Clásico cinismo imperial
Algunos animales se revuelcan en sus propios lodos como un hábito consustancial a su existencia. Y lo siguen haciendo toda la vida, a menos que alguien decida, con chorros de agua, lavar tanta impureza. El animal está tan acostumbrado que llega a parecerle lógico ser como es, y por tanto nada le importa el daño que cause a los humanos. Algo parecido –o igual- sucede con el imperio yanqui, porque está totalmente convencido que su sistema es el mejor para la humanidad, desprecia otros, y por tanto, muestra sus garras al que lo contradiga, y lo hace con saña tal que no le importa declarar guerras, usar armas prohibidas, intervenir en golpes de estado o blandos, y un sinfín de atropellos a la dignidad humana.