Procede de la ciudad de Ciego de Ávila, pero su niñez, hasta la edad de cinco años, transcurrió en el caserío rural Ruspoli, en Ceballos.
«Hija de campesinos, de una familia muy humilde. Siempre teníamos un radio en sintonía. Ya adolescente, estudiaba gimnasia artística femenina en Camagüey. Visitaba con frecuencia a mi hermana en Santa Cruz del Sur. Muy joven me casé con Reynaldo Rodríguez Benito. A finales de 1969 vine a residir a ese poblado de pescadores.
»Fungí como maestra de tercer grado en la escuela primaria Antonio Maceo, sin aun cumplir los 15 años de edad. Mi esposo y yo trabajamos, de forma voluntaria, un curso entero para celebrar nuestro matrimonio. Me gustó mucho ser maestra».
En septiembre de 1971 conocí a Adelfa. Se desempeñaba como locutora en Radio Santa Cruz. Era una adolescente.
«No había cumplido los 16 años cuando la Unión de Jóvenes Comunistas convocó a jóvenes con aptitudes artísticas para comenzar a laborar en la naciente Radio Santa Cruz, que yo nunca había escuchado. Estaba recién parida de una niña, nacida en enero de 1971. Mi esposo se encontraba en el Servicio Militar Obligatorio. Constituía una gran oportunidad.
»Siempre me gustó el arte. Desde niña hacia comedia, leía poesía, bailaba en la escuela. El anuncio me llamó la atención.
»Ni siquiera sabía dónde estaba ubicada la emisora. Me presenté a las pruebas. Era la primera vez que entraba a un estudio de grabación. Estaba muy nerviosa. Nunca había tenido un disco en mis manos, ni siquiera sabía definir para qué servía. No tenía experiencia de la radio. ¡Ni de la vida!
»Un grupo de jóvenes estábamos en espera de la prueba de locución y tropiezo con un ventilador, con el cual se refrescaba el equipo de transmisión de la radio. Me regañaron alarmados.
»Me sobrepuse a los temores y entré a la cabina.
»– Siéntate ahí y lee el periódico –me indicaron.
»Cuando leí el fragmento del periódico que me correspondía me dijeron:
»– Ahí te quedas. Ese es tu puesto de trabajo.
»No sabía qué hacer, porque no tenía experiencia de nada…