por La interpretación del tema Juramento, de Miguel Matamoros, por los coros de la ciudad, matizó la despedida al fundador y director durante más de 40 años del Orfeón Santiago, Premio Nacional de Música 2002 y merecedor, entre otros lauros, de la Placa José María Heredia y la Orden Félix Varela.
Los miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), Lázaro Expósito Canto, primer secretario de esa organización política en Santiago de Cuba, y Beatriz Johnson Urrutia, presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, participaron en el homenaje póstumo al prominente artista.
Magalis Sánchez, directora del coro Madrigalista, subrayó entre los aportes de Silva Gaínza su labor como compositor y arreglista para ese formato sonoro, y la fundación del Festival Internacional de Coros, que reúne en la Ciudad Héroe a noveles y experimentados cultores del arte coral de la isla y el mundo.
«Lo conocía desde niña y ha sido un camino largo de aprendizaje, todo lo que sé y pongo en práctica cada día se lo debo a él, y la mejor forma de honrarlo es seguir haciendo buena música coral», señaló Sánchez.
Mientras, el reconocido arreglista Melvin Rodríguez resaltó la calidad humana de Silva Gaínza y su amor hacia el trabajo, cualidades que transmitió a numerosas generaciones de músicos santiagueros, que hoy lloran la partida física del músico.
«Electo me marcó en todo, en mi estilo de cantar, en mi manera de manejar la música popular y clásica, en la forma de conducirme en el ámbito cultural, lo recuerdo como una persona auténtica, con un talento autodidacta», manifestó la destacada vocalista Grisel Gómez.
Ofrendas de Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), del Instituto Cubano de la Música (ICM), de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), y de otras instituciones culturales, llegaron hasta el Ayuntamiento, cuyo portal acogió a una multitud conmovida por el suceso.
El cuerpo de Electo Silva Gaínza será incinerado y las cenizas serán depositadas este miércoles en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, de la capital santiaguera.