No es la primera vez que lo cuento, pero no es posible escapar a una historia de cuando se tuvo 20, al encuentro, a esa entrevista que uno quiere guardarse para siempre.
¡Ay!, Elena, Doña Elena, Señora Sentimiento, Señorísima. Nada es igual sin ti. Recuerdo aquella tarde en el Claqueta Bar, cuando cantabas, digo exprimías, el tema Pido permiso, y ya exultante pediste un trago. Acerqué mi vaso, fui el escogido, me encontré un beso de agradecimiento y…. justo chocó un labio contra otro. ¿Pura casualidad, feliz coincidencia? Eso ya poco importa, pero ese día me besó una reina.
La entrevisté mucho después. La prensa escrita se hizo eco del diálogo, hasta que la radio puso otra dimensión a la historia. Sus confesiones siempre me acompañan. Ya andaba enferma, pero seguía de pie, como el tema de Olga Navarro. “Mi aspiración es cantar, siempre cantar, no dejar de cantar por nada”, me confesó.
Romana Elena Burgués González, que tal era su nombre oficial, evaporó por el camino aquel Romana y halló un Burke más eufónico. Por sus recuerdos desfilaron Aida Diestro, Alberto Vera, el tema Amigas, sus vistas a México, su apuesta irreversible por el bolero,: “Tiene su tragedia y su romance. Destrona todos los ritmos, todas las músicas. Donde no hay un bolero, no hay nada”.
Me cantó un temazo en un momento difícil, me lo dedicó en el mismísimo cine Cuba de la calle Enramadas, en Santiago de Cuba: “qué difícil es olvidar un amor / y qué fácil es decir, olvídalo”. Estiraba a su antojo la palabra, la paladeaba, se enseñoreaba en las frases.
Esta crónica, estrenada en la sección “Pensar la cultura” de la revista Así de Radio Rebelde, tiene de todo eso; pero la motivó un hecho triste. Una tarde escuchaba música con unos amigos, más jóvenes que yo, y le propuse a Elena Burke. No sabían quién era. Alcé mi vaso, como hice una vez con ella y empecé a contarles.
¿Cuánta responsabilidad nos va en la preservación de la memoria? ¿Cuánto nos duele? ¿Acaso nuestros artistas no son pedazos de nosotros mismos?
- Escucha: “ELENA BURKE, Pido permiso” / Texto y voz: Reinaldo Cedeño / Musicalización: Jailer Cañizares