La flor sonora de la capital

Una ciudad coqueta, y a ratos altanera, decidió un día poblar con plantas radiales su geografía, para amplificar los misterios de su sonoridad musical. En ese vaivén fundacional, dos emisoras identificadas con las enigmáticas siglas CMCH y CMCX, se hibridaron, con el propósito de armar una gran cadena que les permitiese captar mayores audiencias. Los anales apuntan el 11 de noviembre de 1940 como fecha del alumbramiento y para el bautismo se escogió un nombre que expresara todos los sueños en tres palabras: Radio Cadena Habana. . Cuatro años más tarde, la emisora era propiedad de un comerciante español, que transformó su programación y privilegió la música española. En ese entonces, también permutó de sobrenombre por el de ʺonda musical españolaʺ. Al rebasar el ecuador de la centuria, la emisora encontró otros derroteros y después de ciertos reacomodos transformó su perfil, para transitar por los predios de la música popular cubana. En ese entonces se comenzó a hablar de “la emisora musical de Cuba”. Haciendo justicia a su sobrenombre, la empresa radial acunó a estrellas nacientes, como el caso de Omara Portuondo y consolidó a figuras y agrupaciones consolidadas de la escena musical cubana. La flor sonora de la capital cubana no se mantuvo al margen de los latidos patrióticos del corazón insular; fueron los momentos de servir de tribuna proselitista al joven Fidel Castro, el último día de septiembre de 1947; vivir el instante álgido de estampar en acetato el himno glorioso del 26 de Julio o entrevistar al líder de los moncadistas a orillas del mar, tras su excarcelación en 1955. La emisora musical de Cuba, casi dos décadas después del triunfo revolucionario, cuando se adoptó en el país de una nueva configuración político-administrativa, se convirtió en planta matriz de la cadena provincial de la radio, en la …

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