Reinaldo Cedeño recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural

Desde el Salón de los Espejos del Gobierno Provincial, las máximas autoridades del territorio, personalidades de la cultura y colegas del agasajado se enlazaron, vía Streaming Cuba, con La Habana, para conocer el dictamen del jurado que, presidido por el experimentado Pedro de la Hoz, confirió la distinción a Cedeño.

Alpidio Alonso, ministro de Cultura, resaltó en su intervención la sagacidad y destreza profesional del homenajeado para abordar la realidad cultural del país y convertir un acontecimiento, por minúsculo que les parezca a algunos, en un hecho extraordinario.

El titular subrayó cómo Reinaldo Cedeño defiende la voluntad de creación artística, sin que ello melle la agudeza de su crítica, tan necesaria ante determinados fenómenos, en un contexto de asedio permanente a los valores culturales de la nación.

Aludió a la justeza del premio, en tanto no discrimina a quienes realizan ese tipo de periodismo en las diferentes partes del país, lo cual ratifica una de las certezas del Profe, como también le llaman en el gremio, porque él cree en las jerarquías, no en las geografías.

Con una vasta producción periodística y literaria dentro y fuera de fronteras, Cedeño apuesta e insiste en hacer periodismo en y desde su ciudad natal, una tierra que descubre cada día y cuenta en sus crónicas. 

Galardonado en múltiples ocasiones, en Reinaldo continúa intacta la modestia y curiosidad con la que pisó por primera vez el periódico Venceremos, en 1991, dirigido en aquella época por la periodista Martha Cabrales, actual corresponsal de Prensa Latina en Santiago de Cuba.

Precisamente, dedicó el premio a Cabrales y al matrimonio de actores Nancy Campos y Dagoberto Gaínza.

Aprovechó para aplaudir con el «José Antonio Fernández de Castro» al resto de los periodistas santiagueros que, a pesar de la austeridad, comentan y escriben la página de la vida cotidiana, un empeño retador, según sus palabras.

Reinaldo Cedeño, el periodista de prensa escrita, radio, televisión e Internet, sobresale por su inteligencia, preparación y dominio profundo de la cultura de la localidad, la cual protege a capa y espada y con la vehemencia de un Quijote, de ahí que la Casa del Caribe promoviera su nominación para este galardón.

Orlando Vergés, director de la institución, significó su periodismo humano -urgente y necesario- en medio de tanta hojarasca y vacíos comunicacionales, además de sus colaboraciones en publicaciones impresas y radiales que sellan una hoja de servicio en defensa de lo auténtico.

En la jornada también se entregó la condición de Proeza Laboral a la productora audiovisual Lía Videos, en reconocimiento a su meritorio trabajo en la promoción del quehacer de los artistas cubanos durante el 2020, lapso caracterizado por la pandemia de COVID-19.

(Palabras de agradecimiento al recibir el Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro por la obra de la vida/ Salón de los Espejos, Gobierno Provincial, Santiago de Cuba, 23 de marzo de 2021)
 
Caridad Pineda Anglada fue una maestra que un día me enseñó a dar gracias, a no cansarme de darlas. A eso vengo, a agradecer. A agradecer doblemente en estos tiempos difíciles.
A la Casa del Caribe y a su director Orlando Vergés, por la confianza, por la generosidad de auspiciar nuestra candidatura para un premio de semejante rigor. Al jurado de prestigiosas personalidades que han enviado seguramente con este reconocimiento, un abrazo a Santiago de Cuba, a la cultura que se forja en cualquier parte de este hermoso archipiélago donde no nos cansamos de soñar.
Gracias a los que me abrieron las puertas, sobre todo en los inicios, cuando uno tiene tanto que demostrar, tanto que demostrarse. A mis colegas periodistas, por el privilegio de escribir junto a ellos, en medio de la austeridad, las páginas de la novela cotidiana.
A la radio, tantas veces seductora, tantas veces imbatible.
A los que siguen iluminándonos con su arte, por ese aprendizaje perpetuo que significa desentrañar el diálogo de una subjetividad frente a la otra, por el reto formidable que constituye ir del movimiento al papel, de la entrevista a la inmersión, del trazo a la imagen, del gesto a la voz, de la historia al sonido.
Gracias a ustedes que han decidido acompañarnos hoy.
La cultura no es un entretenimiento, es un estremecimiento. La cultura es un espíritu, una flama. No vamos a la cultura, vivimos inexorablemente dentro de ella. Siempre asumí el periodismo ―especialmente el cultural―, no como un elemento sucedáneo,como la contemplación de un espectador; sino como parte misma del proceso de creación, que la presupone, la expande y la revigoriza.
Aquí hay gente querida, queridísima a la que vuelvo a agradecer; mas permítaseme singularizar la dedicatoria de este reconocimiento. Tengo la seguridad de que ustedes también la compartirán. Quiero dedicarlo a mi colega Martha Cabrales Arias gran dama del periodismo cubano. Ella tuvo paciencia, tuvo tacto con aquel imberbe periodista que en pleno período especial arribó un día al periódico Venceremos de Guantánamo hace ya treinta años ―increíblemente, treinta años―, y quiso hablar de ópera, sin haber descubierto todavía la sinfonía de las montañas.
Y me van a permitir dedicar también este Premio de Periodismo Cultural que lleva el nombre ilustre de José Antonio Fernández de Castro, a dos amigos. A dos artistas que cuando muchos ya abandonan, ellos siguen, tenazmente, corajudamente sobre las tablas; tejiendo su leyenda, envolviéndonos en ella. A los dos viejos pánicos, al apóstol Santiago y a su escudera, a Nancy Campos y a Dagoberto Gaínza.
La patria, antes de serlo en el afecto más raigal, es ese pedazo del barrio que asoma bajo el sol, con sus tradiciones, con su gente. Identidad es independencia. Bajo esos conceptos nos hemos cobijado para dar voz y aliento a la creación, sin importar la plataforma mediática que usemos, sin reparar si se trata de la personalidad más encumbrada o del proyecto más modesto. Nos falta tanto por hacer.
Hemos apostado a tocar el país, el alma de un país, desde la profunda heredad espiritual que impregna este suelo donde nació Heredia, la tierra sagrada donde reposa Martí. Eso sí, sin fatuidades, sin chovinismos. Importan las jerarquías, no las geografías.
Gracias. Muchísimas gracias.

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