piezas completas, bien en un programa que incluya números variados en géneros, estilos y épocas o en otro espacio dedicado a un tipo específico de música, bien por el autor, bien por el intérprete, etc.

Ya explicadas las dos variantes que asume la música en la radio, quiero alertar a los que se inician en ella sobre algunos vicios o peligros que, lamentablemente, se mantienen en nuestro medio con frecuencia indebida. Veamos:

Utilizar la música para eludir o descansar del texto. Algo así como «una aspirina para el dolor de cabeza», sin tener en cuenta que, de tal modo, se traiciona el elemento vital y más importante, la palabra. Cuando el parlamento contiene interés, es sugerente, tiene valor humano, actualidad, prominencia, síntesis etc. entonces no necesita el analgésico.

Incorporar fondos musicales a ultranza y permanentes sin justificación artística alguna.

Arbitrariedad al colocar de fondo al texto música y letra. Es lamentable, porque el oyente no le es posible descodificar, al mismo tiempo, tres señales, es decir, lo que se dice, la letra de la pieza y la propia música que la acompaña. Además, no se tiene en cuenta que, con la radio, se puede simultanear la escucha y otras acciones, lo que agregaría otro elemento disociador que no permite comprender el mensaje radiofónico.

El uso de música no sugerente con el tema que se trata, con el resultado de opacar, subestimar, y hasta incurrir en ridículo cuando esta práctica se hace evidente. Imagínense ustedes en un segmento de efemérides en el que se brinda información de un personaje o hecho de alta significación histórica, que el director decida utilizar un fondo con música y letra festiva.

Usar el mismo fondo musical todo el tiempo que dure determinado texto. En algunos casos puede ser posible, pero en otros no. Puede llegar a causar cansancio y demostrar, incluso, poco vuelo artístico. Un ejemplo positivo puede ser que se utilice el fondo musical exclusivamente en aquellos segmentos de alta emotividad o «picos emocionales».

Otro vicio muy frecuente que llega a lesionar significativamente las funciones educativa y cultural que debe asumir la radio, es el uso indiscriminado de la música, en función de intereses personales o de grupo.

Todo el que practica este vicio se ampara o enmascara en que, por ejemplo, «es la que le gusta a los jóvenes». Olímpicamente se incurre en una deficiencia garrafal. ¿quién lo habrá autorizado a utilizar su criterio para crear en la juventud el hábito musical que él entiende como el mejor? ¿es que los jóvenes simplemente, porque lo son, están incapacitados para disfrutar lo más selecto de la música universal? ¿no pueden disfrutar de Bethoven, de Mozart, de Chopin y por qué? Cuando en múltiples ocasiones he insistido en esta última pregunta, jamás he recibido una respuesta debidamente argumentada, porque sencillamente no existen argumentos para defender ese vicio de algunos. En definitiva se trata de una evidente subestimación a la inteligencia, sensibilidad y talento juveniles.

Finalmente, y antes de pasar a brindarles algunas definiciones de la música que he aprovechado –porque no soy musicólogo- de un documento emitido por la Dirección de Música del organismo ICRT, quiero informarles de la existencia de una Política Musical en cuya elaboración, participaron en su momento factores del Ministerio de Cultura y también fue avalada por el propio Partido. En este caso solo quiero referirme a su elemento cuantitativo, en el que se establece un 70% de música cubana y el 30% extranjera, magnitudes también sujetas a posibles variaciones que, como excepción, establece. En general, siempre se han apreciado opiniones diversas de los realizadores, unos proponiendo otros por cientos, y hasta algunos que han llegado a negar la propia existencia de tal Política. Por mi parte, e independientemente de si deben ser más o menos por cientos, abrazo la idea de defender con la mayor decisión nuestra maravillosa música cubana, reconocida por pertenecer a uno de los países considerados potencia de la música.

Ahora, invito a que aprecien algunas definiciones acerca de tan valioso e insustituible elemento de la radio.( Ref: Tomadas del documento «Breve reseña sobre la historia de la música» de la Dirección de Música del ICRT. 1988)

La música es el arte de combinar los sonidos de la voz humana, de instrumentos o de unos y otros a la vez, que deleite al escucharlos y que conmueva a lo que es principio de la vida humana: el ánimo.

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