La epopeya del Granma, o el baluarte de la defensa nacional

Hay tanto de simbólico en aquel amanecer memorable en el que un desembarco azaroso se convirtió en una epopeya de arrojo juvenil, que la historia nos convoca, cada año, a rememorar la fecha del 2 de diciembre de 1956 como uno de los referentes ineludibles en los que se sustenta la épica resistencia del pueblo cubano. Cómo no estremecerse entonces al repasar el tortuoso camino –entre mangles, ciénaga y tramos espesos de raíces y troncos partidos– que tuvieron que recorrer durante dos horas los 82 expedicionarios del yate Granma, antes de pisar tierra firme con llagas en los pies, heridas en el cuerpo y la amenaza de la aviación enemiga sobre sus cabezas. Cómo no asombrarse ante la voluntad descomunal de aquellos bisoños revolucionarios que, liderados por Fidel, venían decididos a «ser libres o mártires», porque la Patria ultrajada aguardaba, anhelante, otro grito de guerra que volviera a prender la llama libertaria de Céspedes, Maceo, Gómez, Martí y Mella. Cómo no reverenciar a los héroes de aquella gesta, quienes solo tres días después del desembarco tuvieron su bautismo de fuego en Alegría de Pío, con un saldo doloroso de tres combatientes caídos, la fractura de la columna, y la dispersión de los revolucionarios, algunos de los cuales fueron víctimas de la cacería humana desatada por el ejército batistiano. Pero ese revés no quebraría el espíritu de lucha de aquel grupo de incipientes rebeldes, en cuya palabra empeñada estaba la promesa de un futuro posible de independencia y soberanía para Cuba. Cinco Palmas lo reafirmaría luego en aquel reencuentro entrañable entre Fidel y Raúl, marcado por la convicción plena en la victoria, aunque en ese momento solo contaran con ocho hombres y siete fusiles. El líder lo vaticinaría eufórico: ¡Ahora sí ganamos la guerra! Así se comenzó a pintar de verde …

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Inauguran 43 Festival de Cine Latinoamericano de La Habana

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en su edición 43 quedó inaugurado hoy en el capitalino Cine Chaplin, con la proyección del filme Argentina 1985, de Santiago Mitre y las actuaciones de Ricardo Darín y Peter Lanzani. Por: Aylin Herrera Reyes. Fotos: Omara García  La gala de apertura, que contó con la música de X Alfonso, quien interpretó temas clásicos y de su repertorio más reciente, fue ocasión propicia para rendir homenaje al cantautor Pablo Milanés, quien falleció recientemente y cuyo arte puso a disposición del cine cubano. Yumey Besú Bayo, presidente del evento, destacó que el festival ha colocado en estas más de cuatro décadas a diciembre como el mes del séptimo arte en La Habana. Expresó que el certamen, fundado en 1979, superó pandemias como la de COVID- 19 y las limitaciones económicas para difundir y reconocer a las obras cinematográficas que con sus valores artísticos reflejan la identidad latinoamericana. Besú Bayo destacó la oleada de nuevos jóvenes realizadores que enaltecen las esencias de la región, a partir de una mirada inquieta y cuestionadora. Afirmó que la cita propone un cine diferente y renovado que se hace eco del acontecer del continente a través de un arte universal. El presidente del festival comentó que este 2022 hubo una alta cifra de inscripciones, lo cual representó un reto para el Comité Organizador al elegir filmes basados en la calidad y en el respeto a sus creadores. Además, una de las novedades que trae la actual edición del Festival Internacional de Cine de La Habana es la incorporación por primera vez del Premio Arrecife, dedicado a la película que mejor refleje la temática LGBTIQ+. Dijo que ese reconocimiento será la síntesis de la labor que por más de 15 años desarrolló el festival para visibilizar la diversidad sexual mediante …

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