Verso y música campesina desde la radio: Adolfo Alfonso

Adolfo Alfonso, nació el 8 de julio de 1924 en Melena del Sur (hoy provincia Mayabeque, entonces La Habana) Era muy pequeño cuando su familia se mudó a Güines en la misma provincia y en 1932 a la capital). Tenía 87 años de edad, cuando víctima de una afección cardiorespiratoria, falleció en la mañana del 23 de enero de 2012 en La Habana.

Ya contaba en su palmarés el Premio Nacional de Música en 2004. Adolfo Alfonso fue un artista popular, y carismático. Amó y defendió la décima repentizada, expresión surgida siglos atrás en España y que aquí se cubanizó, valorado como un decimista “nato y neto”.

Tuvo que realizar disímiles labores antes de consagrarse como artista. Al aprender tanto con la controversia entre el bando azul y tricolor, supo “que había nacido para la décima cubana, para la improvisación”.

En 1936, con apenas 12 años de edad, se interesó por la décima, que escuchaba en programas radiales. Inició su carrera profesional a los 14 años cuando confiesa que le encantaba (y siempre le encantó) cualquier tipo de música, al principio mucho la argentina, el tango, sobre todo, y ya cantaba los de moda, y como él mismo aseguraba parece que no lo hacía mal, porque la gente lo aplaudía.

Adolfito desde jovencito llevaba dentro el ansia de la improvisación, y a la letra de los tangos, por ejemplo, siempre le improvisaba algo. A los 16 años, sin embargo, cambió radicalmente de género musical al escuchar una controversia entre Angelito Valiente y el Indio Naborí, a quien consideró el padre de la décima en Cuba. Fue entonces que halló su verdadera vocación en la décima, la guajira y el son montuno.

Así contaba de su entrada en la Radio:

Llegué a la radio gracias fundamentalmente a la suerte, por algunos conocidos vinculados con algunas emisoras y tuve aceptación desde que me presenté en un programa para complacer a los oyentes que dirigía Antonio Camino, repentista del bando azul; quién se congratulaba por trabajar en varias emisoras y programas a la vez.

Ya en 1939, en la emisora CMBF Radio, comenzó oficialmente su carrera como decimista. Poco tiempo después pasó a trabajar en La Mil Diez, en un programa auspiciado por la firma cigarrera Partagás y dirigido por Justo Vega, verdaderamente estelar, con un elenco magnífico, “de primera”, entre otros, Benny Moré, quien cantaba la apertura de un cuento guajiro que escribía el propio Justo. También trabajó en CMQ y en Unión Radio, y en la televisión, en el programa El Guateque de Apolonio trasmitido por Telemando canal 2, donde tuvo el privilegio de compartir el set por poco más de un año con Jesús Orta Ruiz, “el Indio Naborí”, quien interpretaba a Liborito y Adolfo a Manengue, personajes que criticaban fuertemente la dictadura batistiana,  por lo que les clausuraron el programa y la policía fue a buscarlos a todos.

Como a otros intérpretes de la música campesina desde ese instante, la radio para Adolfo Alfonso fue uno de los principales divulgadores: a las emisoras citadas, añadamos COCO Radio, Radio Mambí, Cadena Habana, Radio Progreso… En Radio Mambí y Mil Diez vuelve a alternar con el gran Justo Vega en el espacio Guateque de Partagás, actuando con artistas tan notables como el Conjunto Baconao, de Miguel Matamoros, en la época en que cantaban Benny Moré y María Luisa Casas “La Mariposa”, e iniciaban Merceditas Valdés, Celia Cruz y Ana Gloria Varona, que sería famosa mamboleta, y se afamaban los repentistas Pedro Guerra, Pedro Lastra, Chanito Isidrón, Fortún del Sol, “El Colorín”, Nena Cruz “La Calandria,” Orlando Vasallo y Miguel Alfonso Pozo, el polémico “Clavelito.” Junto a otros prestigiosos improvisadores como Angelito Valiente, Bernardo Vega, Pedro Guerra, el gran laudista e improvisador Alejandro Aguilar y el famoso dúo de Celina y Reutilio. Actuó en el estelarísimo programa Los cantores Ariguanabo por Unión Radio y después por Radio Progreso.

En octubre de 1962 estuvo entre los fundadores del ya legendario y aun vigente programa de televisión Palmas y Cañas, donde compartió con los cantantes Ramón Veloz, Coralia Fernández, el dúo Celina y Reutilio,  Radeúnda Lima y su hermano el excelente laudista Raúl Lima, Angelito Valiente, Justo Vega, Jesús Orta Ruiz, entre otros muchos; y donde fue más de 25 años, figura principal pareja artística de su eterno amigo Justo Vega, notoria por su musicalidad y variedad en las tonadas y riqueza poética, caracterizada por la controversia seria y cabal del primero y jocosa y satírica del segundo, quien finalizaba fuera de sí, y a quien reconocía deber todo lo que había logrado en este género de la música cubana, su “maestro en todos los sentidos de la vida”

Al testimoniar sobre la figura de Justo Vega, enfatizó:

Me enseñó todo cuanto sé ahora (…) gran poeta (…) recuerdo tan infinito (…) hombre excelentísimo en toda la extensión de la palabra (…) poeta magnífico (…) muy dedicado a su trabajo (…) talento y una personalidad increíble (…) símbolo de admiración, de cariño y de respeto. Extraño a Justo como se puede extrañar a un padre, a un hermano o a un hijo. Porque todas esas cosas reunidas era Justo Vega para mí (…) hombre extraordinario, muy valioso”, que no se puede obviar al escribir sobre la décima en Cuba, por sus grandes aportes. Sus interminables discusiones en los medios era parte del trabajo que tanto atraía al público, aunque Justo no era de bromear, pero aprovechaban cualquier oportunidad para complacer, y a veces se disgustó realmente, pero nunca afectó ser amigo inseparable, respetado total y absolutamente por todo el pueblo.

Adolfo Alfonso y su inseparable compañero de controversia Justo VegaCon la muerte de Justo, quien tanto llenó su vida y ya con avanzada edad, no intentó otra pareja de controversias: le pareció insustituible, aunque ocasionalmente hizo pareja para la televisión con el talentoso decimista Emiliano Sardiñas, aun sin la gran afinidad como con Justo; en términos beisboleros lo llamó short stop y segunda: solo de mirarse sabían qué harían.

Entre otras muchas y significativas condecoraciones nacionales e internacionales, recibió la Réplica del Machete de Maceo, las medallas Antero Regalado (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños), Marcos Martí y Raúl Gómez García, la Orden Félix Varelade 1er. grado, la Distinción por la Cultura Nacional, y reconocimientos del Ayuntamiento de Tijarafe (Islas Canarias) por su labor en el curso de Descubrimiento y Perfeccionamiento del punto cubano.

Por su peculiar interpretación de la música campesina, su jocosidad y nivel de improvisación en las controversias, Adolfo ganó la simpatía y respeto del público cubano y de otros países; y enseñó: «No hay que ser campesino, sino gustarle el género y poder expresarlo»

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