Adalberto Álvarez: “Soy un sonero de pura cepa” (+ Fotos y Video)

Adalberto Cecilio Álvarez Sayas nació en La Habana “accidentalmente”; a su madre le sorprendió el parto en la capital. Nació siendo músico, porque el talento es innato en aquellos que están en la cúspide de la música cubana.

Si preguntas por qué el son reafirma con orgullo que es un sonero de pura cepa, pero su mayor satisfacción es cuando hace bailar a su público. “Cuando llegas a un lugar a tocar tu música y ves la pista llena es el momento que más se disfruta. Ver la satisfacción en la cara del bailador, las expresiones y sus movimientos, incluso, observar a aquellas personas que, aunque no bailan, repiten y corean tus canciones, ese es el instante más importante que puede existir en la vida de un músico”.

 ¿Por qué la música? ¿Hay alguien en la familia que ejerza la profesión?

“La música es de herencia familiar. Mi bisabuelo fue director de la Banda Municipal de Camagüey y de ahí se desprendió toda una generación de músicos en esa provincia. El más reciente fue mi padre, quien dirigió dos agrupaciones: el conjunto Avance Juvenil y Los soneros de Camacho, hasta su fallecimiento.

“Mi mamá tocaba el piano y aunque estudió música muy tarde, hizo un esfuerzo grandísimo porque quería entrar al coro profesional de Camagüey. Siendo una persona mayor se puso a estudiar solfeo. Increíble, fue un ejemplo tremendo. Tocaba el piano de oído. Cantaba muy lindo. Se puso a estudiar, hizo las pruebas y entró al Coro Profesional de Camagüey. Mi abuela por parte de madre, que también cantaba muy lindo aunque no ejercía la profesión, era parte del coro de la Iglesia Bautista a la que me llevaba de niño a cantar”.

 ¿Ha existido algún músico en particular que haya sido su paradigma o ejemplo a seguir?

“El mayor ejemplo a seguir, aunque admiré a músicos muy grandes, fue mi padre. Crecí prácticamente en los ensayos y siempre quise ser como él. Siempre. Fueron enseñanzas muy grandes las que recibí; aunque nunca me llevó a una clase de música, bastaba con sus criterios, sus opiniones, con sus gustos, con la música que el escuchaba, para que yo quisiera seguir sus pasos. Fue la influencia más grande que tuve y gracias a él me interesé por la música de grandes soneros de esa época, que eran sus amigos como Miguelito Cuni, Rafael Lay, Richard Egüés”.

Es músico, compositor, arreglista y director de orquesta. ¿Qué prefiere?

“Hay dos cosas que prefiero mucho, indiscutiblemente, una es la composición y la otra es dirigir. La dirección me da la satisfacción de acomodar las cosas que escribo de una manera tal a como las quiero escuchar. Al mismo tiempo, me da la oportunidad de enseñar. He tenido la dicha en las orquestas que he dirigido de poder decir hoy día que he formado a músicos, tanto instrumentistas, como cantantes. Me da satisfacción”.

¿Qué significó Son 14?

“Son 14 fue un sueño hecho realidad. Siempre anhele tener mi propia agrupación. Había dirigido el Conjunto Avance Juvenil de mi papá en Camagüey, una orquesta que había fundado mi papá en el año 48. Pero, quería mi propia agrupación, una a la que yo le buscara el nombre. Había escrito muchos nombres posibles, todos empezaban con Son: Son de Cuba, Son de América, Son del Mundo. La agrupación que yo fuera a tener iba a tener ese nombre incluido en el título. Y soñando y soñando se me dio la oportunidad de tener a Son 14. Fue mi primer hijo musicalmente hablando; una etapa muy exitosa que marcó un momento importante en la música bailable en Cuba. Son 14 fue la agrupación que recogió muchos de los temas más importantes que he escrito en mi vida musical”.

¿Qué significa Camagüey para Adalberto Álvarez?

“Nací en La Habana por accidente. Incluso estoy inscrito en Camagüey. La capital siempre me gustó. Recuerdo que de niño siempre decía con orgullo, sobre todo en Camagüey, que había nacido en La Habana. La Habana es la capital de todos nosotros, pero lo que yo siento por Camagüey es indescriptible: el amor que yo siento por esa ciudad, la nostalgia que siento cuando paso mucho tiempo sin visitarla.

“Cuando estoy en mi casa aquí en La Habana y cierro los ojos, me pongo a pensar en las calles, en mi barrio de Camagüey. He tenido la costumbre de no estar dos o tres meses sin ir a esa provincia. He sido presidente de San Juan Camagüeyano, fui el creador de la Fiesta del Tinajón. He estado trabajando de manera activa en todas las cosas que he podido hacer para ayudar culturalmente a esa ciudad. Camagüey ocupa un lugar muy, muy importante en mi corazón. Camagüey es parte importante en mi vida”.

 ¿Qué rasgos distinguen a la composición musical de Adalberto?

“En mis composiciones musicales siempre he buscado la manera de utilizar un lenguaje universal, que pueda ser entendido en cualquier parte del mundo, aunque quizás en algún momento utilice algún modismo, algo que se usa o se dice aquí en Cuba, dentro del patio.

“Siempre he tratado con respeto las letras, no ser agresivo en las canciones que compongo y tratar de que lleven un mensaje de alegría, o quizás no de alegría, porque un compositor escribe en momentos buenos y malos, pero si siempre cuidando mucho el mensaje y las letras. Eso es fundamental para mí a la hora de escribir”.

¿Cuáles son las claves que ha permitido que Adalberto Álvarez y su Son se mantenga en el gusto popular? ¿Qué distingue a esta orquesta del resto de las que defienden la música popular bailable?

“Creo que una de las cosas que ha permitido que la orquesta se mantenga entre las agrupaciones de preferencia del público ha sido la constancia y el no traicionar los principios que seguimos en cuanto a la música que defendemos, a la música que hacemos. No obstante, si hemos evolucionado a la hora de hacer las orquestaciones, en la forma de interpretar las canciones. Aprendimos mucho en el trascurso del tiempo, sobre todo a trabajar con el público.

“También, hemos tratado de mantener un corte de elegancia y respeto a la hora de presentarnos en los lugares, de conservar un poco esa tradición de músicos que respetan al público a la hora de vestirse y de comportarse en el escenario, a la hora de hacer coros de los que se hacen en los bailes, que a veces no se graban pero que son simpáticos. Siempre cuidamos mucho el mensaje que damos en estas improvisaciones”.

Pese a que han cambiado muchos músicos con el paso de los años, ¿Cómo logra una sintonía y la misma sonoridad?

“Los músicos en las orquestas cambian. Eso es inevitable. Pero creo que la responsabilidad de la sonoridad está en quien escribe y en quien está al frente de la agrupación. Se van los músicos y las obras quedan. Se van los músicos y la gente sigue cantando esas canciones que escribiste cuando estaban otros músicos. Se van los cantantes y quizás alguien diga ‘me gustaba más como lo interpretaba fulano o prefiero como lo hace este muchacho ahora’, pero el resumen de eso y lo importante es que este la obra.

“Un repertorio que se hace clásico es obligatorio tocarlo, porque el público te lo pide más allá de quién esté o de quién no. Cuando dialogaba con Formell hablábamos mucho de las experiencias que habíamos tenido los dos en cuanto a cómo una misma obra había tenido que ser cantada o tocada por otros músicos, porque algunos ya no estaban en las orquestas, pero la gente seguía pidiendo la obra y defendiendo el estilo que tú creaste. Ahí está toda la historia. La obra es lo fundamental”.

¿Cuál es su canción favorita?

“Eso de la canción favorita es difícil. Las canciones son como los hijos. Si le preguntas a un padre cuál es su hijo favorito nunca te va a decir si es este o es el otro. Hay obras que respeto mucho porque tienen una importancia musical. Por ejemplo, ‘Bayamo en coche’ fue una canción que me dio a conocer con Son 14, sin embargo, en ese mismo disco el tema que más se pegó en Venezuela, en Colombia y en Suramérica fue ‘Tal vez vuelvas a llamarme’.

‘El son de la madrugada’ es una de las que más versiones ha tenido. La que más ha perdurado en el tiempo en la preferencia del público es ‘Y que tú quieres que te den’ que es obligado tocarla en todos los bailes en cualquier parte del mundo. Para mí ‘Tu fiel trovador’ es una excelente canción de las que he escrito. Es difícil. Se quieren a todas las canciones como se quieren a todos los hijos».

¿De que manera está presente la cubanía en el son de Adalberto?

“Está presente en la forma en que hablamos, en la que cantamos, en las imágenes que damos en nuestras canciones, en lo que se siente al escuchar una canción de las que escribimos. Inmediatamente te das cuenta de que eso lo escribió un cubano. La cubanía está en poder vivir en este país, escribir desde aquí, la realidad, lo que pasa musicalmente, las cosas en la vida cotidiana, el entorno en que viven nuestros bailadores, nuestro público. Ahí está la cubanía: en el ritmo que imprimimos en las cosas que hacemos”.

Maestro, es considerado el autor musical más versionado, en el ámbito latino en los últimos 40 años. ¿Qué significa que grandes exponentes del género, en Cuba y el mundo, canten sus canciones?

“Indiscutiblemente es un orgullo y una satisfacción muy grande que excelentes músicos de diferentes partes del mundo y de Cuba hayan querido cantar mis canciones y eso reafirma un poco lo que decía al principio en cuanto al lenguaje universal que utilizamos. Agradezco a todas las personas que han hecho una versión de un tema mío. Se agradece por igual, sea grande o no, sea famoso o no, porque ha tenido la delicadeza de pensar en mi obra y es un gesto lindo. Me da satisfacción saber que mi música ha servido para eso”.

¿Qué siente como músico, al saber que la mayoría de sus hijos han elegido esta profesión, de una u otra manera?

“Mis hijos, que son mi vida, han salido músicos porque sencillamente la herencia musical continúa y lo traen en la sangre. Te puedo asegurar que no he inclinado a ninguno de ellos a ser músico. Desde muy pequeños veo la vocación y cuando creo que vale la pena, porque hay talento, intervengo un poco en la forma de orientarlos y guiarlos. Mis hijos son músicos porque son músicos. Me da mucha satisfacción que sean músicos y sobre todo, buenos músicos”.

 ¿Qué le ha regalado la música?

“La música me ha regalado los momentos más lindos de mi vida, y también otros tristes. Esa es la música, te hace reír, te hace bailar o llorar. Cuando perdí a mi madre, a mi padre, la música me hizo llorar muchas veces al escuchar las canciones que cantaba con ellos o las que les gustaban. Entonces, mentalmente me transportaba a Camagüey o acá a La Habana en el periodo que vivió mi madre aquí y recordaba esos momentos. Los menos son los tristes, porque también recuerdo con mucha alegría los momentos en que cantaba a dúo con mi mamá. La música me da mucha alegría al ver una canción mía cantada por muchas personas. La música tiene eso”.

– ¿Qué le ha quitado?

“La música me ha quitado mucho tiempo de dormir, realmente –sonríe- Las musas son tremendas y a veces llegan cuando estás en la mejor parte del sueño y si no te levantas a esa hora y escribes lo que estás pensando, puedes perder la oportunidad de tener algo grande. A lo mejor no, pero quizás por no hacer el sacrificio de despertarte en el momento en que llegó la canción, la inspiración, estás corriendo el riesgo de perder algo que vale la pena”.

 ¿Qué significa ser el Caballero del Son?

“Ser El Caballero del Son es un orgullo y un compromiso. Un Caballero tiene que actuar como tal en todos los momentos, sea del Son o no. Es una distinción que te has ganado por alguien que entendió que eso era un seudónimo que te venía bien. Recuerdo que fue un periodista venezolano. Él puede haber sugerido el seudónimo y el pueblo aceptarlo o no. Es un orgullo que lo hayan hecho y ser el Caballero del Son”.

 

 

 

 

 

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