Conmociona la vida de los hombres grandes. Llevó la reforma de la enseñanza hasta el pináculo de su época, insufló en sus alumnos el ardor por la tierra que los vio nacer y sajó en el pensamiento de tal forma, que no encontró otro camino para Cuba que el de la independencia del yugo español.
Muchos años ante de La Demajagua, Varela daba un campanazo a la conciencia cubana, y si tal claridad le ganó tres décadas de exilio, desde allí supo legarnos artículos que aún nos tocan.
La historia nunca queda demasiado lejos, ni siquiera aquellas vivencias o personalidades que nos precedieron siglos ha. Siempre hay un hilo que los conecta con el presente. Y la radio, inmersa en la historia del día a día, es la encargada de recordar, de conmemorar, de atrapar esas trascendencias.
Siempre me he preguntado sobre la mejor manera de transmitir las ideas de una época o de aquilatar determinadas circunstancias ―muchas veces complejas― en un reporte radial que presupone síntesis y comunicación. Esa síntesis requiero estudios, lecturas y consultas para no convertirnos en repetidores de fechas y frases.
La historia no hay que recitarla, hay que contarla
La historia no hay que recitarla, hay que contarla. No se trata de un informe, sino de una revisitación. La música ha de ser protagonista y no simple acompañante de fondo. Suele acudirse a la crónica, ―es el ejemplo que traigo― pero esta ha de bordarse. No a las frases hechas ni los vocablos dulzones, sí a los latidos y a la atmósfera.
Volvamos a Varela. Siempre me he detenido ante sus retratos, ante los hábitos, sujetos más por el espíritu que por su anatomía. Ante su rostro enjuto, adusto, con los pequeños lentes que revelan una mirada escrutadora.
Los apremios a veces nos hurtan los detalles, tan importantes en un relato radial, detalles de corte humano que han de trenzarse con nuevas aristas. Así emerge una nueva oportunidad a lo que parecía ya sabido, se rescata a la figura histórica de la “fatiga mediática”, de “conmemoración obligada” y de la “pátina del tiempo”.
Un ser humano siempre es capaz de tocar a otro ser humano. No importa si solo disponemos de tres minutos, lo importante es que esos tres minutos rindan, lo importante es que estén dotados de autoridad y de imaginación. La historia no es materia solo para historiadores, la radio tiene mucho que decir.
- ESCUCHA: Tributo a Félix Varela/ Texto y voz: Reinaldo Cedeño / Musicalización: Jailer Cañizares