La narración deportiva es una gran puesta. Se han de conocer a los protagonistas y al resto de los actores, desentrañar su sicología. El terreno es el escenario. La trama se va trenzando en los próximos minutos. Golpe a golpe, tanto a tanto, con fe y sentido de la verdad. A lo Stanislavski, a lo Izquierdo.
Desde aquellas narraciones para una serie provincial de béisbol, a puro gusto, a pura bomba; desde un evento internacional de voleibol en la ciudad deportiva capitalina, desde el micrófono de estreno en la COCO, han pasado 33 años. Han pasado seis Juegos Olímpicos, siete Panamericanos, cuatro Centroamericanos y del Caribe, varios mundiales de boxeo, de voleibol…
… Y Luisito sigue indemne, inmarchitable, “con la pasión de los quijotes”, afirma Lilian Cid, la chica de Deporcuba. “Con él, es muy fácil encender la sonrisa”, confiesa Magdiel Pérez, el conductor de Haciendo Radio. “Posee un poder descriptivo impresionante, el uno en Cuba. Es un todo terreno”, escribe el periodista Raúl Rodríguez.
Ha narrado victorias épicas y derrotas inesperadas, desde cualquier parte del mundo, a cualquier hora. Arañando la luna, net por medio, cuando las Morenas del Caribe competían en la tierra del sol naciente. Luis Izquierdo, el niño de Arroyo Naranjo, el hijo de Gisela, era (es) capaz de desvelar a Cuba.
RADIAciones quiere regalarles dos experiencias vividas por él, contadas por él, como parte del equipo deportivo de Radio Rebelde. Luis Alberto Izquierdo Valdés ha sido harto generoso. Dos escenarios distantes, dos situaciones diferentes, al borde de las lágrimas, al borde de lo insólito…
SYDNEY 2000: “Y ahí mismo… me quebré” / Luis Alberto Izquierdo
El equipo cubano de voleibol era el favorito para convertirse en el primero con tres títulos olímpicos consecutivos. Le había ganado una gran semifinal a Brasil. Por el oro enfrentaban a Rusia y todos esperábamos la victoria. Era una hazaña. Las rusas ganan el primer set. Pensamos en la recuperación para el segundo y no sucedió: volvieron a ganar las europeas. Ahí el estado de ánimo nos cambió totalmente… y seguro se reflejó en la narración.
Estábamos preparados para disfrutar un gran triunfo de Eugenio y sus muchachas, y después de dos sets parecía que no se lograría. Sin embargo, las cubanas cambiaron radicalmente y ganaron el tercero, eso nos animó un poco; luego, triunfaron en el cuarto y renació la esperanza. En el quinto, ya solo había un equipo en la cancha.
Se logró el objetivo, fue la única vez que me emocioné luego de terminado un partido y fue un honor formar parte, de alguna manera, de ese resultado que no se ha repetido. Bajé corriendo desde las gradas a buscar a algunas muchachas para la entrevista. Las dejé con mi compañero y bajé a saludar al resto. Abracé al masajista, amigo mío, y ahí mismo, como dicen los españoles… me quebré.
… EL CANAL DE LAS SORPRESAS …..
Desde el 2002, Radio Rebelde le dio cobertura, un año a la Olimpiada del Deporte Cubano, y al siguiente, a los Juegos del ALBA. Las primeras transmisiones fueron las competencias de remo y canotaje en la presa La Coronela, en Caimito. Siempre nos situamos en la meta, a la altura de un tercer piso y a una distancia de dos mil metros de la salida…
A esa distancia, es imposible ver lo que está ocurriendo en los primeros mil metros. Nos enteramos de la partida por la comunicación entre los organizadores. Al llegar, nos entregaban el orden de la competencia. En la cuarta o quinta regata, el compañero que estaba conmigo, comienza a describir el evento femenino planificado en el programa.
Como sucedía siempre ―sin tener visión alguna de los que estaba ocurriendo―, se dieron los nombres de las muchachas y de la ubicación de sus embarcaciones y otros elementos para que adornaran esos minutos.
A la mitad de la competencia, a los mil metros, me toca continuar con la narración. Pero, cuando ya están a una distancia donde se pueden apreciar los botes, comienzo a distinguir que las figuras eran muy corpulentas, que no hay nadie con el cabello largo, y es entonces que me doy cuenta que hemos estado narrando…. una competencia masculina que adelantaron los organizadores.
En ese momento, solo piensas en el desastre que se ha convertido la narración y el malestar se apodera de uno. Tomé la decisión de cerrar el micrófono, entraron los compañeros en cabina…
La siguiente prueba, sí fue la femenina y cuando terminó, pedimos nuevamente la señal. Informamos el resultado de los dos eventos y quedó como una interrupción de la línea, lo que disminuyó un poco el gran malestar de la situación.
Nuestras próximas RADIAciones van al encuentro de la narración dramatizada… ¿un lugar solo para hombres?