La Protesta de Baraguá, un hecho político trascendental

La Protesta de Baraguá, protagonizada por Antonio Maceo y sus compañeros de lucha el 15 de marzo de 1878, fue un hecho político trascendental por lo valiente, oportuno y firme, pues consolidó el pensamiento revolucionario cubano y reafirmó los objetivos básicos de la rebeldía nacional. Sobre la Protesta de Baraguá, dijo José Martí: «es lo más glorioso de nuestra historia». Los acontecimientos que le sucedieron le dieron la razón al más universal de los cubanos. Al entrevistarse el Mayor General Antonio Maceo con el general español Arsenio Martínez Campos, máxima autoridad colonial en la Isla, le expresó su inconformidad con deponer las armas sin alcanzar la independencia y la eliminación de la esclavitud, dos sagrados propósitos por los que tanto se había luchado, y por los que se derramó tanta sangre en combate. Frente a esa situación se alza el Titán de Bronce y dice no al Pacto del Zanjón. Lo cierto es que aunque no había condiciones para continuar la lucha, lo cual se probó históricamente, se salva la idea, el  concepto y la posición de principios, y deja clara su posición en relación con el pacto del Zanjón, de que no está de acuerdo con lo ocurrido; con eso se abre el camino  para lo que vendría después que es  aquella gigantesca  labor de José Martí y el resto de los patriotas de continuar la lucha en nuevas  circunstancias. Resultó también la respuesta política que volvía a colocar en primer plano los objetivos básicos de la Revolución, contenidos en el Manifiesto del 10 de Octubre y defendidos, durante casi dos lustros de combate, en los campos cubanos. El Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, conocido como Manifiesto del 10 de octubre de 1868, fue un documento redactado por Carlos Manuel de Céspedes, el padre …

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